Jerusalén. Los israelíes acudieron a votar el martes en las quintas elecciones legislativas celebradas en el país, en menos de cuatro años, con el exprimer ministro de derecha Benjamín Netanyahu determinado a volver al poder y una afluencia a los colegios electorales inusualmente alta.
Aunque los 6,8 millones de electores inscritos disponen de unas 40 listas para elegir, la decisión se reduce principalmente a dos bandos: el favorable a un regreso del ex primer ministro conservador Netanyahu, juzgado por corrupción, y el partidario de mantener a la heterogénea coalición gobernante actual, liderada por el centrista Yair Lapid.
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Durante la mañana, la tasa de votación era del 38,9%, un 4,3% más que en las últimas elecciones de marzo del 2021. Se trata asimismo de la participación más elevada desde 1999, según la comisión electoral.
Los colegios electorales abrieron a las 07:00 a. m. y permanecerán abiertos hasta las 22: 00 p. m. Cuando culmine la votación se publicarán los sondeos a pie de urna, seguidos de los primeros resultados oficiales, que pueden mantener al país en vilo hasta el jueves, cuando se prevé el final del recuento de unos comicios muy ajustados.
Netanyahu trata de reunir una mayoría de 61 diputados de entre los 120 del Parlamento con sus aliados ultraortodoxos y de la extrema derecha, que puede subir a tercera fuerza.
El ex primer ministro, de 73 años, se desplazó a las afueras de Tel Aviv para “asegurar(se) de que todo el mundo salga a votar” por su partido, el Likud. “Solo tendremos una oportunidad”, afirmó el que ha sido jefe de Gobierno con más años en el poder de la historia del Estado de Israel.
“Espero que terminemos este día con una gran sonrisa”, declaró, tras votar en Jerusalén.
“Quienes voten por nosotros tendrán a Netanyahu como primer ministro y un verdadero Gobierno de derecha”, aseguró por su lado el líder de la extrema derecha, Itamar Ben Gvir, que votó en una colonia en Cisjordania ocupada.
Mantener el rumbo
Ante ellos, Yair Lapid, de 58 años y primer ministro desde julio, quiere convencer a los electores de mantener el rumbo de los últimos meses con su coalición formada por partidos de izquierda, centro, derecha y árabes.
“Id a votar hoy por el futuro de nuestros hijos, por el futuro de nuestro país. ¡Votad bien!”, declaró el martes Lapid, que votó en Tel Aviv.
Esta “coalición del cambio” forjada por Lapid y Naftali Bennett echó a Netanyahu del poder en junio del 2021, pero un año después perdió su mayoría en la cámara por la salida de diputados de derecha, lo que provocó elecciones anticipadas, las quintas desde la primavera del 2019.
“Cada año hay nuevas elecciones, no hay estabilidad política y eso obstruye muchas cosas”, dijo una electora, Amy Segal, en un colegio electoral en Tel Aviv. “Siento que da igual por quién votes, nada cambiará”.
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Los sondeos otorgan al “bloque de derechas” de Netanyahu 60 escaños, uno por debajo de la mayoría, contra 56 para Lapid y sus aliados.
El umbral del 3,25%
Aunque la campaña empezó lentamente, se aceleró en las últimas jornadas con los partidos dándolo todo para convencer a los indecisos y movilizar a sus bases, especialmente en las localidades árabes.
En el 2020, los partidos árabes israelíes consiguieron un resultado récord de 15 escaños tras una campaña dinámica bajo una sola lista. Pero esta vez se presentan dispersos en tres candidaturas: Raam (islamista moderado), Hadash-Taal (laico) y Balad (nacionalista).
En el sistema proporcional de Israel, las listas electorales deben obtener al menos el 3,25% de los votos para acceder al Parlamento con un mínimo de cuatro escaños. Por debajo de este umbral, los partidos se quedan sin representación.
La división de los partidos árabes los pone en riesgo de no alcanzar ese mínimo y favorecer así la victoria de Netanyahu y sus aliados.
“Sin nosotros, la derecha formará un gobierno mayoritario. Para frenarlos, os necesitamos”, dijo en la recta final de campaña Ahmed Tibi, uno de los dirigentes de la lista Hadash-Taal.
La votación ocurre en un contexto de tensión en Cisjordania ocupada, tras una serie de ataques antiisraelíes de palestinos sobre todo en primavera, y más de 2.000 operaciones militares israelíes desde entonces en ese territorio palestino, ocupado desde 1967.
Estas operaciones causaron más de 120 muertos del lado palestino, el peor balance en siete años.