La siguiente es una experiencia gastronómica diferente. Pondré palabras tomando en cuenta el paladar ajeno, mi observación y antojo luego de una visita a Lupulus Beer Shop. Una forma de castigo por antojar a algunos lectores con tantas reseñas de la buena comida.
Bien podría Marco, mi hermano, dedicarse a la cocina, ya que desde jóvenes era quien tomaba la iniciativa cuando nuestra mamá no estaba y no había comida. Siempre ha sido muy crítico y nunca falla cuando me ha recomendado un platillo o restaurante.
Comida.
Siendo así, él disfrutaba una hamburguesa que podría carecer de nombre, un decir, una manera de halagar a quienes se la prepararon.
La boca se me hacía agua; por ratos, cerveza, porque eso sí degusté. Como mis ojos actuaban de lengua, por momentos perdía la capacidad de ver a color y resultó que se me apagaban las luces con cada parpadeo. Era la ansiedad de querer probar.
¡Todo! Las carnes que componían la torta, lo sustentable del pan, la agradable sensación crocante y el queso azul convertían a aquella, en un bocadillo diferente: pesado para las manos, contundente para el estómago, según me contó Marquillo, como le dicen algunos de sus amigos.
Por el orden de los ingredientes, se percibía que estaba elaborada con mucho detenimiento y cariño. Yo permanecía como un buen perrillo.
El hijo de mi mamá disfrutaba y yo le seguía el rastro a todos sus movimientos, con la fe de que un trozo de carne se desprendiera para olfatearlo y devorarlo rápidamente.
En el siguiente video, pronuncié erróneamente como esdrújula el nombre ‘Lupulus’, cuando lo correcto es enfatizar el acento en la sílaba ‘pu’ [lupúlus], ya que es una palabra grave y del latín tardío. En español es lúpulo, un ingrediente básico que le da el sabor amargo a la cerveza, un pariente de la marihuana, por la familia Cannabinaceae, como lo indica The Beer Times. En fin, vea el video:
Sufría. Esa era la realidad. Más aún cuando él sumergía camotes a la francesa en una salsa “bastante buena”.
Respuesta al título.
La Chuck Berry fue su elección. Dos panes de curry y calabaza con semillas de amapola abrazaban un particular tortón hecho con pork belly (panceta), coulotte (solomillo) y brisket (pecho).
Les seguían una buena dosis de queso azul, frutos del bosque secos, lechuga escarola, cebolla morada, mayonesa de apio/mostaza dijon y nueces caramelizadas con maple.
Al final, di un pequeño bocado para entender lo que significaban sus gestos de aprobación. Soy debilísimo con la comida, pero de fijo voy a ir por una de ellas para disfrutar de principio a fin. Hasta aquí considero que se responde la pregunta del título inicial de este artículo: “¿Por qué debe ir a barrio Escalante a probar la hamburguesa Chuck Berry de Lupulus?”. ¡Porque es simplemente deliciosa!
Cerveza.
Otro perro se medio asomaba y veía cómo mi hermano disfrutaba su platillo.
Se trataba de ‘Chuletas’, el cual partió al cielo de los canes, pero su retrato caricatura estaba impregnado en la lata de la cerveza de la casa.
Esa mascota acompañó a María José Valerín y a Eddy Fernández —su esposo— durante una parte importante de sus vidas.
‘Chuletesen’, la blond ale de la casa —muy apta para acompañar estas recetas ‘hamburguesiles’— tomó ese nombre en honor al mamífero y a un viaje de Eddy a un Oktober Fest en Múnich.
Eddy y María José son socios de Lupulus, un restaurante con nombre en latín tardío ubicado en barrio Escalante, San José. Es importante resaltar que este comercio ofrece un 15% de descuento a los tarjetahabientes del Club La Nación.
Conversé con ellos acerca de lo que diferencia esta opción gastronómica de otras y por qué destacan en el medio.
A continuación, un extracto de la charla:
—¿Qué destacan de su cocina?
—Toda la producción es nacional, las papas se las compramos a un pequeño productor de Cartago, negociamos directamente con productores, vamos a la feria de dos a tres veces por semana, escogemos el producto. Entonces siempre nos llega fresco del mismo día.
—La torta de la hamburguesa Chuck Berry estaba exquisita. ¿Cómo logran eso?
—Las carnes las hacemos entre nuestro chef y nuestro carnicero. Este último vivió en Texas como 10 años, entonces hace blends de cortes finos y de grasas de carne para darle un sabor particular a las tortas. Se hace mucho en hamburgueserías de alta calidad como en Nueva York u otras ciudades. Usamos cortes muy buenos, nuestra carne no la vas a encontrar en ningún supermercado.
—¿El queso, el pan, los aderezos?
—Nuestro queso lo conseguimos de la finca el Corso que queda en Poasito (poblado del distrito Sabanilla, cantón de Alajuela).
—El pan lo hace un panadero francés que tiene más de 15 años de experiencia y solo lo hornea para nosotros.
—Nuestras mayonesas se hacen de cero. Son a base de huevo, como antes las hacían nuestras mamás y abuelitas. De ahí en adelante, las modificamos para darles nuestro toque final.
—Por el nombre del comercio, ¿cuáles cervezas deberían ser obligatorias?
—Las dos de la casa —Chuletesen y Mandonguilla (belgian white)— las elabora Cervecería Irreverente mediante un contract brewing (como un outsourcing de cerveza). Desarrollamos una receta con ellos para que fuera a nuestro gusto y bajo las recomendaciones del maestro cervecero de ellos.
—¿Por qué venir a comer hamburguesas y tomarse una cerveza a Lupulus?
—Nuestro lema es “comidas y bebidas hechas con pasión”, que es el punto diferenciador de un bar/restaurante a simplemente que todo se puede comprar ya hecho. Hacer todo de cero pues obviamente cambia todo además de que nuestro chef tiene más de 14 años de experiencia, ha trabajado en restaurantes de muy alta categoría y por eso logramos elaborar esas hamburguesas tan gourmet.
Fin.
En Instagram acostumbro subir fotos y videos relacionados con comida, árboles, animales, deportes y naturaleza. Algunas de ellas terminan convirtiéndose en publicaciones de este blog.
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