Dice el menú que este plato es donde el mar y la tierra se encuentran, pero ¡qué va! Es más que eso.
Sobre una cama blanca perecean una jugosa y apasionada entraña junto a un enamorado camarón jumbo.
Ella: proveniente de una distinguida familia Angus. Él: un crustáceo de familia carroñera.
A ambos se les ve bien. Es ágape, un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el cual el amante le desea sólo el bien al ser amado.
Los observan unas papas fondant con limón y miso. ¿Extraño, no? ¿Qué hacen allí? No importa… Una cremosa salsa Dijon con hierbas está anuente —en un recipiente aparte— a brindarles una lluvia de sabor.
Juntos, pero no revueltos, todo esto se trata de una obra de arte culinario en el restaurante Julián, en Rohrmoser.
Un video:
Ágape.
Si bien la palabra ‘ágape’ tiene un sinónimo de ‘banquete’ (comida para celebrar algún acontecimiento —como San Valentín—), esta va más allá de los alimentos y significa ‘amor’ en idioma griego.
El sociólogo canadiense John Alan Lee (1933–2013) definió en su libro “The Colours of Love” seis tipos de amor al basarse en palabras griegas relacionadas con este sentimiento de afecto universal.
En resumen, se refiere a (1) ‘eros’ como el erótico, romántico y pasional; (2) ‘ludus’ como el lúdico, de diversión y aventuras; (3) ‘storge’, que hay mucha madurez y lealtad.
El (4) amor ‘maniático’ surge de la obsesión, lo pasional y los celos. En el (5) ‘pragmático’, la pareja aborda su relación desde intereses comunes en cuanto a lo realista y práctico.
Y finalmente, el amor (6) ‘ágape’ que es el desinteresado, con un compromiso inquebrantable, donde no hay celos ni se busca reciprocidad, ya que la base de este es el bienestar del otro.
Volviendo a la delicia de comida fusión, debo mencionar que Julián es un restaurante de autor, con muchas recetas francesas, debido a que sus dueños son una pareja integrada por una chef pastelera francesa y un hombre de negocios panameño.
Su nombre se debe a uno de los hijos de ambos y todo lo degustado es exquisito.
11 fotografías:
Vale la pena darse un banquete en un sitio como estos de vez en cuando, para una ocasión especial o con mayor frecuencia si la billetera lo permite, ya que es de precios altos.
Sin embargo, la relación entre costos y calidad está pareja. “Teniendo amor no se pierde la luz. No hay ceguera donde hay amor” y “es cierto que nos cuesta dinero, pero, en fin, hay que hacer algo por amor a Dios”, escribió el dramaturgo francés Víctor Hugo en su obra maestra “Los Miserables” (por si gusta leerla).
Fin.
En Instagram acostumbro subir fotos y videos relacionados con comida, árboles, animales, deportes y naturaleza. Algunas de ellas terminan convirtiéndose en publicaciones de este blog.
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