Son originarios de China, pero se hicieron famosos en Europa y luego en todas partes del mundo. Los pugs o carlinos, como también se le llaman, son esos perritos ñatos y juguetones que nos roban el corazón y viven en muchos hogares costarricenses.
Sin embargo, por su fisonomía tan particular, debemos estar claros en que son más propensos a presentar algunas complicaciones y de eso, precisamente, conversó con La Nación, la doctora Natalia Lizano Hernández, del Centro Médico Veterinario MediFauna, en Moravia.
Según ella, además de los cuidados que toda mascota amerita, en los pugs conviene vigilar cuatro puntos vitales: respiración, ojos, piel y alimentación. Veamos las razones.
Respiración. Estos perros pertenecen a las razas denominadas braquicefálicas, es decir que, entre otras características, tienen el hocico más chato y por lo tanto, algunos (no todos) muestran más dificultades para respirar.
Ellos poseen un paladar blando más largo de lo normal, lo que les genera una especie de ronquido durante el paso del aire. Además, como sus fosas nasales son más pequeñas, suelen respirar más por la boca.
Si bien, esta situación no necesariamente terminará en un paro respiratorio (a menos de que el animal sea forzado a ejercitarse más de la cuenta), lo cierto es que sí puede afectar la temperatura del animalito y eso sería muy peligroso.
¿Pero cuál es la relación entre la temperatura y la manera de respirar? Lizano aclaró que los canes (todas las razas) no sudan y la manera de eliminar el calor es mediante el jadeo. Entonces, si, por una mala respiración, el jadear se ve afectado, es más probable que se “encaloricen” con mayor prontitud.
Al subir la temperatura, el perro podría sufrir un golpe de calor e incluso fallecer por esta causa.
¿Cómo evitarlo? La veterinaria fue clara: no exponga al pug a ambientes muy calientes, evite sacarlo a pasear o hacer ejercicios entre las 10 a. m. 3 p. m., jamás lo deje dentro de un vehículo con las ventanas cerradas, vigile su hidratación, en la playa manténgalo bajo sombra y ayúdese con productos que pueden refrescarlo como por ejemplo, los chalecos enfriadores (a los que se les pone agua).
Ojos. Como los pugs tienen los ojitos saltones y además son muy dinámicos, corren más riesgo de sufrir accidentes. En ese caso, el consejo para los dueños es estar atentos y prevenir situaciones de peligro, así como acudir al médico veterinario en caso de notar cualquier alteración.
Piel. Esta raza es muy proclive a sufrir alergias alimentarias o medioambientales. Un padecimiento muy común es una especie de acné que se forma en los pelitos del hocico o debajo de los pliegues de la cara. Ahí se acumulan bacterias y estas dan pie a infecciones.
Para evitarlas, Lizano aconseja limpiar muy bien esas áreas al menos una vez a la semana.
Los pug también sueltan mucho pelo en ciertas épocas del año, por lo que es necesario peinarlos con regularidad, ojalá con cepillos deslanadores, que al tener las cerdas pequeñas sacan el pelo muerto.
Dieta. A parte de todos los cuidados que cualquier raza necesita (control veterinario, vacunas, higiene, etcétera), un aspecto que no puede dejarse a la libre en los pugs es la alimentación.
Ellos tienen tendencia a la obesidad y lo correcto, para evitar este problema de salud, es consultar con el veterinario quien le recomendará el concentrado más apropiado para la mascota.
Algo más. Una última observación para esta raza: ¿está recomendada para todo tipo de dueños? Lizano fue enfática en afirmar que muchas veces estos perritos son un poco tercos y requieren un amo cariñoso, pero firme, que sepa establecer límites.
Con los niños son muy juguetones, solo que siempre será necesaria la supervisión de un adulto que vele por el menor y el animalito, el cual, al ser de raza pequeña, podría salir lastimado si el niñito es muy pequeño y no sabe cómo manipularlo.