El usuario de un teléfono celular el cual está cerca de descargarse por completo no tiene nada más que hacer que buscar un punto de recarga para darle un poco más de “vida” antes de que se apague por completo.
Con los vehículos 100% eléctricos la situación es bastante similar. El conductor pudo haber cargado el auto en su casa pero, de repente, no calculó bien cuánta energía requería para llegar a su punto de destino ¿Qué hace entonces?
La Red Nacional de Carga Rápida, presentada por el Gobierno de la República días atrás, promete la instalación de 35 centros de recarga, con la intención de echarle la mano a esos conductores que tendrán que parar a cargar su carro de camino. El decreto para regular la construcción y funcionamiento de esta red de centros es, sin duda, un paso importante en el objetivo de descarbonización del país.
Dichos puntos de recarga funcionarán conectados a una plataforma digital que, a su vez, tendrá su propia apliación web y móvil, para controlar la asistencia a los lugares y su consecuente pago.
Con estos medios de transporte se reduce significativamente la contaminación con hidrocarburos y la contaminación sonora. Además, la conducción de estos vehículos genera menor cansancio en los conductores.
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¿Cómo se cargan?
Para entender mejor qué implicaciones tiene esto, Sergio Morales, profesor de Electrónica del TEC y coordinador del Laboratorio de Investigación en Vehículos Eléctricos (LIVE) nos explica los tres tipos de carga que pueden tener estos vehículos eléctricos.
Algo importante a tomar en cuenta es que los mismos usuarios pueden hacerse cargo de conectar el carro a la estación con mucha facilidad.
L1: funciona con un tomacorriente normal, como el que tenemos todos en nuestras casas. El detalle a considerar es que permite, como máximo, una corriente eléctrica de 120 V. En comparación con los otros tipos, tarda más en cargar las baterías de los vehículos eléctricos. Lo mínimo que podría durar para llevar la carga al 100% son 8 horas.
L2: Su corriente eléctrica es de 240 voltios, con corriente alterna. Es como el “toma” que usa la cocina o la secadora eléctrica de ropa (conocida como pata de gallo). Permite el paso de más corriente, y por ello se puede cargar un vehículo en la mitad del tiempo que con el cargador L1.
L3: Es un sistema más grande que trabaja con corrientes alternas trifásicas. El tipo de energía eléctrica que llega al carro es corriente directa, como la de las baterías de cualquier dispositivo. Tiene una potencia mucho mayor pero solo lo pueden instalar las compañías que suministran electricidad debido a que requiere de ciertos cuidados especiales.
Según explica Morales, en cualquier lugar donde haya un tomacorriente podría usarse el sistema de carga. Para la instalación de los L2, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), Fuerza y Luz y Jasec, trabajan para que estos puntos de recarga puedan ser públicos y gratuitos. En algunos casos se definirían puntos estratégicos de carga para que los usuarios puedan movilizarse con más tranquilidad, incluso, con el involucramiento de algunas cooperativas.
En cuanto al sistema de carga L3, hay planes de instalación de estaciones en un futuro cercano. Son la solución para aquellos usuarios que, por alguna emergencia, o mal cálculo del rendimiento de la batería, requieren de una carga imprevista en algún punto de su camino.
Desde el TEC, hay también varios proyectos relacionados con los vehículos eléctricos. Actualmente se imparten charlas de puntos básicos sobre esta tecnología, pero también se está trabajando en investigaciones desde el Laboratorio de Investigación en Vehículos Eléctricos (LIVE), por ejemplo, para convertir un carro de cortar zacate en uno eléctrico y, eventualmente para que sea autónomo. Ese proceso de conversión de motores de combustión a eléctricos podría replicarse en otros vehículos en el futuro.
Otra iniciativa busca la estimación real de la capacidad de una batería por medio de una app. Esta herramienta puede analizar mejor el rendimiento de una batería tomando en cuenta la geografía, distancias y otras variables de los recorridos usuales. Esto último debido a que la batería de un vehículo eléctrico trabaja de manera diferente según el terreno. Por ejemplo, podría consumir más en pendientes y recuperar carga en otros terrenos, como las bajadas.
La app además podría recomendar recorridos e indicar dónde hay puntos de carga.
A nivel interno, el parqueo de la Escuela de Diseño Industrial del TEC cuenta con un punto de carga para vehículos eléctricos, así como campos asignados para estos automóviles. La unidad de transporte ya cuenta con vehículos híbridos, mientras que la unidad de mantenimiento cuenta desde hace varios años con tres pick-up 100% eléctricos, para el uso dentro de la institución. El mismo laboratorio LIVE tiene varias bicicletas eléctricas, en contribución con el proyecto de sostenibilidad del TEC.