El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dirigirá directamente a la nación este martes en un foro televisado en Wisconsin en busca de apoyo para su paquete de estímulo económico de 1,9 billones de dólares para enfrentar la pandemia.
En su primer viaje oficial fuera de Washington como presidente, Biden apuesta a escapar del enfrentamiento partidista entre los legisladores - exacerbado tras la absolución de Donald Trump en un juicio político el sábado-, hablando con ciudadanos comunes en un evento organizado por CNN en horario estelar en Milwaukee.
La Casa Blanca dijo que en el foro, conocido como "ayuntamiento" y que será transmitido en vivo, se podrá ver a Biden "responder preguntas directamente del pueblo estadounidense sobre los problemas que enfrentan todos los días, como el covid y la economía".
El paquete de estímulo de Biden duplicaría con creces el monto de ayuda de la última medida aprobada por el Congreso en diciembre después de un intenso debate.
La administración Biden dice que las inyecciones masivas de dinero, incluidos los cheques de 1.400 dólares que prevé enviar a muchos estadounidenses, son vitales para evitar que la recuperación económica, ya lenta, se estanque.
Otro objetivo importante del masivo plan de rescate es impulsar la vacunación contra el covid-19, un desafío logístico, médico y financiero del que puede depender el éxito del mandato de Biden.
Pero el gigantesco monto de este proyecto de ley de estímulo, así como algunos de los detalles del gasto, genera escepticismo en la mayoría de los republicanos en el Congreso.
Aparte de los fines de semana en su casa en Delaware o en la residencia presidencial en Camp David, el vuelo del Air Force One de Biden el martes será su primera incursión fuera de la capital desde que asumió el cargo hace un mes.
El hecho de que Biden vaya a Wisconsin para ese foro televisado no es casualidad. En ese estado ganó por solo 20.000 votos contra Trump en noviembre. Y Wisconsin volverá a ocupar un lugar destacado en las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2022 y en la carrera presidencial de 2024.
El jueves, Biden irá a otro estado de voto pendular cuando recorra la planta del laboratorio Pfizer en Kalamazoo, Michigan, donde se fabrican vacunas contra el coronavirus.
El viernes, Biden impulsará su plan de estímulo en el escenario internacional cuando participe en la cumbre virtual del G7 y en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Según la Casa Blanca, el presidente hará hincapié en "la importancia de que todos los países industrializados mantengan el apoyo económico para la recuperación y las medidas colectivas para una mejor reconstrucción".
Los demócratas, que tienen mayoría, aunque escasa, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, podrían forzar la aprobación del paquete de Biden sin apoyo republicano.
Pero Biden asumió insistiendo en que buscaría soluciones con acuerdos bipartidistas, pasando la página del estilo ultra divisorio de Trump. Así que espera contar con el apoyo de al menos algunos republicanos.
Biden se reunió el viernes pasado en la Oficina Oval con un grupo de gobernadores y alcaldes demócratas y republicanos para discutir el paquete de ayuda para el covid.
Más atrapados en lo inmediato en las consecuencias de la crisis sanitaria y económica que los legisladores en Washington, los funcionarios locales y regionales fueron una audiencia relativamente receptiva.
"Ustedes están todos en primera línea y lidiando con la crisis desde el primer día", señaló Biden.
Los esfuerzos de Biden para conseguir luz verde para su plan económico parecen estar dando sus frutos, al menos entre los votantes.
Una encuesta de Quinnipiac de este mes mostró que casi el 70% de los estadounidenses apoyan el paquete de estímulo, mientras que una encuesta de la cadena CNBC informó que el 64% cree que el monto es suficiente o ni siquiera suficiente. Solo el 36% dijo que era demasiado.
El propio Biden tiene una base sólida de casi un 55% de índices de aprobación promedio. Trump podrá seguir teniendo un fuerte control sobre la base de votantes republicanos, pero su índice de aprobación promedio final al dejar el cargo fue de 38,6%.
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