Berlín. Alemania superó el domingo los 40.000 muertos por coronavirus desde el inicio de la pandemia, anunció el instituto de vigilancia sanitaria Robert Koch (RKI), pero la canciller Angela Merkel advirtió que las próximas semanas serán “la fase más dura de la pandemia”.
El país registró 465 decesos por el virus en las últimas 24 horas, registrando un total de 40.343 fallecimientos, preciso el centro.
Hasta ahora, más de 1,9 millones de personas contrajeron la enfermedad, incluidos los casi 17.000 nuevos casos contabilizados desde el sábado.
En su mensaje semanal por video el sábado, Merkel advirtió que el impacto del aumento de contactos durante las fiestas de fin de año todavía no se hacía sentir en las estadísticas.
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Además, advirtió que las semanas venideras serán “la fase más dura de la pandemia”, con el médicos y el personal sanitario trabajando al máximo de sus capacidades.
Alemania, que logró evitar relativamente la primera ola epidémica, al contrario de algunos de sus vecinos europeos, está siendo duramente golpeada por esta segunda oleada y no logra contener la propagación del virus.
Las autoridades acaban de prolongar y reforzar un confinamiento parcial hasta el 31 de enero e instan a la población a reducir los contactos. Las escuelas, la mayoría de comercios no esenciales, los bares y restaurantes, los centros culturales y deportivos permanecen cerrados hasta finales de enero.
Alemania, como otros países europeos, inició su campaña de vacunación a finales de diciembre, y ya administró la vacuna de Pfizer/BioNTech a más de medio millón de personas.
Merkel admitió que el proceso de vacunación demoró en iniciarse pero que "el ritmo va a acelerarse", aseguró.
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"Lo que es importante es que podemos decir: tendremos suficientes vacunas disponibles para todos en Alemania", añadió.
"Mes tras mes, vamos a vacunar cada vez a más gente y, al final, podremos proponer la vacuna a quien lo desee", prosiguió la canciller.
Aunque las vacunas aportan una “esperanza justificada”, dijo, la dirigente pidió paciencia a la población y aseguró que estaba “firmemente convencida” de que las restricciones actuales eran “absolutamente necesarias”.