Ante la mala ortografía, juguemos más en las aulas. Sin importar si es clase de Ciencias o de Español, corrijamos la ortografía desde la niñez, mediante el juego, los dictados y una aproximación lúdica a la lectura. Debemos trascender la concepción de la ortografía como un mero requisito y fomentar el placer de leer y escribir bien. Esto se ha vuelto un imperativo ineludible para nuestro sistema educativo.
Ignorar los errores ortográficos en las aulas equivale a ser cómplices de una mediocridad que limita las oportunidades para el futuro de niños, niñas y jóvenes. En Costa Rica, los resultados de la Prueba de Escritura del Estudio Regional Comparativo y Explicativo, publicados el año pasado, revelaron que más de la mitad del alumnado se ubicó en los niveles de desempeño más bajos en ortografía inicial. Estas cifras son alarmantes y demandan una acción urgente.
Basta con echar un vistazo a los mensajes de texto, los correos electrónicos y los chats; para darse cuenta de cómo se omiten tildes, se escriben palabras sin la “h”, se reemplazan el “que” y “c” por la “q” o la “k” (k pasa?, xq, etc.), se omiten letras y se cometen errores al usar la “s”, “c”, “z”, “v” y “b”. Estos descuidos ortográficos se han vuelto una tendencia preocupante y es nuestro deber abordar esta situación.
La habilidad de escribir correctamente es una de las competencias más exigidas en el entorno laboral, siendo fundamental para un buen desempeño en múltiples oficios y profesiones. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) señala que “la escritura ayuda a pensar, a ordenar y transmitir las ideas, a interactuar con otros de manera indirecta y asincrónica, a comunicar y plasmar de manera duradera los pensamientos, reflexiones y aprendizajes, entre muchas otras funciones. El desarrollo de altos niveles de competencia en escritura es un imperativo para todos los sistemas educativos”.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? Una solución efectiva para mejorar la ortografía es reintroducir los dictados diarios en las aulas. Sin embargo, es fundamental comprender que no se trata de un ejercicio represivo cuyo propósito sea señalar las faltas, sino de crear un ambiente propicio en el cual los estudiantes puedan realizar una adecuada transformación psicolingüística de la lengua oral a la escrita. Esto implica brindarles las herramientas necesarias para que comprendan y apliquen las reglas ortográficas de manera significativa, fomentando así su desarrollo integral como escritores competentes.
Además de los dictados, es importante fomentar la lectura como una actividad placentera y enriquecedora. Al leer, los estudiantes tienen la oportunidad de familiarizarse con las palabras correctamente escritas, expandir su vocabulario y desarrollar su capacidad de comprensión. Asimismo, se pueden utilizar juegos interactivos y recursos didácticos innovadores que hagan del aprendizaje de la ortografía una experiencia divertida y motivadora.
Además de la introducción de dictados y juegos en las aulas, existen numerosas actividades y ejercicios prácticos que pueden contribuir significativamente a mejorar la ortografía de los estudiantes.
Una opción es organizar competencias de deletreo, donde los estudiantes compitan entre sí para escribir correctamente palabras desafiantes. Estas competencias pueden llevarse a cabo de forma individual o en equipos, lo que fomenta la colaboración y el espíritu del trabajo en equipo mientras se enfocan en mejorar su ortografía. Además, se pueden utilizar recursos como tarjetas de vocabulario con palabras difíciles o listas de palabras comúnmente mal escritas para asegurarse de que los estudiantes practiquen y dominen las reglas ortográficas.
Otra idea es desarrollar actividades de corrección en grupo, donde los estudiantes intercambien y revisen los textos escritos por sus compañeros. Esto les permite no solo identificar y corregir errores ortográficos, sino también comprender la importancia de la retroalimentación constructiva y el trabajo en grupo. Además, pueden discutir las reglas ortográficas aplicadas en cada caso y debatir sobre las mejores opciones de escritura.
La creación de murales interactivos también puede ser una forma divertida y efectiva de mejorar la ortografía. Los estudiantes pueden participar en la elaboración de un mural donde representen palabras con imágenes y colores, resaltando las reglas ortográficas específicas. Por ejemplo, podrían crear un espacio dedicado a las palabras con “b” y “v”, ilustrando ejemplos como “vaca” y “bailar”. Este enfoque visual ayuda a reforzar la correcta escritura y facilita la memorización de las reglas ortográficas.
Asimismo, se pueden utilizar juegos de palabras como crucigramas, sopas de letras y acertijos ortográficos. Estos juegos desafiantes y entretenidos ayudan a los estudiantes a familiarizarse con las palabras correctamente escritas y a practicar la aplicación de las reglas ortográficas de manera lúdica. Además, se pueden encontrar aplicaciones y herramientas en línea que ofrecen juegos interactivos para mejorar la ortografía, convirtiendo el aprendizaje en una experiencia tecnológica y atractiva para los estudiantes.
Es responsabilidad de todo docente, de cualquier área, corregir la ortografía. No dejemos la responsabilidad únicamente a los profesores de Español. En todos los que nos dedicamos a la educación recae el peso de formar gente que escriba y lea correctamente. Para ejercer el cambio, empecemos por jugar. ¡Que no nos gane la pereza!
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