Nintendo ha estado con nosotros desde los inicios de los videojuegos, tal vez no fueron exactamente los primeros, pero si los que ayudaron a catapultar la industria globalmente salvandola de una debacle.
Para muchas personas incluyendo al grueso de fans de Nintendo, Mario es la insignia de la compañía, el Mickey Mouse que sonríe ante todos, para muchos otros Pokémon es su propiedad intelectual más interesante, sin embargo un nicho de fans entre los que me incluyo sospechamos que la verdadera joya de la corona se encuentra en otra parte, que no existe franquicia,que muestre de mejor manera la pasión de artesanos y el amor al arte en general con la que Nintendo crea videojuegos que The Legend of Zelda, que esta es incluso la mejor saga en la existencia de los videojuegos.
Si alguno se escandaliza con esta idea, es completamente posible defenderla con números y datos duros, por ejemplo no existe una entrega de la saga en la cual el agregado de análisis de la prensa sea menor a 9. En sitios dedicados a crear este tipo de clasificaciones como Metacritic, Gamerankings o OpenCritic siempre vamos a encontrar algún título de Zelda en la cima, generalmente, a “Ocarina del Tiempo”, un título que ha sido llamado una y otra vez el mejor juego de todos los tiempos. Algo que curiosamente ni siquiera los fans más acérrimos de la saga parecen ponerse de acuerdo, llamando a uno u otro el mejor, pues existen al menos 6 títulos de la leyenda de una calidad tan extraordinaria que le discuten la corona al llamado rey de los juegos de video. A pesar de este panorama, el nuevo título para Nintendo Switch y WiiU, The Legend of Zelda Breath of The Wild, parece que viene a cerrar la discordia de una vez por todas en este particular juego de tronos. Larga vida al nuevo rey.
Pero el asunto con Zelda es que limitarlo a números es hacerle un flaco favor, The Legend of Zelda es un juego que hay que jugarlo varias horas para entenderlo, para experimentar su significado, casi de la misma manera que ocurre con un buen libro o una película de fantasía de proporciones épicas como El señor de los anillos, obra de la cual se inspira en algún grado y el símil más cercano que puedo encontrar para intentar poner en palabras la grandeza y el sentimiento que genera perderse en el mundo de Hyrule.
El aceptar el reto de una epopeya legendaria que te lleva a subir a la montaña más alta, a ir fondo del océano, viajar al desierto, descubrir la forma de acceder a una ciudad perdida en el cielo, a conocer nuevas razas y forjar amistades o perderse en mazmorras en busca nuevos poderes mágicos o armas legendarias, custodiadas al mismo tiempo por monstruos de 20 metros de altura y ejercicios cerebrales que pondrían a prueba a los miembros de mensa. Porque Zelda, es también una aventura que te hace sentir más inteligente y que te recompensa de mil maneras, desde pequeños sonidos hasta una historia y una progresión que hacen a Link un mejor héroe a cada paso conforme la aventura avanza.
En el fondo los juegos de The Legend of Zelda son la misma historia del héroe contada una y otra vez, la crónica del niño que empieza en una villa, se convierte en héroe, salva al mundo y a una princesa que es más de lo que parece, al derrotar a la maldad primigenia, representada por un villano recurrente que es del mismo tamaño de sus protagonistas. Tal vez su fuerte sea esa simpleza, después de todo historias como Star Wars, Harry Potter o el mentado Señor de los Anillos siguen esa misma fórmula.
El deseo de aventura, y las historias del bien contra el mal son inherentes al ser humano. La grandeza de Zelda y lo que la hace una odisea especial es la maestría con la que ha sabido captar el sentimiento de conectar al jugador con el mundo virtual. Esto tiene sentido si apuntamos a los orígenes de la leyenda, ya que la idea del juego provino de una de las fuentes más puras, la mente de un niño. En este caso particular de un pequeño japonés llamado Shigeru Miyamoto, el cual solía entretenerse jugando en las afueras de su natal Sonobe por largos periodos de tiempo en busca de pequeñas hazañas, como encontrar bosques, lagos y cuevas y perderse en ellas. Sin saber en esos momentos que lo realmente encontró fue la inspiración de lo que se convertiría en la mejor franquicia de todos los tiempos en el mundo de los videojuegos: The Legend of Zelda.
Les comparto un podcast de L.A.G Living and gaming donde hacemos un repaso de la franquicia:
Y un unboxing de las versiones especiales de The Legend of Zelda Breath of the Wild:
No olviden seguirme en Facebook.
PD: Una versión recortada de esta nota salió en Viva en digital y en impreso por cuestiones de espacio del periodico. Por eso comparto la versión completa en el blog.