Jamás imaginé posible un infierno frío, sin llamas abrasadoras, sin ríos de lava ni piedras humeantes. Pero existe.
El infierno, en el más piadoso de los casos, lo imaginaba como el Monte del Fuego Resplandeciente, en medio de las tierras de Mordor, la temida montaña incandescente en cuyas entrañas van a parar el pobre Gollum y el anillo del poder en la extraordinaria producción cinematográfica de El Señor de los Anillos. Jamás imaginé un infierno a 9 grados centígrados, los sufridos por Alajuelense en Foxborough, en la derrota de 4 a 0 ante el New England de la MLS. Pero existe, por lo visto, el frío infernal.
Y si esta vez no le helaba el alma Alajuelense y persistía el “vamos bien” como discurso, el mal del equipo estaría más que evidente.
Alajuelense en frío
Al Alajuelense de Carevic 2024 no terminé de entenderlo.
Su mejor distribuidor de balones en el medio campo empezó el torneo metido entre los zagueros. Cuando por fin tuvo dos “9″, los cabezazos a marco fueron escasos, ayunos, Jonathan Moya y Fernando Lesme, de una variante de juego que aprovechara sus virtudes más allá de pivotear. Un jugador desequilibrante, capaz de abrir cerrojos, al estilo de Carlos Mora, terminaba en la banda derecha cuando más urgía el individualismo en la jugada final. Una promesa que necesita ser rescatada, como Aarón Suárez, pasó inexplicablemente del protagonismo a la grada, y de la grada a la titularidad indiscutible.
El técnico Andrés Carevic tiene sin duda buenas explicaciones tácticas para todo eso y más, pero desde mi escaso entender, esta vez le costó sacar el mayor provecho a sus muchachos.
En frío, sin acaloradas pasiones, estamos ante una Liga avasalladora que no avasalla en el marcador; dominadora que no domina los momentos del juego; ofensiva sin ofender.
Es, quizás, el equipo que más ataque propone en el campeonato nacional, el que más elabora hasta el último cuarto de cancha, con un par de pequeñas deficiencias: no liquida en ofensiva y queda muy vulnerable atrás.
No pocas veces, es víctima de un contraataque. No pocas veces, el centro enemigo cruza su área y encuentra a un rival desmarcado en el segundo palo; en algún lugar de la cancha, quedó congelado su marcador.
Tibio concepto
Aún tengo tibio en mi memoria un concepto repetido por muchos técnicos ganadores: “Los equipos se arman de atrás para adelante”. Alajuelense a veces parece armado de adelante para atrás.
Hoy, más que nunca, necesita ser sólido en defensa, difícil de batir. Lo demás le llegará por añadidura con tanto talento en su plantel.
Cabezas calientes
Aplaudo al dirigente que no toma decisiones impulsivas y precipitadas por el clamor popular. Los aficionados cambiarían de técnico varias veces por temporada y, sospecho, hasta varias veces en un partido. Respeto a la directiva que no discute la continuidad de sus técnicos con la cabeza caliente. En el caso de Alajuelense, sin embargo, ya era inevitable considerarlo incluso con la cabeza fría.
Andrés Carevic, un timonel preparado, trabajador, virtuoso en la rotación de su plantel, con una propuesta ofensiva, ya no contaba con el respaldo de la afición. Eso sería lo de menos si la propuesta de juego contara eternamente con la confianza de los jugadores, pero como todo en la vida, el convencimiento no perdura sin resultados. Eso sería fe ciega. Así, fríamente hablando.