Desplazarse de un punto a otro dentro de la Gran Área Metropolitana (GAM) significa considerar muy bien los tiempos para realizarlo así como las rutas a escoger.
El denso tráfico vial que impera en las vías principales y secundarias de cualquier sector de la GAM obliga a miles de personas a replantearse su movilidad diaria.
Los gobiernos locales apuestan por incentivar el uso de la bicicleta mediante la construcción de ciclovías que, en muchos casos, no tienen el visto bueno de vecinos y conductores que alegan verse afectados por la reducción del espacio vial.
¡Y sí! En algunos puntos existe la necesidad de corregir ciertas medidas para beneficiar a conductores, ciclistas y peatones.
La idea está en que la población se sienta atraída, cada vez más, a utilizar y cuidar los espacios de personas que pedalean destinadas a avanzar sin presas ni peligro de ser embestidas por un automotor.
Tal es el caso de Tatiana Romero, una joven ingeniera que hace del ciclismo un entrenamiento diario desde hace ya varios años.
Dice que es por recreación. Sin embargo, ese ejercicio lo ha llevado hasta su vida laboral cuando decide hacerlo entre semana hasta la oficina y únicamente en época seca.
Las fuertes precipitaciones de la temporada lluviosa –generalmente, de las tardes– le han opacado el panorama para hacer de esa práctica algo continuo durante todo el año.
Su trayecto es relativamente corto: Curridabat-Tres Ríos. Asegura no transitar por la carretera Florencio del Castillo, ya que lo considera muy peligroso.
Cuando esta oriunda de Turrialba necesita hacer un mandado hacia el oeste de Curridabat y el tren está de por medio, no duda en alternar el uso de la bicicleta con ese medio masivo.
Personeros de Transfeco aseguran que las bicicletas plegables se pueden ingresar en ambos tipos de vagones: los de las unidades tipo Apolo y los que son llevados por las locomotoras azules. ¿Y las bicis que tenemos la mayoría? ¡No! Las montañeras ni las ruteras son permitidas porque quitan mucho espacio.
"No tenemos en este momento ningún reglamento, ya que por el tipo de vagones y la cantidad de usuarios nos vemos imposibilitados a poder transportar bicicleta, a no ser que sean de las desarmables", explica María Fernanda Arias, vocera del Incofer.
En la actualidad, y con los recursos existentes, sería un lujo destinar un vagón por viaje para guardar bicicletas mientras decenas de usuarios pierden la posibilidad de desplazarse. Es eso o se trasladan como sardinas en otros vagones.
Sin embargo, la idea no es nueva. Otras ciudades del mundo lo aplican, ya que esa alternancia en movilidad urbana absorbió a las masas con proyectos llamativos, saludables, seguros y hasta entretenidos. Se resume como desarrollo.
¿Nos falta educación vial?
En Costa Rica se trata de construir ciclovías y de reparar calles, caminos y puentes, pero muchos –no todos– nos olvidamos de educarnos.
Como peatones, olvidamos fijarnos a todos lados para cruzar una calle. Desconocemos que solamente se debe cruzar en esquinas (y no en todas). En un centro comercial, al subir escaleras automáticas en pareja o grupo hacemos presa y detenemos el flujo de quien lleva prisa al ir de dos en dos obstruyendo el camino. Lo mejor es una fila india a la derecha para que el lado izquierdo quede libre, según me cuentan que sucede así en Dinamarca.
Como ciclistas, no hacemos esa fila india cuando vamos en grupo e irrespetamos señales de tránsito.
Como conductores, y en una carretera, no mantenemos la fila india en el carril derecho para que el izquierdo sea de adelantamiento. Podríamos soñar con autopistas de ocho carriles por sentido que si no aplicamos lo básico de mantener la derecha, toparíamos con ocho vehículos que viajan a la misma velocidad en cada uno de esos carriles, dejando atrás un sentimiento de impotencia al no poder avanzar.
Como motociclistas, inventamos carriles donde no los hay para atentar contra la integridad de quienes transitan por la calle o acera.
Postes abatibles.
Fui con el fotógrafo Alonso Tenorio a capturar esos momentos de tensión y estrés que ofrece el congestionamiento vial en barrio Dent, por ejemplo, y del cual me gustaría evitar cada día más en Costa Rica.
Algunos conductores expresaban su molestia con la ciclovía UCR-Sabana en las cuadras ubicadas al oeste del semáforo del restaurante Hooters.
Es la avenida 13, la cual cruza el bulevar Dent y llega al mencionado semáforo.
La calle 49, de sentido sur-norte, llega a esta avenida de forma perpendicular. Allí hay un rótulo vertical que indica poder virar a la izquierda (bulevar Dent) o a la derecha (antigua Facultad de Derecho de la UCR).
El gobierno local instaló postes abatibles en la ciclovía con el propósito de mejorar la seguridad de sus usuarios. Algunos desaparecieron y otros están caídos.
El problema del poco espacio no es la ruta para pedalistas, sino los vehículos parqueados entre la acera y la avenida, los cuales impiden transitar hacia el oeste como lo sugería el rótulo de la calle 49.
¿Solución? 1) Eliminar el viraje a la izquierda. 2) Aplicar partes de tránsito a vehículos mal estacionados. 3) Eliminar la ciclovía. Me inclino por las dos primeras con el fin de darle paso al desarrollo. ¿Que falta una mejor planificación? ¿Que aquí, que allá?
Puede ser. De momento, espero ver a más gente volando pedal, quemando toxinas y calorías en lugar de combustibles fósiles. De momento, espero ver cómo estas iniciativas de movilidad ayudan a que en las calles realmente estén los conductores que se les hace imposible andar en bicicleta.
Colaboró con esta información la periodista Eillyn Jiménez.
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