Washington. El presidente Joe Biden celebró este miércoles en su primer discurso ante el Congreso los avances en la lucha contra la crisis sin precedentes de la pandemia, en un mensaje para defender su masivo plan de gasto para apoyar a la clase media y a los trabajadores “olvidados”.
En vísperas de cumplir los primeros y simbólicos 100 días en el poder, Biden presumió del éxito del masivo plan de vacunación.
“Ahora, después de solo 100 días le puedo reportar al país, que Estados Unidos está avanzando de nuevo”, afirmó el mandatario demócrata, que afirmó que cuando llegó al poder heredó un país en crisis con la peor pandemia de la historia y la peor crisis económica desde la Gran Depresión.
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El mandatario señaló que el plan de vacunación que ha logrado que más de la mitad de la población adulta haya recibido ya al menos una dosis y que desde enero las muertes por la covid-19 han caído en un 80%.
“Gracias a ustedes, al pueblo estadounidense, nuestro progreso en estos 100 días contra una de las peores pandemias de la historia es uno de los éxitos logísticos más grandes que nuestro país jamás haya experimentado”, afirmó.
Biden se aleja de la postura "América Primero" de su antecesor. Explica que en sus conversaciones con líderes mundiales le dicen que "ven que EEUU ha vuelto, ¿pero por cuánto tiempo?". Añade que tienen que demostrar no solo que han vuelto, sino que "estamos aquí para quedarnos." https://t.co/RHhyRZTLSo
— Dori Toribio (@DoriToribio) April 29, 2021
Biden recibió un aplauso al entrar al hemiciclo, una bienvenida alejada del estruendo que suele acompañar a los mandatarios en esta ceremonia, muy mermada este año por las restricciones de la pandemia.
Al subir al podio y ser recibido por la vicepresidenta Kamala Harris y la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, Biden las saludó por sus cargos, marcando la primera vez que estos puestos son denominados en femenino.
“Ya era hora”, celebró Biden.
‘Pagar su justa parte’
El principal eje de esta tradicional cita de la política estadounidense es el proyecto para las “familias estadounidenses”, que contiene una “inversión histórica” en educación y en la infancia.
El plan, que ya ha despertado la ira de los republicanos, es ambicioso: prevé un $1 billón en inversiones, especialmente en educación, y $800.000 millones en recortes de impuestos para la clase media.
Este plan está orientado a crear “millones de empleos” y según Biden el 90% de los empleos en infraestructura están pensados para personas sin una titulación universitaria.
“Yo sé que algunos de ustedes en casa se preguntan si estos empleos son para ustedes, ustedes se sienten dejados atrás y olvidados en una economía que está cambiando rápidamente”, afirmó Biden.
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Para financiarlo, el demócrata propuso cancelar los recortes de impuestos para los más ricos aprobados en la administración de Donald Trump, y aumentar los impuestos para los más ricos.
Las empresas y los más ricos deben pagar “su justa parte”, defendió.
Y todo, sobre una promesa: ningún estadounidense que gane menos de 400.000 al año verá aumentar sus impuestos, indicó un miembro del gobierno que pidió no ser identificado.
El discurso marca el inicio de un agrio debate en el Congreso, ya que si bien su plan de alivio para una economía muy lastrada por la pandemia por $1,9 billones logró superar los obstáculos, el debate sobre su gigantesco plan de infraestructura y su reforma educativa generan más divisiones.
El plan requiere de la aprobación de un Congreso muy dividido, con una leve mayoría de los demócratas, pero que no garantiza la tramitación de los proyectos.
“El presidente Biden se ha presentado en la campaña como un moderado, pero hasta ahora me ha costado encontrar la más mínima decisión que demuestre un sentido de moderación”, manifestó irónicamente el martes el senador republicano Mitch McConnell.
El mandatario también instó a que el Legislativo apruebe este año una normativa que otorgue protección a los “soñadores”, jóvenes indocumentados llegados al país siendo menores.
Asimismo, pidió al Senado que avale una reforma de la Policía para el aniversario de la muerte de George Floyd, el afroamericano que murió a manos de un agente blanco que lo asfixió el 25 de mayo del año pasado.
Los discursos presidenciales en el Capitolio están marcados por la pompa y la solemnidad, pero este año, la ceremonia que comenzó a las 9 p.m. (hora local), se desarrolló en un ambiente particular, marcado por la pandemia.
En lugar de las 1.600 personas que suelen asistir, el aforo es de 200. Y los legisladores debieron proponer una lista de invitados, pero “virtual”.
John Roberts, presidente de la Corte Suprema, fue el único asistente por esa institución; el jefe de la diplomacia, Antony Blinken, también logró un cupo; y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin. El resto del gobierno mirará el discurso por televisión.