Gartner, una firma internacional líder en investigación de mercados, tecnologías y finanzas, estimó que para el año 2022 el mundo producirá 1,7 megabytes de datos cada segundo, un poco más de 6 gigabytes por hora, y casi 15 terabytes por día.
Solo imaginen la cantidad de discos duros que se necesitarán para almacenar esa información.
La revista especializada Baseline puso en contexto el volumen de esos datos en el universo digital: si guardamos toda la información en teléfonos móviles de 32 gigabytes y los apiláramos unos sobre otros, formarían una torre seis veces más alta que la distancia entre la Tierra y la luna.
¿Dónde se guardan todos esos datos? ¿Qué equipos se utilizan para administrarlos? Antonio González, profesor del Área Académica de Ingeniería en Computadores del Tecnológico de Costa Rica (TEC), indica que toda esta información se concentra en grandes centros de datos, o data centers como se les refiere en el argot técnico, donde gran cantidad de equipos de cómputo acomodados en estantes (o racks) cumplen con la función de almacenar y administrar esos datos que producimos con nuestra actividad diaria y que podemos acceder por medio de una conexión.
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Nuestras fotos en Facebook e Instagram, nuestros chats de WhatsApp, nuestros tuits, nuestra ubicación que nos brinda un GPS, y toda la actividad que realizamos en línea no se almacena localmente en nuestros equipos. Se guardan en estos centros de datos, y los más grandes se albergan en edificios que pueden tener un tamaño de 10.000 metros cuadrados y se ubican principalmente en Estados Unidos, China y algunos países europeos.
“Con el tiempo, las capacidades computacionales de los equipos, al igual que la capacidad de almacenamiento ha aumentado mucho en los últimos y los costos han bajado”, detalla González para explicar cómo los equipos mantienen el paso ante la ola de información que hay que administrar
Aunado a la mejora en los equipos, el profesor del TEC añade que recursos como la computación cognitiva permiten analizar cantidades enormes de esos datos y aprovecharlos como insumo para tomar decisiones, por ejemplo para mejorar la programación de un software o mejorar las estrategias de venta de una cadena de supermercados.
Para González, la receta para manejar toda esa información de una manera rápida y eficiente tiene cuatro ingredientes: mayor ancho de banda para transmitir, mayor poder computacional, dispositivos de almacenaje más capaces y más rápido, y mejores protocolos de transmisión de datos.
Los datos no solo se producen con nuestra actividad en línea. Cada vez que usamos nuestra tarjeta de crédito generamos datos de nuestros hábitos de compra; cada vez que usamos un parqueo o un peaje automatizado ayudamos a pintar un cuadro del flujo de vehículos en un tiempo determinado; y cada vez que usamos un lector digital en nuestro lugar de trabajo avisamos nuestra hora de entrada y salida.
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