El pasado 18 de septiembre, una de las casas calificadoras de riesgo más importantes a nivel mundial, Moody’s, mejoró la calificación crediticia de Costa Rica pasando de B1 a Ba3 con perspectiva positiva.
Es importante primero tener claro qué es una calificadora de riesgo. Estas son instituciones que se dedican a evaluar y calificar valores o riesgos vinculados con la actividad financiera, así como cualquier aspecto relacionado con el manejo, aprovechamiento e inversión de recursos captados del público. Es decir, califican la salud financiera de las entidades y los gobiernos centrales a nivel global. Estas calificaciones proporcionan a los inversionistas una referencia fundamental para decidir si invertir o no en determinado emisor, ya que reflejan el nivel de riesgo asociado con una potencial inversión.
En el caso de las emisiones de deuda de los gobiernos centrales, estas instituciones realizan un análisis profundo de la situación de un país a nivel económico para poder otorgar una calificación. En lo que respecta a Costa Rica, varios factores se unieron para obtener el nivel de Ba3, entre ellos, un crecimiento económico que supera las expectativas, un manejo más eficiente de la deuda y menores costos de financiación de esta. Además, Moody’s detalló que la mejora también se respalda en que las instituciones han sido más confiables y el riesgo político más bajo, y ha habido movimientos externos controlados.
En los últimos años, las administraciones lograron reducir gradualmente la deuda del Gobierno, impulsadas por un crecimiento económico superior a lo previsto. Este crecimiento está influenciado por el aumento de las exportaciones y la inversión extranjera directa, donde destacan el sector servicios y la producción.
El aumento de dos niveles en la calificación de riesgo de la deuda soberana deja a Costa Rica muy cerca de poder llegar a ser un país “investment grade” o grado de inversión, lo cual significa que puede ser considerado un Gobierno financieramente sólido, con un bajo riesgo de incumplimiento en el pago de la deuda.
Ahora bien, todo lo anterior se refleja en las negociaciones de los activos de renta fija en el mercado local. A medida que la percepción del riesgo disminuye, los precios de estos activos comienzan a subir, lo que provoca una caída en los rendimientos a lo largo de los diferentes plazos de vencimientos en la curva. Esto ocurre cuando, en las negociaciones de oferta y demanda de activos, tanto el Gobierno Central (a través del Ministerio de Hacienda) como el Banco Central ajustan los rendimientos de sus activos en el mercado primario, colocándolos a tasas más bajas, lo que hace que el costo de financiamiento para ellos sea menor.
Además, una mejora en la calificación beneficia indirectamente los portafolios de inversión, ya que sus valores comienzan a apreciarse debido al aumento de precios. Ante esta valorización, los participantes del mercado optan por salir a vender sus activos para generar ganancias de capital, y reposicionarse en activos de más largo plazo que ofrecen rendimientos más atractivos y con un menor riesgo.
El impacto se empezará a reflejar directamente en el mercado primario, a través de las subastas del Banco Central y el Ministerio de Hacienda, los cuales suelen trazar una línea de dónde desean tener los rendimientos de los activos. Es así como en las próximas subastas dichos emisores comenzarán a dar visibilidad de cómo y hacia dónde debe ajustarse la curva de rendimientos.
En cuanto a los dólares, aunque pueden verse afectados por la mejora en la calificación, su comportamiento está más alineado con las decisiones de la Reserva Federal (FED). En esta moneda se ven ajustes más agresivos en el tramo largo de la curva y los activos comienzan a tener una demanda un poco más paulatina, ya que, si lo comparamos con mercados emergentes, las negociaciones en local están con rendimientos muy por debajo en plazos similares.
En resumen, los efectos positivos que se derivan de esta mejora no solo benefician al Gobierno, también fortalecen la confianza en el mercado local y abren nuevas oportunidades para los inversionistas. Esto les permite acceder a inversiones más atractivas, con rendimientos más competitivos. Por lo tanto, es crucial que los inversionistas se mantengan actualizados sobre estos cambios para poder tomar decisiones informadas y gestionar sus patrimonios de manera efectiva.