El grupo financiero Mercado de Valores, presentó a inicios del 2023 sus perspectivas económicas en las cuales proyectó para la economía costarricense un escenario de crecimiento de la producción moderado en 2.6%, una inflación que paulatinamente ingresaría en el rango meta del Banco Central de Costa Rica (BCCR) y se ubicaría en 2.6%, además, los buenos resultados fiscales continuarían este año, lo que llevaría a cerrar con un balance primario positivo en 2.8% y una relación deuda/PIB alrededor del 61.6%.
En el primer trimestre del año la coyuntura nacional e internacional ha observado algunos eventos que inciden sobre las perspectivas realizadas.
La coyuntura internacional ofrece un escenario de alta volatilidad. Las recientes caídas de algunos bancos regionales estadounidenses y de Credit Suisse en Europa, pone en una disyuntiva las próximas decisiones de política monetaria que puedan tomar los bancos centrales, principalmente porque entre más se restringen las condiciones crediticias, el efecto que se generaría sobre la demanda agregada sería el mismo que se obtendría con aumentos en las tasas de interés.
Aun así, mientras no se determine cuál va a ser el efecto de esta compresión crediticia los principales bancos centrales del mundo han indicado que continuarían con sus políticas restrictivas –aumentos en las tasas de interés – con el fin de disminuir la inflación.
En ese sentido, este mes de marzo tanto el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) decidieron aumentar sus tasas de política monetaria en 25 p.b., declarando su firme compromiso para reducir la inflación.
Particularmente la economía estadounidense sigue con un mercado laboral bastante resiliente que complica la tarea de la FED. En nuestros modelos predictivos se explica que para ver una disminución significativa de la inflación en ese país es necesario una disminución importante del crecimiento de los salarios, situación que no se percibe a corto plazo.
El resultado hasta ahora de los mercados financieros internacionales ha sido mixto. En los primeros meses los principales índices accionarios reportaron ganancias, sin embargo, en el último mes se han visto afectados por esta incertidumbre acrecentada por la situación bancaria, el alza en las tasas de interés y las probabilidades de recesión.
En el ámbito nacional, con la aprobación de los eurobonos a finales del año anterior, la colocación de la primera emisión está a la vuelta de la esquina, y es que las autoridades gubernamentales se propusieron este primer trimestre como el momento oportuno para salir al mercado.
Con el ingreso de las divisas se pondrá en mejor posición las finanzas públicas, ya que una menor porción de las necesidades de financiamiento del gobierno sería atendida en el mercado local, favoreciendo al Ministerio de Hacienda de endeudarse a rendimientos más altos dadas las condiciones actuales y eventualmente generando menos presiones sobre las tasas de interés internas.
Los buenos resultados tributarios permitieron el alza en la calificación de riesgo otorgada a la deuda externa del país, un escalón por parte de Standard & Poor’s (S&P) hasta B+ y dos escalones por parte de Fitch hasta BB-. A pesar de que implícitamente los mercados financieros ya estaban otorgando esta subida, la formalidad de estas agencias calificadoras son un buen presagio para la emisión de deuda externa costarricense.
La colocación de eurobonos, el robusto ingreso tributario observado durante los últimos meses, con un crecimiento en febrero de 10.4% respecto al año anterior, y la contención del gasto, que sin considerar intereses decreció 0.7% en ese mismo mes, mantienen la perspectiva de un buen resultado primario de las finanzas públicas, lo que conduciría la deuda como razón del Producto Interno Bruto por su senda decreciente iniciada en 2021.
La producción, medida por el Índice Mensual de Actividad Económica, creció a buen ritmo de 4.3% durante enero, sin embargo, se continúa observando dos estructuras productivas muy marcadas que enfrentan coyunturas divergentes; el régimen especial crece sólidamente impulsado por servicios exportables, mientras que el régimen definitivo mantiene tasas de crecimiento muy bajas con algunos sectores en recesión. Desde Mercado de Valores consideramos que la producción sentirá los efectos de una eventual recesión en los mercados internacionales.
En el mercado cambiario sigue el exceso de oferta de dólares, asimismo, los determinantes del tipo de cambio siguen mostrando presiones a la baja. La estacionalidad, característica de este mercado a partir de la segunda quincena de marzo puede traer cierta estabilidad a la divisa, sin embargo, no se plantea un escenario donde se observe un cambio abrupto en la trayectoria de este macroprecio.
Por otra parte, acorde con las proyecciones de Mercado de Valores, la inflación ha cedido de manera importante, acción que hizo que el Banco Central disminuyera su tasa de política monetaria en 50 p.b. durante su última reunión. De acuerdo con nuestro escenario base, estas disminuciones continuarían durante el 2023.
Como ya se indicó en nuestras perspectivas al inicio del año, esperamos que la división de transportes del IPC, que se ve altamente afectada por el precio de los combustibles, reduzca su impacto de manera considerable durante este año en el índice general; por otra parte, los precios en las divisiones de alimentos poco a poco irán mermando su presión.
Las proyecciones económicas pueden verse afectadas si se materializan algunos de los riesgos identificados. Debe ponerse atención al avance de la situación bancaria internacional y el impacto de una posible recesión, asimismo, los aumentos en los precios de materias primas que puedan frenar el avance de la inflación al rango meta. Hemos observado que, en este escenario de alta volatilidad, las noticias que pueden detonar los eventos de riesgo se transmiten rápidamente en el mundo, impulsados diariamente por las redes sociales, por consiguiente, es primordial permanecer al tanto de la coyuntura internacional y buscar en sus asesores de confianza las recomendaciones para afrontar este tipo de eventos.
En términos generales, las condiciones de volatilidad e incertidumbre continúan en el 2023 y se agregan nuevos elementos que acentúan estas dos características, como lo es la situación bancaria en Estados Unidos y Europa, lo que mantiene en vigencia un escenario de recesión de las principales economías del mundo. Esto traería consecuencias a la economía nacional, principalmente por el lado de las exportaciones, moderando el crecimiento económico. Finalmente, la inflación continuaría hacia la meta y las tasas de interés del mercado empezarían a disminuir hacia la segunda mitad del año. Por su parte, los eurobonos favorecerían el flujo de caja del Ministerio de Hacienda, generando menores presiones sobre los mercados de deuda nacionales.