Alemania rindió homenaje el jueves a las más de 180 personas fallecidas en las histórica inundaciones de 2021, en un contexto de creciente preocupación por el cambio climático, responsable de aquella catástrofe.
El presidente Frank Walter Steinmeier se embarcó en una gira por el valle de Ahr, mientras que el canciller Olaf Scholz asistió a una ceremonia conmemorativa en la ciudad de Bad Neuenahr Ahrweiler, ambos en el oeste del país.
"Vine nuevamente aquí en este aniversario del horror de la inundación para mostrar que no hemos olvidado a la gente del valle de Ahr", dijo Steinmeier. "Sabemos cuántos siguen luchando para reconstruir sus hogares", agregó.
En esa zona de Alemania, miles de personas aguardan aún poder regresar a sus casas mientras no han terminado las labores de reconstrucción de puentes, carreteras, vías férreas, hospitales y viviendas, barridos cuando los ríos salieron de sus cauces.
Los días 14 y 15 de julio de 2021 cayeron en el oeste del país entre 100 y 150 milímetros de lluvia, precipitaciones inéditas en Alemania desde el inicio de los registros meteorológicos. La catástrofe dejó 185 muertos.
"La magnitud de las lesiones en el cuerpo y el alma es inconcebible", dijo con voz temblorosa Cornelia Weigand, jefa del distrito de Ahrweiler, durante un acto al que asistió el canciller Olaf Scholz.
"El cambio climático nos ha alcanzado, lo vemos en estos días con olas de calor en grandes partes de Alemania, donde los bosques arden y el nivel de las capas freáticas baja, mientras que otras regiones se ven afectadas por lluvias", dijo por su parte Steinmeier.
Bélgica, con 39 muertos, y Holanda también se vieron gravemente afectadas.
Durante una ceremonia el jueves en Lieja (este), el primer ministro belga Alexander de Croo rindió homenaje a "todos los héores" que ayudaron a las víctimas.
En Alemania, la magnitud de la destrucción alrededor de ciudades prósperas como Bonn, Dortmund y Essen, provocó un shock. El balance, no definitivo, de los daños asciende a más de 30.000 millones de euros (igual monto en dólares).
Las dos regiones cuentan con más de 85.000 personas u hogares damnificados y unas 10.000 empresas afectadas.
Los servicios meteorológicos alemanes habían anunciado las importantes precipitaciones con antelación, pero muchos habitantes no fueron advertidos específicamente.
La población "tuvo la impresión de que se trataba de fuertes lluvias", su "amplitud no se comunicó" con bastante claridad, estimó un responsable alemán después de las inundaciones.
Se abrió una investigación judicial por "homicidio por negligencia" contra el jefe del distrito de Ahrweiler.
Para evitar nuevos fallos, el gobierno alemán pretende ahora utilizar el envío de alertas a través de un mecanismo denominado "Cell Broadcasting", que transmite a los teléfonos incluso si la red está sobrecargada o perturbada.
Alemania también tiene previsto rehabilitar las sirenas, muchas de las cuales habían sido desmanteladas en los últimos años.
Estas inundaciones también dieron lugar a una toma de conciencia en la primera economía europea del peligro climático y de los riesgos generados por la artificialización de los suelos.
Un mes después de las inundaciones, un estudio científico internacional basado en modelos estadísticos vinculó esta catástrofe con el calentamiento del planeta.
En la vasta zona inundada, de Bélgica a Suiza, los científicos pudieron determinar que la cantidad máxima de precipitaciones aumentó entre 3% y 19% debido al cambio climático.
Según los investigadores, es de esperar también que estos episodios de fuertes lluvias se produzcan con mucha más frecuencia en toda la región.
"Un año después, no hay que olvidarse porque mucha gente piensa 'deben haber pasado página', pero sólo estamos al principio", advirtió Alfred Sebastian, el alcalde de Dernau, uno de los pueblos del valle que, según él, debería "ser apoyado económicamente por el país".
La vuelta a la normalidad "tomará todavía tiempo", advirtió por su parte Guido Orthen, alcalde de Bad Neuenahr Ahrweiler, una ciudad balneario particularmente afectada.
Miles de particulares y empresas damnificados, atrapados en los meandros administrativos, aún no recibieron las ayudas prometidas.
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