Estocolmo. Con el inédito apoyo de la extrema derecha, la derecha sueca anunció el viernes un acuerdo para formar un gobierno que pretende entre otras cosas reactivar la energía nuclear en el país.
“Los moderados (conservadores), los cristiano-demócratas y los liberales formarán gobierno y colaborarán con los Demócratas de Suecia en el Parlamento”, declaró el jefe del partido de los Moderados, Ulf Kristersson, en una conferencia de prensa.
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La votación para designarlo como primer ministro tendrá lugar el lunes y el nuevo equipo debería instalarse al día siguiente.
Los socios desvelaron una hoja de ruta que prevé entre otras medidas luchar contra la criminalidad y reducir la inmigración, así como la reactivación de la energía nuclear de la que Suecia se apartó estas últimas décadas.
“Se construirán nuevos reactores nucleares”, declaró la líder de los cristiano-demócratas, Ebba Busch, durante la presentación del nuevo equipo. En los últimos años, Suecia cerró seis de sus 12 reactores. Los que siguen abiertos generan cerca del 30% de la electricidad usada en el país.
Los cambios en el mercado energético provocados por la guerra en Ucrania reactivaron el debate sobre el futuro de la política energética en Suecia, como en otros países de Europa.
El Gobierno socialdemócrata saliente, en el poder los últimos ocho años, era tradicionalmente opuesto a la construcción de nuevos reactores, pero admitió este año que la energía nuclear es crucial para el futuro cercano.
El grupo de energía sueco Vattenfall dijo en junio que estaba estudiando la posibilidad de construir al menos dos pequeños reactores nucleares modulares, para responder a la demanda creciente de electricidad.
Regreso de la derecha
Tras ocho años del Gobierno social-demócrata, la derecha retoma los mandos de Suecia después del avance sin precedentes del Partido Demócratas de Suecia (SD), gran vencedor de las elecciones del 11 de setiembre con 20,5% de votos, un resultado récord.
Si no entra al gobierno —una opción descartada por los otros partidos de derecha—, el partido dirigido desde hace 17 años por Jimmie Åkesson es la mayor fuerza parlamentaria de la nueva mayoría y la segunda del país, con 73 escaños.
Sumando a los moderados (68 escaños), a los cristiano-demócratas (19) y a los liberales (16), la “constelación de derechas cuenta con la mayoría absoluta con 176 escaños”.
Por su parte, la oposición liderada por los social-demócratas (107 escaños) de la primera ministra saliente Magdalena Andersson, cuenta con 173 escaños. Andersson no pierde esperanza de volver al poder si la derecha colapsa.
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Tras unas elecciones tan ajustadas que los resultados definitivos tardaron tres días, Kristersson fue encargado de formar Gobierno el 19 de setiembre por el presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlén. El miércoles, Kristersson obtuvo dos días suplementarios para finalizar las negociaciones de la derecha.
El gran desafío de este nuevo Gobierno era conciliar las expectativas del pequeño partido de los liberales, cuya línea roja era la llegada de la extrema derecha al Gobierno, y la influencia de los demócratas de Suecia, que exigían puestos de ministros.
“Nos hubiera gustado ver un gobierno de mayoría en el que habríamos participado”, declaró Jimmie Åkesson durante la conferencia de prensa de los cuatro partidos de derecha.
“Para nosotros es muy importante que tengamos un entendimiento global sobre las cuestiones políticas”, añadió.
La llegada del SD a una mayoría, aún informal, es un seísmo en la vida política en Suecia, 12 años después de su entrada al Parlamento con 5,7% de votos.
Creado en 1988 sobre las cenizas de un grupo neonazi, el partido de extrema derecha se asentó poco a poco en el paisaje político, en un contexto de fuerte inmigración extraeuropea.