Washington. El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció este martes que quiere que el 70% de los adultos de su país hayan recibido al menos una dosis de una vacuna contra la covid-19 antes del 4 de julio y que desea incluir a los adolescentes en la campaña de inmunización.
Su intención de vacunar a los adolescentes es una medida controvertida para muchos expertos, que sostienen que es un grave error utilizar el limitado suministro de dosis del mundo en una población de bajo riesgo mientras la pandemia aumenta en países como India y Brasil.
En un discurso en la Casa Blanca, Biden, fijó además este martes la meta de 160 millones de estadounidenses completamente vacunados para el 4 de julio.
El laboratorio estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech dijeron en marzo que su producto de dos dosis había demostrado ser seguro y altamente eficaz en un ensayo con 2.260 jóvenes de 12 a 15 años.
Mientras se espera una autorización para su uso de emergencia en los próximos días en Estados Unidos, Biden afirmó a periodistas en la Casa Blanca que las autoridades están “listas para actuar inmediatamente” en cuanto se confirme ese permiso.
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Más del 56% de los adultos recibieron una o dos dosis, pero el número diario de vacunados está cayendo y las autoridades tienen que reajustar su estrategia para lograr alcanzar a los indiferentes y los escépticos.
En vez de los inmensos centros de vacunación en estadios, las autoridades ponen ahora el foco en las clínicas móviles y la multiplicación de puntos de vacunación más cercanos a los habitantes.
El gobierno federal también está trabajando en un programa con farmacias y pediatras de todo el país para llegar a los 17 millones de jóvenes de 12 a 15 años que se calcula que hay en el país antes de la reapertura de las escuelas en otoño.
‘Un terrible error’
“Sabemos que la inmensa mayoría de los jóvenes de 15 años no corren un alto riesgo de sufrir complicaciones graves a causa del covid”, declaró el médico Craig Spencer, director de Salud Global en Medicina de Urgencias de la Universidad de Columbia.
“Está haciendo estragos en todo el mundo y estamos hablando de cómo vamos a vacunar a una población de muy bajo riesgo, cuando la abrumadora mayoría de los trabajadores de la salud en todo el mundo tienen cero protección”, manifestó.
Priya Sampathkumar, jefa de Prevención y Control de Infecciones de la Clínica Mayo de Minnesota, añadió que, más allá de ser una cuestión ética, exportar más vacunas era lo mejor para Estados Unidos.
“Vacunar a más personas en Estados Unidos no nos va a ayudar si las variantes en India, Nepal y el sur de Asia se descontrolan y llegan a nuestras costas”, explicó.
Estados Unidos se ha comprometido a liberar hasta 60 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca, pero los expertos creen que se puede hacer mucho más. “Creo que si se vacuna a los niños de 12 a 15 años en Estados Unidos antes de vacunar a los de 70 años en todo el mundo, se está cometiendo un terrible error”, declaró Vinay Prasad, médico y epidemiólogo de la Universidad de California en San Francisco.
La experiencia de Israel ha demostrado que es posible lograr una “notable reducción” de los casos sin dirigirse a los adolescentes, agregó.
Bajo riesgo
Sampathkumar explicó que la principal razón para vacunar a los adolescentes es reducir la transmisión, un objetivo con el que está de acuerdo, aunque con el descenso de los casos en Estados Unidos, lograrlo es cuestión de tiempo.
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Las estadísticas muestran que los niños tienen un riesgo extremadamente bajo de contraer formas graves de covid-19.
En Estados Unidos, 277 menores de 18 años murieron de la enfermedad, según los últimos datos oficiales, una fracción minúscula del total de 574.000 fallecidos.
Se han producido otras 36 muertes por el síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C), una rara pero grave enfermedad posviral.
Aun así, un riesgo bajo no significa que no haya riesgo, y la pediatra Lee Beers, presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría, celebró la llegada de una vacuna para los niños.
Calificó la vacunación de los adolescentes como “una herramienta importante (...) para el regreso seguro a las escuelas”, y dijo que puede “aumentar la comodidad de muchas familias y del personal escolar”.
Sin embargo, Jennifer Nuzzo, epidemióloga de Johns Hopkins, dijo que las propias investigaciones del gobierno han demostrado que es totalmente posible reabrir las escuelas de forma segura sin vacunas.
“Es solo otra barrera que se ha erigido falsamente para obstaculizar el regreso de los niños a la educación”, subrayó.