Los individuos y familias de altos patrimonios, con diversidad de activos y portafolios de inversión sofisticados, pueden enfrentarse a complejidades en la planificación y manejo de sus finanzas. Sin embargo, aunque puede parecer un escenario desafiante, uno de sus objetivos principales es, sin duda, preservar su patrimonio a través del tiempo; y cuando llegue el momento, poder transferirlo de una generación a otra de la manera más integra y fluida posible. Este esfuerzo no solo representa una forma de proteger lo que han construido, sino también de asegurar el bienestar y la estabilidad de sus seres queridos.
Es por esto por lo que la asesoría patrimonial, si bien basa su espina dorsal en el manejo financiero de las inversiones y sus retornos —es decir, generar rentas pasivas sobre el dinero—, no debería focalizar su atención únicamente en esto. Las estrategias de planificación deben ser más integrales y componerse por diferentes aristas patrimoniales:
- Asesoría en inversiones: Es indispensable contar con un “traje a la medida”, el cual tenga una sintonía adecuada entre el perfil de riesgo y los retornos esperados. Generalmente, en patrimonios consolidados, donde la sucesión toma relevancia, se busca mitigar el riesgo al máximo, incluso a costa de sacrificar la rentabilidad. Es decir, el cliente prefiere conservar su patrimonio y obtener menores rendimientos antes que asumir mayores riesgos para obtener mayores beneficios. No obstante, esto puede variar según cada caso específico.
- Asesoría tributaria y contable: Es esencial para todos los inversionistas, especialmente para aquellos con altos patrimonios, revisar en detalle sus estructuras patrimoniales y las responsabilidades tributarias y contables relacionadas con la variedad de activos en su cartera de inversión. Una buena planificación puede tener un efecto positivo al mejorar la eficiencia en las estructuras empresariales y personales, lo que resulta en una mayor disponibilidad de recursos tanto a corto como a largo plazo.
- Asesoría en protección patrimonial: Ninguna persona está exenta de eventualidades que puedan comprometer las finanzas o patrimonio. Los accidentes y enfermedades pueden surgir sin previo aviso, por lo que es crucial estar preparado en materia de riesgos para evitar improvisaciones ante estos eventos. Es muy recomendable realizar un análisis exhaustivo de los riesgos, tanto personales como materiales, de la familia, así como del negocio familiar. Existen numerosos productos de seguros que brindan una serie de coberturas y beneficios, con lo cual, a cambio del pago de primas, protegemos ese patrimonio que se ha generado y cuidado durante tanto tiempo.
- Asesoría en gobernanza familiar: Muchas familias con altos patrimonios, especialmente en Latinoamérica —donde se estima que el 90% de las empresas son de carácter familiar—, incluyen negocios familiares dentro de su portafolio de activos. Transferir el negocio familiar puede representar un gran reto y, en muchos casos, es el eslabón que propicia la erosión del patrimonio familiar. Es de suma importancia establecer los protocolos familiares necesarios para que exista una comunicación transparente entre los socios y los posibles herederos del negocio, evitando así conflictos. Es fundamental contar asesoría en gobernanza liderada por profesionales especializados en dicha materia.
- Asesoría en sucesión patrimonial: Por último y no menos importante, el proceso de sucesión patrimonial. Cuando se deba activar dicho protocolo es necesario que sea de forma ordenada, transparente y con algún vehículo legal sucesorio que cumpla a cabalidad los deseos del individuo o la familia. Un instrumento que se adapta a las necesidades y objetivos particulares de cada persona es el fideicomiso testamentario, el cual por medio de un proceso automático distribuye los activos en el tiempo deseado por la persona que solicita el fideicomiso; no tiene que ser precisamente ser al momento de un fallecimiento, sino que se hace a través de un contrato testamentario altamente flexible. Los fideicomisos son una figura legal sólida para temas sucesorios, la cual garantiza al fideicomitente que los recursos se administrarán tal cual él lo defina, ajustándose a las necesidades y anhelos de cada persona y familia. De esta manera, se crea una estructura que no solo protege el patrimonio, sino que también respeta y cumple los deseos y valores del fideicomitente.
En conclusión, la estrategia de la familia con respecto al patrimonio debe ser integral e ir más allá de solo centrar sus objetivos en rentabilidad o manejo de inversiones. Debe ser una estrategia que se encuentre en sintonía con los objetivos de vida, tanto financieros como profesionales y familiares de cada persona. Todo esto con el objetivo de trasladar dicho patrimonio de una generación a otra de la manera más íntegra posible, asegurando así un legado patrimonial que pueda ser disfrutado por muchas generaciones futuras.