Nota: Elaboré esta reseña gastronómica en mayo de 2019 y la publico nuevamente a raíz de la emergencia mundial por el brote del nuevo coronavirus covid-19.
En una primera instancia, la titulé: “En San José preparan un espagueti en llamas: lo probé y esta es la ardiente historia”. Quedate en casa, pero —si tus posibilidades lo permiten— pedí exprés, comé rico y ayudá.
Sapore Trattoria ofrece el menú en formato pdf a través de Whatsapp a los números 7121-0411 y 8709-6000. El restaurante de Curridabat está completamente cerrado. Sin embargo, el local de avenida Segunda funciona a media máquina. Aplican descuentos de 40% si es para llevar o 30% si es para exprés.
La manera en que trabaja este exprés es propio, pero también están en Glovo, Rappi y Uber Eats. Para más información, llamá a los teléfonos: 2222-8901 y 2222-8906.
Y esta fue la historia de hace un año:
Existe un restaurante italiano desde el 2013 donde convergen avenida Segunda y calle 13. Allí, la experiencia culinaria está respaldada por el boca en boca y los sellos de garantía pegados en la puerta y colgados en la pared.
Luego de toda una vida de anécdotas, películas y fotografías acerca de Italia y de disfrutar esta deliciosa carbonara preparada por el chef Julio justo frente a mi silla, me gustaría conocer ese país.
Haber ido fue “bravissimo” (muy bueno): más allá de comer fue toda una experiencia cultural.
Con esa amena descripción me recibía David Eminente, dueño del local Sapore Trattoria (Taberna del Sabor), donde pareciera estar un pedacito de Roma por la música, la comida y el ambiente cosmopolita de aquel día.
Pasada la elaboración, en mi cabeza quedaron cuatro aprendizajes que espero recordar por siempre: (1) el gran tamaño y funcionalidad del queso parmesano, ya que prácticamente era más grande que la mayor de las ollas metálicas de mi casa.
(2) La compleja elaboración del “guanCHIAle” (por cómo suena en español), (3) el olor que despertaba la mezcla de todos esos alimentos y (4) el significado de unas ocho palabras en este idioma tan inteligible con el nuestro.
No hay dudas. Este platillo es hecho en el momento y me dio seguridad para degustarlo tan despacio como para que nunca se acabara. Vea este video y me cuenta:
No lo repetiría en casa. Por muy “sencilla” que pareciera esta mezcla, no dudo que al tratar de dar con ella me podría resultar no más que una torta de huevo ahumada y posiblemente quemada junto a mis cejas.
El guanciale es una delicia porcina del centro italiano, en especial de las regiones de Umbría (Perugia) y Lacio (Roma). La curación de esta carne tarda tres semanas y se frota con sal, pimienta y otras especias. Se utiliza para cocinar pastas tipo gricia, amatriciana y carbonara, entre otras.
El sabor del vino tinto sentó bien.
Tanto así, que sirvió para abrir camino por el bosque y dar con el postre. Estoy en una encrucijada: el camino corto y minado con la “bomba di cioccolato” o el largo y angosto “cannolo siciliano”.
Un salonero se acercó y me recomendó el camino largo por lo ideal que resultaba después de la pasta, debido a su ligero contenido frutal con rastros crujientes y crema a base de ricotta (requesón).
Este postre siciliano es de muerte lenta o rápida, ¡como usted guste! Así lo preparó el chef Jonathan y a esta velocidad me lo comí:
Me adentré en una cocina impecable y caótica por la naturaleza de sus ocupantes, quienes llevan un ritmo fugaz para dar con el producto deseado en el menor tiempo posible.
Descubrí varias máquinas gigantes traídas del país europeo. En ellas baten y dan forma a la harina y demás elementos para preparar las pastas que usarán en las diversas y frescas recetas.
Esa es una de las principales características de Sapore: desde el año 2014 no han parado de recibir el “certificado de excelencia” de Trip Advisor. ¡Acumulan cinco! Tutto bene (todo bien).
“El ojo del amo engorda al caballo”, aplica el refrán. Y sí que lo noté por la limpieza, el orden, la atención de los saloneros y lo rico de las preparaciones.
Las porciones de la comida principal y el postre tienen un tamaño razonable. La carbonara promedia los 8 mil colones.
No sirven ni muy poco ni demasiado. Por momentos, quería ver los platos más llenos, pero lo atribuyo a que acostumbro almorzar a las 12 p. m. y no a las 3 p. m. cuando me sacrifiqué.
Además, si fuera que sirven mucho, de fijo no hubiera dejado nada sobre la cerámica. Habría quedado inmóvil.
Para activarme un poco más, bebí un preciado café expreso y recordé que la mayoría de máquinas usadas por los baristas son italianas. Mientras lo degustaba, di en Google con el inventor Angelo Moriondo, quien fue conocido por patentar la máquina de café expreso en 1884. ¡Gracias, Angelo!
Salón para eventos especiales
Como lo decía atrás, me resulta difícil dejar comida en este o cualquier sitio. En ocasiones, he pedido un recipiente para ingerirlo después.
Sin embargo, este negocio tiene otro atractivo y es un salón independiente para unas 30 personas así como una venta de productos importados desde el país de la bota.
Allí, un grupo de amigos o una familia numerosa por mencionar ejemplos, pueden llamar para reservar el espacio.
Quienes reservan lo hacen sin ningún costo adicional y algunas de sus ventajas está en que pueden tener música diferente, servicio sanitario y salonero exclusivos, además de un acceso por la acera de calle 13, como quien viene caminando desde el Museo del Jade, justo antes de este grafiti:
¿Qué productos se consiguen en la bottega (tienda)?
Traídos directamente del Viejo Continente o hechos a mano en la cocina de Sapore. Basta con mencionar algunos tipos de pasta fettuccine, aceites de oliva aromatizados, línea de salsas a base de tomate, mermeladas, café, cervezas finas, licor digestivo como el amaro y productos a base de trufa.
Mejor, que lo diga David Eminente en este otro video:
Me intrigó el apellido de este romano. Busqué ese adjetivo en el diccionario y su significado coincide como anillo al dedo con lo visto en este sitio: “Que sobresale en mérito u otra cualidad”. El mío, Calderón, puede tratarse de un aumentativo del oficio del “caldero” o de un mamífero marino de la familia del delfín.
Este restaurante aplica un buen descuento a suscriptores de La Nación que sean tarjetahabientes de Club Nación.
¿“Otra como tú”?
Con el estómago lleno, el corazón contento y un poco de sueño, emprendí una pequeña caminata de 2.7 km hasta un parqueo en San Pedro donde tenía el carro con placa restringida para ese día. Con eso logré hacer la digestión.
Durante el andar, busqué música acorde al momento y apareció Eros Ramazzotti.
Y sonó el primer verso en los audífonos. “No puede haber… ¿Dónde la encontraría?”, y yo me cuestionaba en relación con la carbonara. Era el primer verso de la famosa canción al tiempo que caía una ligera lluvia “apasionada” justo sobre mí.
Apenas iba por la plaza de la Democracia y ya llevaba varias fotos encima. Los pies comenzaban a empaparse.
Solo tarareaba en mis adentros: “¡(no puede haber) otra carbonara igual que tú! Aquello fue un sancocho.
En Instagram acostumbro subir fotos y videos relacionados con comida, árboles, animales, deportes y naturaleza. Algunas de ellas terminan convirtiéndose en publicaciones de este blog.
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