Lluvias más intensas, frío que encoge el pecho, medias empapadas en charcos... Esta temporada capitalina nos tiene deseando la muy, muy cercana temporada de aguinaldo, celajes y comidas culposas. Pero como no hay culpa en comer, realmente, y como la ciudad no se detiene, continuamos recomendando algunos rincones para conocer San José de día y de noche. La semana pasada visitamos un club de comedia y una pastelería; ahora vamos por más.
Hablando de esos resquicios de sorpresa y extrañamiento que nos quedan en nuestra capital, un libro idóneo para el josefino es Fronteras invisibles. Crónicas urbanas (2024), de Blas Dotta. Puede satisfacer su curiosidad por quienes observan Chepe de manera distinta, por quienes encuentran esas maneras de contar su vida y su pulso de otro modo.
Esa pasión por los libros germinó por muchos años en nuestra recomendación diurna de esta entrega del blog; luego nos iremos a un restaurante que se ganó mi corazón a pura buena cuchara.
En el sótano del quiosco del Parque Central
Nací, crecí y vivo a un kilómetro del Parque Central, así que toda la vida he recorrido las cercanías de su monumental quiosco sin saber bien qué era. Claro, un quiosco, pero aquella monstruosidad que me parecía entonces ocultaba alguna cosa rara, algo misterioso. Muchos recordarán que por años albergó una biblioteca infantil... pero hay mucho más en su historia.
Hace poco, Andrés Fernández relató parte de ella en un artículo de Áncora. El dictador nicaragüense Anastasio Somoza García regaló el monumento a Costa Rica, pero la construcción fue un lento periplo, hasta que llegó la inauguración el 15 de setiembre de 1945. Desde entonces protagoniza el paisaje.
En sus primeros años, el sótano del quiosco albergó un salón de baile, que según aprendemos en el libro Aquellos salones de baile (2020, Mario Zaldívar), llevó los nombres de “Casino Central” y “Patio Andaluz”. Reconocidas orquestas y cantantes amenizaron bailes, bodas y encuentros de sociedad en este espacio hoy algo olvidado. Luego fue casa de la Biblioteca Infantil Carmen Lyra, pero desde su cierre ha quedado oculto a la mayoría del público, salvo aperturas ocasionales.
La próxima semana, usted también podrá conocerlo. Disculparán la inmodestia de anunciar algo propio, pero es que mi amor por San José a veces fructifica en proyectos interesantes. Como parte del evento CREADORES 2024: IV Encuentro de Industrias Creativas de San José, reuní a amigos amantes de la capital para una pequeña intervención artística llamada Todo cambia.
De martes 5 a sábado 9, de 2 p. m. a 8 p. m., podrá disfrutar de charlas, proyecciones y más. El cineasta Charlie López mostrará una videoinstalación sobre el salón de baile y también se proyectarán episodios de la serie San José de noche (Felipe Zúñiga, Carlos Villalobos, Natalia Solórzano, Sasha Zuwolinsky). Por otra parte, el artista José Pablo Ureña mostrará sus ilustraciones de la capital y el Club de Apreciación de Palomas mostrará su pasión por las aves, habitantes del Parque Central.
Ojalá que eventualmente la Municipalidad de San José decida reactivar este espacio de manera permanente, pues se presta para proyecciones, talleres y mil actividades culturales más. El Parque Central merece seguir creciendo.
Groove Kitchen: auténtica comida italiana y música en vinilo
“Cuando se parte el pan y se bebe el vino, hay una comunión que va más allá de nuestros cuerpos”, escribía M.F.K. Fisher, quien conocía la comida como nadie. Ella apuntaba a aquellos momentos cuando coinciden la buena comida con un ambiente especial, pero también al simple placer de comer rico y compartir espacios, estar aquí y ahora, presente y con todo el cuerpo. A veces parece que ya casi no tenemos momentos así.
Tal vez por estar frente al Parque Francia, siempre animado, quizás por sus grandes ventanas y el amargor particular del Campari, pero el caso es que desde hace unas semanas visito a menudo un restaurante recién nacido. Groove Kitchen, creación de Cheyanne Mazzariol y Ludovico Ravelli, promete “cocina italiana auténtica”, pero está lejos de la oferta usual en ese campo que encontramos en Costa Rica. No es “lujoso”, aunque sí riguroso con su servicio y su presentación; es más bien relajado, justo como debería ser un restaurante frente al parque más alegre del este josefino.
¿Qué trajo a un par de italianos a un rincón de barrio Escalante? “El amor por la música, el amor por la comida y nuestra pasión por las cosas lindas”, dice Cheyanne, que mariposea de mesa en mesa prodigando detalles del vino, los platillos y la música. Ella y Ludovico viven en Costa Rica desde hace tres años y probaron otros negocios, pero hace tres meses aclaron sus ideas de la comida auténtica italiana en una cajita blanca que podemos espiar desde afuera.
“Somos personas que traemos nuestra casa adonde vamos. Traer nuestra personalidad, nuestra pasión por lagente y pasarla bien en un lugar de nosotros. De ahí la idea de un restaurante que sea un punto de encuentro donde se puede escuchar buena música, pasarla bien, tomar un buen trago y comer la verdadera cocina de nosotros, de nuestra casa, que es Italia.
“Nuestro menú es una mezcla: tenemos platos del sur (como la parmiggiana de berenjena, siciliano), platos de Toscana como ragú, pesto de Génova...”, explica Ludovico, el chef toscano.
¿Eso lo nota el comensal? Por supuesto. Hace unos días probé un carpaccio de marlin blanco que rozaba la lengua con suavidad de seda, pero con un energizante sabor cítrico, acompañado de las aceitunas kalamata y la menta. Al lado, una copa de vino blanco de Portugal; bajo la mesa, una perrita dormitando, en un ambiente tranquilo, que se llenaba poco a poco.
El primer vinilo que giró en Groove Kitchen fue del cantautor Fabrizio de André. Cheyanne pasa las noches atenta a la música, que disfruta mientras atiende a cada cliente, pero además los miércoles se dedican a los vinilos enteramente.
Puede disfrutarlos mientras come y bebe, mientras la brisa y los árboles refrescan el pequeño local. ¿Cómo es la personalidad de Groove Kitchen? “¡Ah! El nombre lo dice”, sonríe Cheyanne, oriunda del Véneto.
Es inevitable que el cariño por el buen producto se refleje en el precio, pero tampoco digo que sea prohibitivo, para nada. Se siente que una mano eligió estos ingredientes con cuidado: el queso es el que corresponde, el embutido el que es, la pasta se hace a mano aquí mismo.
Una pequeña revelación: ravioli con nduja, ese delicioso embutido calabrés algo picante, muy sabroso. “Los pocos ingredientes, cocinados con tradiciones, deben ser de máxima calidad”, dice Ludovico.
El menú, breve y variado, busca lo “auténtico” italiano, así que es mejor aceptar las recomendaciones, permitirse descubrir; además, hay especiales de temporada. Al final de nuestra cena, empieza a girar un vinilo de Sade (lo cual debería de ocurrir más a menudo en San José).
Nos despedimos de Groove Kitchen con limoncello, prestos a volver, ahora que el verano se asoma sobre el Parque Francia.
Qué hacer en San José esta semana
En San José de día y de noche recomendamos eventos, sitios, curiosidades y personajes de San José. Esta semana, empiezo con tres recomendaciones de qué hacer del 1.º al 8 de noviembre del 2024.
Múltiples conciertos de temporada, regreso y despedida (esta semana): Vienen varios conciertos relevantes, como Fakir, Passiflora, Sonámbulo y más, pero repase la agenda para que no se los pierda. Además... obviamente... Paul McCartney.
Face to Face y A Wilhelm Scream en vivo (8 de noviembre en Casa Rojas): Ambas bandas, bien conocidas, tocarán en Casa Rojas junto a los ticos de Sin Caer. El concierto empezará a las 8 p. m. en el local de barrio Escalante.
Pasión Argentina (8 de noviembre en el Teatro Auditorio Nacional): Tango y malambo recorren múltiples facetas de la música argentina en una función única con danza y mucho más.
Próximamente en San José de día y de noche: secretos de un barrio, parques ocultos y una boca inesperada. ¡Nos vemos en Chepe!