La vivienda de la finada Mamalila acumula más de un siglo de antigüedad en el centro de la Vieja Metrópoli.
Hoy es un restaurante que además de satisfacer a comensales con deliciosa comida argentina ofrece clases de tango.
Para llegar a él, se deben avanzar unos 75 metros este de la esquina noreste del Cementerio General de Cartago, sobre avenida central, a mano izquierda. Vea el siguiente video:
Un par de empanaditas típicas de aquel país sudamericano —la primera de carne y la segunda de espinaca— fue mi primer acercamiento a la comilona y resultó ideal para acompañar con chimichurri y alguna bebida.
Nada más. Ya con eso fue suficiente para salirse de la rutina y conversar con alguien en un entorno cargado de detalles, arquitectura y diseños que evocan el lugar donde una familia extraía y vendía leche a inicios del siglo XX. Así lo hice.
Tan antiquísimo como acogedor, este sitio goza de unos herederos cuidadosos, detallistas y expertos en aplicarles temperatura y química natural a los alimentos.
Se trata de dos concuñados: Sebastián López y Michael Álvarez. El primero proviene de Chubut, Argentina; el segundo, de Santo Domingo, República Dominicana. Ambos están casados con dos hermanas cartaginesas.
Conversé con el primero, al tiempo que me traía a la mesa algo de su cuchara. La segunda parte de la degustación se trató de un guiso de lentejas, “un plato típico de la cocina patagónica”, contó el chef López.
Pasado de campeones.
Si usted va, se dará cuenta que al estar sentado en cualquier silla, resaltan aspectos propios de aquella época (como el piso y las puertas), cuadros relacionados con vacas lecheras (pintados por Ileana Madriz —bisnieta de Mamalila—), fotografías “de antes”, plantas naturales y coloridas paredes en blanco, azul y amarillo.
Lo anterior por varias razones. Emilia “la Macha” Arias Hernández (qepd) gozaba de tener ese ganado, del cual aprovechaba su leche para venderla.
La Macha Arias —Mamalila— era hermana de Lorenzo, conocido como Lencho Arias. Este personaje fue el primer campeón (como jugador y entrenador) del glorioso Club Sport Cartaginés de 1923. Por esta razón, el restaurante lleva la combinación blanquiazul.
El azul combina con amarillo por la afición que Sebastián le tiene al famoso club del barrio bonaerense de La Boca.
Mamalila es cocina al fuego porque en el centro de la propiedad existe una enorme parrilla utilizada más que todo durante las noches de los miércoles y desde el mediodía de los domingos. Allí asan costillar de cerdo a la cruz y otras jugosas carnes.
Recuerda el argentino Sebastián López que en su infancia y juventud era común ir unas dos semanas a acampar a puerto Lobos con sus abuelos y el resto de la familia para aprovechar las vacaciones.
Puerto Lobos es una playa patagónica de la provincia del Chubut que está a una latitud similar a Nueva Zelanda. El agua es para congelarse.
Preparaban la parrilla para obtener calor por las frías noches y asaban las carnes que comían durante los días de esparcimiento.
De eso, ya han transcurrido unas cuatro décadas. Pero fue desde ese entonces que nació en él la chispa de la gastronomía.
Otra vez en Cartago y ni qué decir del plato principal. Un bife de chorizo jugoso y delicioso. Lo pedí término medio para aprovechar sus encantos. Exquisito junto a una copa con vino tinto.
Días después, conversé con Michael a través de Whatsapp y me contó acerca del sacrificio para remodelar esta edificación, la cual creían que tardaría un mes. Lo cierto es que invirtieron jornadas de 7 a. m. a 11 p. m. durante cuatro meses para dar con esta joya, a la que tuvieron que cambiar totalmente el sistema eléctrico y mecánico (fontanería, por ejemplo).
Este restaurante aplica 15% de descuento a suscriptores que sean tarjetahabientes de Club La Nación.
FIN
En Instagram acostumbro subir fotos y videos relacionados con comida, árboles, animales, deportes y naturaleza. Algunas de ellas terminan convirtiéndose en publicaciones de este blog.
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