Londres. El Gobierno británico declaró el viernes el estado de sequía en buena parte de Inglaterra, golpeada por una ola de calor que azota igualmente a buena parte de Europa y del norte de África.
La medida, declarada por primera vez desde el 2018, incluye las áreas de Londres, el valle del Támesis y partes del sur, el centro y el este de Inglaterra.
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El estado de sequía obliga a las compañías de agua a elaborar planes de contingencia para hacer frente a la escasez y prohíbe regar, lavar coches y llenar piscinas privadas. Reino Unido vivió en el 2022 el mes de julio más seco jamás registrado en ciertas regiones y el primer semestre más seco desde 1976.
La fuente del Támesis, el río que atraviesa Londres, se secó y su curso solo empieza unos ocho kilómetros más abajo. El jueves se decretó una alerta naranja por “calor extremo” en la totalidad del sur de Inglaterra y en una parte del País de Gales, que en principio se extendería hasta este viernes. Pero no se prevé que se supere el récord de calor de 40,3°C del 20 de julio.
"Estamos mejor preparados que nunca para el clima cálido, pero seguimos vigilando de cerca la situación, incluido el impacto en los agricultores y el medio ambiente, y tomaremos nuevas medidas si es necesario", dijo el Secretario del Agua, Steve Double.
En los parques de Londres y de gran parte del país, el verde del césped luce un tono amarillo pajizo y los caminos se ven polvorientos. En otros países europeos, la canícula multiplicó los incendios forestales.
En República Checa, solo tras 20 días de lucha, los bomberos lograron extinguir el viernes un inmenso fuego en un parque nacional en la frontera con Alemania, el mayor incendio de la historia del país. Francia, por su parte, sigue batallando con las llamas. Varios países europeos enviaron refuerzos al Hexágono para luchar contra el fuego en varias regiones.
Los cerca de 1.100 bomberos franceses movilizados recibieron ayuda de 361 efectivos de Alemania, Polonia, Austria y Rumania, así como aviones cisterna de la Unión Europea (UE).
En Gironda (suroeste), las llamas quemaron desde el martes 7.400 hectáreas y 10.000 personas fueron evacuadas, algunas por segunda vez en lo que va del verano. Y otro importante incendio en Ardèche (sureste) devastó al menos 320 hectáreas, aunque el viernes por la tarde fue “controlado”, según las autoridades.
En total, se han quemado más de 40.000 hectáreas este año en ese país, según las autoridades, aunque las mediciones vía satélite informan que 50.000 hectáreas de vegetación se esfumaron.
En Portugal, unos 1.500 bomberos tratan de atajar un incendio activo desde hace casi una semana, que ya destruyó unas 10.000 hectáreas en el parque natural de la Serra da Estrela (centro). Las llamas, que destruyeron zonas de bosques “únicas”, causaron “daños irreparables”, lamentó el presidente de la asociación ecologista Zero, Francisco Ferreira, al canal público RTP.
Tanto Francia como Portugal se ven también afectados este verano por una sequía histórica que obliga a restringir el uso del agua. Portugal tuvo su julio más caluroso en casi un siglo y en Francia las precipitaciones fueron un 84% inferiores a las habituales durante el período 1991-2020.
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Los científicos consideran que la multiplicación de las olas de calor y sequías es consecuencia directa del calentamiento del planeta. La falta de lluvia también golpea duramente regiones del lado sur del Mediterráneo, como Marruecos.
Ouled Essi Masseoud, otrora pueblo de tierras fértiles situado entre Casablanca y Marrakech, se ve ahora gravemente afectado por el estrés hídrico que amenaza a todo el país. El aprovisionamiento de agua potable de la población depende ahora de las fuentes públicas y de los pozos privados.
Los embalses marroquíes tienen actualmente una tasa de llenado de apenas 27%. Una situación preocupante que se ve agravada por la peor sequía que vive el país en al menos 40 años.