Existe un proverbio Chino que dice que: “El patrimonio no pasa de tres generaciones”. Aunque este ha sido confirmado por muchas empresas, la realidad es que, con la estructura y guía adecuadas, una empresa familiar puede extenderse por muchas generaciones.
El éxito de una empresa familiar está en la creación de una visión compartida entre generaciones. El legado no es solo una cuestión de rentabilidad, sino también de valores, identidad y cultura que se heredan y sirven como bases para el crecimiento y continuidad del negocio, por lo que es fundamental que no solo se enfoquen en la preservación del capital económico, sino también en el capital emocional y humano que sostiene a la organización.
Los procesos de sucesión y preservación del capital familiar pueden resultar complejos, lo que destaca la importancia de contar con protocolos de gobernanza familiar y planes de sucesión. Estos son dos de los pilares sobre los que se puede asegurar una incorporación fluida y exitosa, no solo al negocio, sino también de los valores y el legado familiar.
La gobernanza familiar incluye la definición de roles y responsabilidades, la creación de un consejo de familia que actúe como un puente entre la empresa y la familia, y el establecimiento de un protocolo familiar con reglas claras para la participación, incorporación y salida de los familiares en el negocio. El consejo no solo es un medio entre los intereses empresariales y familiares, sino que también juega un papel clave en la toma de decisiones estratégicas para asegurar la continuidad del negocio. Por su parte, un protocolo familiar bien definido es esencial para prevenir conflictos y garantizar que las reglas del juego sean conocidas por todos, lo que facilita las transiciones generacionales de forma ordenada.
Además, la capacitación constante de las generaciones más jóvenes es fundamental, no solo para prepararlas en su rol operativo dentro de la empresa, sino también para inculcarles la importancia de los valores familiares, el compromiso ético y la responsabilidad de liderar una empresa con trayectoria. Este enfoque en la formación integral asegura que el capital humano y emocional se preserve junto con el capital económico, fortaleciendo la cohesión familiar y garantizando la estabilidad a largo plazo del negocio.
Sin embargo, no todo depende de las estructuras formales, y es igual de importante crear un sentido de propósito compartido. Las familias que logran mantenerse unidas en torno a un objetivo común tienden a tener más éxito en la preservación del capital a lo largo del tiempo. Este objetivo no debe ser solamente el incremento del patrimonio, sino también el impacto positivo en la comunidad y la sostenibilidad del negocio. El enfoque en un legado que va más allá de los números; mantener un sentido de propósito permite a las nuevas generaciones sentirse conectadas y comprometidas con la empresa.
Aunque tradicionalmente existe la percepción de que la tercera generación puede enfrentar mayores retos en la administración del patrimonio, la realidad es que, con una estructura adecuada, protocolos de gobernanza claros y con guía de las generaciones previas, se puede garantizar que el legado perdure a lo largo del tiempo. La continuidad del legado familiar no solo depende de la preservación del capital económico, sino también en transmitir los valores y principios que dan sentido a la empresa familiar.