Mientras el crecimiento del PIB es robusto, las empresas del régimen definitivo (las que no están en zonas francas), que representan cerca del 80% de la producción, apenas empiezan a dibujar una tendencia al alza, aunque es lenta y el desempleo sigue siendo alto. Mientras la inflación se encuentra en números negativos y se espera por debajo del rango meta del Banco Central para lo que resta de este 2023, los agentes económicos perciben el costo de la vida más alto. La coyuntura nacional empieza a tener signos disímiles entre lo que muestran los datos y la percepción de la realidad económica.
En la reciente revisión de las perspectivas económicas para la economía nacional e internacional realizada por el Grupo Financiero Mercado de Valores, se presentó un escenario de crecimiento del PIB en 3.9% para Costa Rica, favorecido principalmente por la demanda externa de bienes y servicios, que son producidos mayoritariamente en las empresas de zonas francas. Además, se espera una inflación apenas del 1.1% que estaría algunos meses en cifras negativas. Por su parte, los buenos resultados fiscales continuarían para este segundo semestre, lo que llevaría a cerrar con un balance primario positivo en 2.1% y una relación deuda/PIB alrededor del 60.9%.
Entonces, si la economía crece a cifras mayores que las esperadas en enero, y la dinámica observada en las zonas francas es fuerte, ¿por qué el desempleo sigue tan alto? Lo cierto es que la economía costarricense es dual, presenta un sector que actualmente está creciendo a tasas muy aceleradas por encima del 20% y genera un poco más del 10% del total de empleo. A su vez los sectores asociados al régimen definitivo representan cerca del 80% de la producción, crecen a un ritmo alrededor del 2% y representan aproximadamente el 90% del total de empleo.
La senda del desarrollo por la que se optó en el país desde la década de los 90 propició el crecimiento del régimen especial, con un énfasis en la creación de zonas francas, sin embargo; no se han logrado crear los encadenamientos productivos necesarios con el régimen definitivo, que permita transmitir al resto de la economía los beneficios obtenidos por las empresas ubicadas en el primer régimen y generen una distribución de la riqueza.
Esto no quiere decir que la concepción de las zonas francas en sí mismo sea mala para la economía, sino que debe procurarse la búsqueda de esos encadenamientos a partir de una política pública dirigida a esos objetivos. De no ocurrir, podríamos estar observando un espejismo en las cifras de producción que no necesariamente favorezcan la creación de riqueza y la distribución de esta.
Por su parte, la inflación ya mostró números negativos en junio, y se espera este comportamiento en algunos meses del segundo semestre para que finalmente se ubique por debajo de la meta del Banco Central. Entonces ¿porqué se percibe que el costo de la vida es más alto? Esto sucede porque la inflación mide la variación del nivel de precios entre un año y otro para un periodo específico, pero si, por ejemplo, si medimos el dato acumulado de enero a junio en el 2023 alcanzó un -1.52%, que no compensa lo observado en el mismo periodo del año 2022 que fue de 7.35%.
Además, se ha encontrado que parte del descenso en la inflación está favoreciendo productos que consumen en mayor medida los sectores de ingreso medio y alto, mientras que la canasta básica ha crecido 22% si lo comparamos respecto a junio del 2021 antes del proceso inflacionario.
El otro caso se observa en las cifras del gobierno. Si bien se tenía que dar necesariamente un proceso de ajuste fiscal, el resultado también ha arrojado un debilitamiento de la inversión del Estado, tanto de inversión de capital a través de compras públicas y desarrollo de infraestructura, como de inversión social, a través de programas de vivienda, presupuesto de educación, becas entre otros. Ahora el gobierno deberá gestionar los reclamos de algunos sectores que se están viendo afectados por la dinámica del gasto, lo que implicará discutir la asignación de partidas presupuestarias en lo que se considere más urgente; esto de hecho, es uno de los riesgos que podrían modificar el escenario base de proyección presentado por Mercado de Valores.
Lo expuesto apunta a que, a pesar de los buenos resultados de los indicadores macroeconómicos, la desagregación de los datos nos muestra que existen retos importantes para favorecer un impacto más generalizado sobre toda la economía, esto no le quita mérito a las cosas que se estén haciendo bien, sino que pone retos a las políticas de desarrollo económico.
Si nos comparamos con la coyuntura internacional, podríamos contraponer los datos ya descritos contra países cuya inflación todavía sigue alta y con probabilidades de recesión económica para el próximo semestre. Incluso al compararse con nuestros pares latinoamericanos las proyecciones de crecimiento económico son mayores en un contexto de inflación más baja y con estimaciones de tasas de interés menores para nuestro país.
Es un buen momento para que la toma de decisiones a nivel político propicie una economía más integral que favorezca un desarrollo equitativo para todos los sectores.