En el artículo “Tiempos de cambio para la administración del patrimonio familiar”, advertimos sobre la importancia de considerar los cambios legales y regulatorios recientes, tanto por la aplicación de la reforma fiscal como por el Registro de transparencia y beneficiarios finales, en todo lo relativo a administración y pago de impuestos de las empresas que administran patrimonios familiares.
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Los siguientes son algunos consejos básicos para que pueda comenzar con esta evaluación.
1. El mapeo: ¿Cómo estamos y qué tenemos?
Es necesario tener claridad de cuál es la situación actual de la empresa que administra el patrimonio familiar, los activos que manejan, a dónde están, y si esta fotografía calza con la noción de cómo creen que están las cosas.
Suele suceder que activos o participaciones sociales no están registrados a nombre de las personas dueñas de dichos activos, por distintas razones, incluyendo que no se cumplieron los pasos necesarios para formalizar los registros o traspasos correspondientes.
Es fundamental que la realidad se vea reflejada en la documentación legal y contable de la compañía, por lo que se deben revisar los archivos de la empresa familiar para verificar que todos los documentos estén actualizados y en regla.
La fotografía familiar es el punto de partida para poder tomar cualquier acción correctiva e implementar planes estratégicos a futuro. Lo anterior, sin perder de vista, que ajustar la fotografía puede conllevar ciertos gastos como pueden ser los impuestos de traspaso, directo o indirecto, entre otros.
Sin embargo, no corregir estos aspectos de la realidad de la empresa a tiempo, puede ocasionar mayores costos y contingencias a mediano o largo plazo.
2. Las áreas de mejora. ¿Qué podemos simplificar? ¿Qué podemos mejorar? ¿Dónde están mis riesgos?
Una vez que haya concluido el ejercicio anterior, corresponde realizar un análisis minucioso de esa fotografía. ¿Qué es lo que nos dice?, ¿Cuáles debilidades podemos encontrar?, ¿Nos estamos exponiendo a sanciones o contingencias innecesarias?
Con el modelo claro podemos hacer un “zoom” e identificar a dónde nos impactan las reformas legales y fiscales de reciente implementación, así como las debilidades de nuestra operación.
Asimismo, se puede repensar el modelo implementado, no sólo para proteger la empresa familiar, sino para cuidar y conservar el patrimonio familiar que se ha venido acumulando a través de los años. Lo más conveniente podría ser, según el caso, un modelo tendiente hacia la simplificación y eficiencia, ya que estructuras complejas en ocasiones representan altos costos de mantenimiento, en particular en lo que refiere al cumplimiento de las nuevas normas regulatorias, como el Registro de Transparencia y Beneficiarios Finales, e impuestos a las personas jurídicas.
Debemos tener en mente que las cosas cambian continuamente, y que la fiscalización estatal se torna cada vez más estricta, con sanciones pecuniarias considerables, que podrían ser reducidas si se tiene la asesoría profesional y los cuidados debidos en el momento oportuno.
De este ejercicio de mapeo y análisis podemos visualizar más claramente aquellas áreas o prácticas que constituyen un potencial riesgo o contingencia para la empresa familiar, que sin una planeación adecuada puede poner en riesgo el patrimonio de la familia.
3. Las opciones: ¿Cuál estructura mejor se ajusta a los objetivos/metas del negocio familiar y de mi familia?
Tras identificar las áreas de mejora o los puntos débiles del modelo actual, en términos generales, teniendo una lista de los riesgos potenciales, es que se puede seguir adelante con el ejercicio planteado. Ahora procede, de acuerdo con las metas y objetivos de la empresa de la familia, implementar el nuevo modelo de negocio, así como un plan familiar para el manejo de esa empresa y su sucesión. Este plan dependerá de una amplia serie de factores y particularidades de cada empresa, así como de cada familia. El modelo que se implemente debe ser un traje hecho a la medida para la realidad de la familia y el negocio familiar, ya que es el que de manera única y especial va a ayudar a definir qué hacer y cómo hacerlo. Como se advirtió anteriormente, este traje debe siempre tomar en cuenta, las nuevas obligaciones y reglas, en materia fiscal, tales como las ganancias de capital y rentas de capital, temas abordados en la entrega anterior.
4. Objetivo a largo plazo: ¿En dónde veo mi empresa familiar en 10 o 20 años?
De manera paralela con el punto anterior, se debe también preguntar cuál es el objetivo de la empresa familiar. Independientemente de que se quiera que el negocie sobreviva varias generaciones o prepararlo para una venta, es importante implementar un plan de sucesión que deje reglas y valores familiares claros para las futuras generaciones o para la transición del negocio post venta. Es importante enfocar las acciones a tomar como planificación a largo plazo y no medidas reactivas que solucionen los problemas del momento sin atacar los problemas de raíz. La falta de planificación en el tiempo debido puede generar contingencias importantes para la compañía que eventualmente se pueden traducir en sanciones económicas o ajustes fiscales.
5. Ejecute
A partir todo este análisis, y habiendo escogido un camino a seguir, entonces se debe definir un plan de acción para ajustar la empresa a las necesidades del negocio y de la familia. Adicionalmente, se debe definir la estrategia y pasos a seguir para implementar los cambios y ajustes que toda la revisión previa nos ha indicado se debe realizar.
Para asegurar una adecuada revisión e implementación de las medidas requeridas, los puntos anteriores se deben ejecutar siempre con la asesoría y acompañamiento de un profesional experto.
La identificación de riesgos potenciales y medidas a tomar es una labor mejor realizada con un equipo interdisciplinario de profesionales, que se aseguren de que se están guardando todos los cuidados y tomando todas las medidas necesarias para que la empresa siga el camino idóneo.