¿Recuperar los ritmos disco en tiempos de pandemia? Esto es posible en Dinamarca, donde un “partybus” (autobús discoteca) se transforma en un centro de detección itinerante y recorre las calles de un suburbio de Copenhague.
“Los partybuses no se utilizan para hacer fiestas ya que, por el momento, todo está prohibido en este sector, con lo cual estos autobuses están disponibles. Hay que hacer muy pocos cambios para transformarlos”, explica el miércoles a la AFP el alcalde de Glostrup, John Engelhardt.
Las bolas de neón y las luces de colores todavía están ahí y, si bien ya no es posible pedir una cerveza o consumir alcohol, la música resuena en los recintos y contribuye a una atmósfera mucho más relajada que en otros centros de pruebas.
De conformidad con la estrategia del gobierno, que alienta a los daneses a hacerse la prueba regularmente, incluso sin síntomas, su objetivo es permitir que el mayor número posible de personas se someta a ella, acercando los centros a los lugares de trabajo.
El miércoles, el partybus se estacionó delante de dos escuelas. “Estamos más expuestos como profesores. Con el partybus, estamos más seguros”, se felicita Julie, una maestra de 32 años.
Entre los neones y la música pegadiza, los usuarios, con su mascarillas sanitarias, olvidan la estrechez de este lugar insólito, mientras que el personal sanitario baila entre cada paciente al mismo tiempo que abre y etiqueta los hisopos.
Eso no significa sacrificar el protocolo de salud. “La calidad de la prueba y la higiene son perfectas”, asegura Theresa Kay Heeno, responsable de los cribados en el partybus.
En cinco días, 1.500 personas han sido probadas en el autobús discoteca que permanecerá en servicio “mientras lo necesitemos”, según Engelhardt.