En esta época tan peculiar, un grupo de corredores trail motivó una carrera igual de peculiar. El objetivo: recolectar víveres para los más afectados por la pandemia del nuevo coronavirus y hacer un experimento: ¿hasta cuántas vueltas se pueden aguantar en un circuito corto.
Felipe Guardia y Ariel Mora, los organizadores del evento, lanzaron el reto: cada “cabra” tenía que elegir un circuito de 6.7 km cerca de su casa, recorrerla en menos de una hora y lo que sobraba de la hora se podía usaren hidratación, alimentación y descanso, pero lo más interesante de la carrera es que tenía que repetir esto una y otra vez. La competencia sería fiscalizada de una manera muy sencilla: cada corredor compartiría su recorrido a través de su cuenta en Strava; así los jueces verían quiénes seguían compitiendo durante las horas que tomara el evento. El ganador sería el último quedara en pie.
Ya que todos iban a correr dentro de sus comunidades, ¿por qué no aprovechar el evento para ayudar? Días antes de la competencia, cada participante anunció en sus redes con vecinos cercanos que iba a correr en loops y que si deseaban dejar víveres nos perecederos para los afectados por la pandemia, los estarían recibiendo en puntos específicos. La idea fue un éxito.
¿Por qué cabras?
Los que corremos distancias largas sabemos que muchas veces lo que nos lleva a completar un entrenamiento o una competencia es lo cabezones que somos, cuando algo se nos mete en la cabeza, no hay vuelta que darle: cumplimos la tarea hasta que las fuerzas nos abandonen o a veces vamos un poco más allá. Entonces ¿qué mejor que una cabra testaruda representando a estos corredores que iban a dar vueltas por sus comunidades?
Me enteré de quiénes estarían en esta competencia a través de redes sociales: Andrés Rivera, Ligia Madrigal, Michael Nuñez, Felipe Guardia, Ariel Mora… y muchos amigos más. El evento fue una especie de experimento social, porque oficialmente no se anunció; se difundió "de boca en boca”, no hubo anuncios publicitarios, ni comunicados de prensa: las redes sociales hicieron los suyo.
El sábado 25 de abril empezó como un día normal: pero no lo era para 41 corredores, quienes conectados a ZOOM y a Strava registraban sus vueltas desde las 7:00 a.m.; la carrera se transmitió entera (16 horas) en streaming.
Hablé con el ganador de la carrera, Felipe Guardia que sumó 16 vueltas (más de 107 km). Más allá del triunfo, lo que él rescata es la ayuda que pudo recaudar para ayudar. Pienso que esa fue la palabra que motivó a más de una cabra a mantenerse corriendo más allá de las 6 vueltas: ayudar. Me contó de vecinos que no lo conocían, quienes salían de su casa a animarlo al enterarse de que estaba corriendo para recolectar víveres y que mucho llegaron a su casa a dejar sus donativos.
El segundo último en quedar en pie fue Andrés Rivera, el reconocido deportista que cruzó el país “De Frontera a Frontera” para crear conciencia del abuso infantil y acostumbrado a mantenerse compitiendo en espacios reducidos, contó 15 vueltas de 6.5km (tomando en cuenta que su loop medía 700 m, ¿se imaginan cuántas veces pasó por el mismo lugar?).
Hayyyayyaaay....
Posted by Andres Rivera on Saturday, April 25, 2020
El atleta se enteró del evento apenas 3 días antes, y aunque se había mantenido entrenando durante este tiempo de separación, no lo había hecho enfocado en una carrera de larga distancia. Sin embargo, la Ultra Chispero, fue la excusa perfecta para correr como “loco” y ayudar.
La gran Ligia Madrigal quedó en tercer puesto de resistencia (y la última mujer en dejar la competencia) logró 105 vueltas y cumplió la meta que se había propuesto. 100 km (claro hizo un poquito más). La atleta acostumbrada a correr en trail, y que corrió en su barrio que colinda con el río Torres, nos cuenta que aún no sabe cómo logró aguantar lo que aguantó en asfalto.
“Definitivamente correr a mi ritmo en las montañas es muchísimo más fácil, pues tengo la libertad de montar mi paso, de parar si lo necesito o apretar si me siento fuerte, además las vistas, el aire, las montañas no tiene comparación la experiencia. Ayer me convencí una vez más de que no cambiaría correr en las montañas por nada” (Créame Ligia, ya somos dos). En la recolección de víveres y apoyo le fue muy bien: todos sus vecinos se asomaban a la calle para darle su apoyo y las donaciones no se hicieron esperar; es más al día de hoy aún sigue recibiendo víveres.
Raaaaaaaaaaaapiiiidaaaaamete unaaaaaa paraaaaaaadaaaaaa teeeeecniiiiiicaaaaaa deeeeeeeee hidrasaaaaataaaaaaciooooon !!! #😂😂😂😂 #donfedeseagito #sacochispaseltecladodeltelefono
Posted by Ligia Madrigal on Saturday, April 25, 2020
El ultraman Michael Nuñez,quien no había estado corriendo más allá de la cochera de su casa, confiesa que sí lo sintió muy duro. Él corrió en un barrio josefino, dándole vueltas a su la manzana. Lo más reconfortante para este ultratriatleta, que recorrió 73.3 km y en 4.° lugar, fue que recolectó muchos diarios para donar. Además cuenta que sus vecinos llegaban a su casa a dejar víveres mientras lo animaban a continuar.
Fernanda Torres, trail runner vegana, logró 8 vueltas. Ella fue una de las pocas corredoras que tuvo la dicha de correr en un ambiente menos urbano. Fer cuenta que lo que la motivó fue ver pasar el día, disfrutar de la lluvia y del atardecer mientras completaba cada loop.
Felipe Carazo un corredor de aventura acostumbrado a correr distancias largas, completó 7 vueltas; es decir, 47 km. Lo más difícil a lo que se enfrentó no fue correr solo bajo el sol, sino a dar vueltas y vueltas en un circuito de 1.12 km que él mismo eligió para este desafío (para completar el loop oficial tenía que dar 6 vueltas a su circuito).
David Castro, productor audiovisual y fotógrafo, que también corrió en esta loca aventura, reunió videos de los participantes y logró este trabajo audiovisual.
Los corredores hemos pasado tanto tiempo confinados, que una excusa como ayudar siempre será válida, aunque sea en un circuito pequeño. Felipe Guardia dice que esta pandemia nos ha cambiado a todos: volveremos a una ‘nueva normalidad’, la mayoría de las competencias trail se cancelaron o se pospusieron hasta diciembre, y nuestra vida debe seguir el curso de la “separación social”. Él insiste en que este tipo de competencias podría convertirse en una gran opción para mantenernos corriendo “solos pero acompañados”. Este experimento demuestra, según él, que el atleta puede vivir de manera intensa la competencia y el apoyo de sus seguidores a través de redes sociales.
Personalmente, me parece muy interesante esta iniciativa, y es muy buena idea en estos tiempos de pandemia. Sin embargo,, tengo la esperanza de que en uno, dos o tres años (ojalá más pronto) pueda abrazar a los corredores que llegan a la meta.