Kupiansk. Olena se abre paso entre los escombros para recuperar una silla y una pantalla de computadora, lo único que quedó tras la retirada de los rusos en setiembre, acusados por los ucranianos de saqueo sistemático, tanto en Kupiansk, en el noroeste de Ucrania, como en otros lugares.
La localidad fue ocupada del 27 de febrero al 10 de setiembre del 2022. Tres días después del comienzo de la guerra, el alcalde, Guennadi Matsegora, miembro del partido “Plataforma de oposición — Por la vida”, entregó su ciudad al Ejército ruso, a cambio de un cese de las hostilidades.
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Las tarjetas de visita del edil, que huyó a Rusia, todavía están en su escritorio, sobre el cual yacen los restos de una fotografía de Vladimir Putin.
“Aquí es donde se instaló el que los ocupantes rusos nombraron alcalde”, explicó Olena, empleada municipal, volviendo por primera vez a su lugar de trabajo.
“Los que querían regresar a sus labores debían, entrando en su oficina, limpiarse los pies con la bandera ucraniana, clamar ‘gracias Rusia, nuestros libertadores’ al mismo tiempo que eran filmados”, afirmó la joven madre.
Olena fue detenida por los servicios rusos durante cinco días en marzo y se negó a dar su apellido por temor a represalias contra sus familiares.
Refugiada en su sótano en el punto álgido de los combates en setiembre, regresó a su casa donde encontró todo patas para arriba. “Se llevaron mi microondas, mi lavadora y el tanque de mi inodoro. No el inodoro, solo el tanque”, detalló a la AFP.
Saqueos sistemáticos
Desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero, los informes de saqueos por las tropas de Moscú se convirtieron en moneda corriente en las zonas liberadas, generando temores de un comportamiento sistemático por parte de los soldados ocupantes.
Las autoridades ucranianas registran las denuncias de particulares y profesionales víctimas de estos robos, con la esperanza de que un día puedan ser indemnizados, en el marco de las reparaciones de guerra pagadas por Moscú.
En abril, el grupo de investigación independiente bielorruso Hajun Project, reveló grabaciones de video de un mostrador de expedición postal de la ciudad fronteriza de Mazyr en Bielorrusia, que mostraba a soldados rusos haciendo cola durante tres horas para enviar, cada uno a su vez, paquetes que van de 50 a 500 kilogramos a su país.
En Kupiansk, que fue durante más de siete meses la sede de la administración militar y civil de la ocupación, los robos parecen para los habitantes un mal menor comparados con el riesgo de detención y los relatos de tortura que caracterizaron este período de ocupación.
En la comisaría de la ciudad, instalada en un edificio provisional ya que el original fue pulverizado en los combates, se registran todas las quejas de los habitantes. Pero para tratarlas, sobre todo con respecto a los seguros, todavía es pronto y faltan medios.
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“El número de denuncias tras la ocupación es enorme”, dijo a la AFP Oleksandr Guitselev, jefe adjunto de la Policía criminal de Kupiansk, sin poder cifrarlas. En el caso de los delitos contra la propiedad, también se registran las denuncias, sin grandes esperanzas de restitución.
“Robaron sobre todo maquinaria agrícola, automóviles, cereales y electrodomésticos”, indicó. En una granja, “hasta se llevaron cerdos”, añadió el responsable de la policía.