Dice que no tiene ánimo de guerra, pero su primer acto como presidente del Congreso venezolano fue declararla. Tras ser "ungido", Henry Ramos Allup anunció que esperaba acabar con el gobierno de Nicolás Maduro en los próximos seis meses.
Ramos Allup es un opositor de "vieja guardia", formado políticamente en una época en que el partido que hoy encabeza, Acción Democrática (AD), se alternaba en el poder con los socialcristianos de Copei (Comité de Organización Política Electoral Independiente), una época en que Hugo Chávez aún estaba lejos de ser Hugo Chávez.
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Los chavistas se sienten incómodos con él, afirman que Ramos Allup representa a la "burguesía" venezolana, esa que con su pésima gestión y saqueo sistemático de las instituciones convirtió —a finales de los 90— a Hugo Chávez en una especie de mesías para los venezolanos. Sin embargo, sus inquietudes van más allá, el nuevo presidente del Congreso sabe hacer política, política a la venezolana.
Allup conoce a la perfección la receta aplicada por el chavismo para mantenerse en el poder, así que puede combatirla, pero también aplicarla. Es retóricamente irreverente, confrontativo y le gusta el espectáculo. Su toma de posesión, en que anunció la ley de amnistía para liberar presos políticos, tuvo los tres ingredientes.
Además, horas después de su primer discurso decidió ignorar al Tribunal Supremo Constitucional juramentando a tres diputados impugnados y ordenó el retiro de cualquier retrato de Hugo Chávez del Parlamento.
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"No quiero ver un cuadro aquí que no sea el retrato clásico del Libertador (Simón Bolivar). No quiero ver a Chávez o (Nicolás) Maduro, llévense toda esa vaina (cosa) para Miraflores (sede del ejecutivo) o se lo dan al aseo", se le escucha decir en un video.
"¿Por qué nosotros ahora vamos a calarnos el retrato indeseable de Chávez? Si ellos quieren rendirle culto necrológico, muy bien, ¡cada quien adora lo que quiere! Si ellos tienen devoción por Chávez, pues, que le prendan velas", dice en una entrevista con El País de España.
Ramos, de 72 años, tomó relevancia por primera vez a finales de los 80 cuando se opuso públicamente al programa de ajustes económicos del presidente Carlos Andrés Pérez (también de AD), programa que entre sus primeras consecuencias tuvo la ola de disturbios y saqueos conocida como el "Caracazo".
Fue cuatro veces diputado por el Estado Carabobo al Congreso de la República y en el 2000 resultó electo diputado por la circunscripción de Caracas. En 2005, no se presentó como parte de la protesta opositora contra el Consejo Nacional Electoral (CNE), el ente que ejerce de árbitro en las elecciones venezolanas.
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En 2014, tuvo una participación destacada como integrante de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) en los debates que mantuvieron representantes del gobierno venezolano con opositores para buscarle solución a la ola de protestas, encabezadas por los opositores Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López (condenado a 13 años y 9 meses de prisión), que buscaban la salida de Nicolás Maduro del poder.
Resultó electo para la presidencia del Congreso sobre Julio Borges, líder fundador del partido Primero Justicia (PJ), en el que milita Henrique Capriles. Obtuvo 62 votos contra 49 de Borges, cifras que también hacen predecible que la lucha interna dentro del grupo parlamentario de la MUD, con sus 12 partidos y múltiples ideologías, será intensa.
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Los retos son inmesos, pero Allup parece estar listo para enfrentarlos. Al final de cuentas, lleva buena parte de su carrera política preparándose para ponerle cara al chavismo, preparándose para convertirse en el vengador de la oposición, eso sí, un vengador muy a la venezolana. Por: Gustavo Arias Retana