Río de Janeiro. El coronavirus ha causado más de 300.000 muertes en Brasil, con un mes de marzo que ya batió todos los récords en una brutal segunda ola de la pandemia, informaron este miércoles fuentes oficiales.
El Ministerio de Salud notificó 2.009 decesos en las últimas 24 horas, con lo cual el balance se eleva a 300.685 fallecidos, superado solo por Estados Unidos. El total de infectados en trece meses de pandemia llega a 12,2 millones.
El país suramericano, de 212 millones de habitantes, se ha convertido en una fuente de preocupación mundial, debido a la falta de coordinación de sus políticas sanitarias y al surgimiento de una variante local del virus, denominada P1, considerada mucho más contagiosa.
Brasil registró el martes por primera vez más de 3.000 muertos en 24 horas y el promedio de decesos diarios es de 2.273, más del triple que a inicios de año (703).
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El mes de marzo, con 45.773 óbitos, ya se ha convertido en el más letal. El récord anterior databa de julio de 2020 (32.881), en el auge de la primera ola.
La curva ascendente de los últimos meses es vertiginosa.
Desde el primer deceso el 16 de marzo del 2020 hasta los 100.000 muertos el 18 de agosto, transcurrieron 156 días. Luego la enfermedad pareció amainar y transcurrieron 152 hasta los 200.000, el 7 de enero del 2021. No obstante, el salto a los 300.000 se dio en solo 77 días.
La escalada por el momento parece no tener techo, con la vacunación que avanza a pasos lentos y las resistencias del presidente Jair Bolsonaro a imponer medidas de confinamiento social, alegando su impacto económico.
Las unidades de cuidados intensivos de la mayoría de los estados están al borde del colapso y en muchos se señala el riesgo de ruptura del abastecimiento de tubos de oxígeno.
Algunos estados, como Sao Paulo y Río de Janeiro, decidieron adelantar feriados y crear otros a lo largo de toda la semana próxima para reducir la movilidad social que favorece la transmisión del virus.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió el martes que “la terrible situación [de Brasil] está afectando a los países vecinos”.
Bolsonaro, presionado, crea comité de crisis
Bolsonaro, que negó persistentemente la gravedad de la pandemia, desdeñó el uso de mascarillas y cuestionó la eficacia de las vacunas, intenta reorganizar su política, ante la presión de gobernadores y de buena parte del mundo empresarial.
El mandatario de ultraderecha anunció este miércoles la creación de un comité de crisis, “que se reunirá semanalmente con las autoridades para decidir el rumbo del combate al coronavirus”.
Su nuevo ministro de Salud (el cuarto en un año), Marcelo Queiroga, se comprometió a triplicar “en el corto plazo” la tasa diaria actual de vacunación, a un millón por día”.
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“Los 300.000 muertos es una marca muy triste, sobre todo porque podría haber sido menor si se hubieran tomado medidas más oportunas, especialmente el año pasado” en la negociación de vacunas, dijo a la AFP el epidemiólogo Mauro Sánchez, de la Universidad de Brasilia (UnB).
“Es imprevisible hasta dónde esa cifra [de muertos] puede llegar (...) Pero esperamos que ese aparente cambio de rumbo de Bolsonaro, aunque sea motivado por razones políticas debido al desgaste que empezó a sufrir por los números absurdos de muertos y contagios, consiga disminuir la velocidad de transmisión del virus”, agregó.
La inmunización en Brasil tardó en despegar y enfrenta problemas logísticos. Hasta el momento, 11,5 millones de brasileños fueron vacunados (5,44%), 3,7 millones de ellos con la segunda dosis.
En términos relativos, el país registra en promedio 143 muertos por 100.000 habitantes, una cifra inferior a la de República Checa (236/10.000), Reino Unido (186/100.000) o Estados Unidos (165/100.000).
Sin embargo, varios estados registran números que dan la magnitud de la tragedia.
En Amazonas, cuya capital Manaos vivió en enero una inaudita tragedia con la muerte de decenas de personas por falta de oxígeno en los hospitales, la tasa de mortalidad es de 286 por 100.000 habitantes. Y en Río de Janeiro se eleva a 205/100.000.