Santiago. La enfermera María Paz Herreros administró la primera vacuna contra la covid-19 en Chile el 24 diciembre. Dos meses después ha inyectado más de 2.000 en una campaña que ubica al país como líder en América Latina, con 3,5 millones de personas que han recibido al menos una dosis.
Este miércoles, cuando Chile recuerda el primer caso confirmado de covid, el país figura entre los primeros cinco del mundo que más porcentaje de su población (18%) se ha inyectado al menos una dosis, según una clasificación de la AFP a partir de datos gubernamentales.
Y es el octavo y único latinoamericano en la clasificación de dosis (una o dos) administradas por cada 100 habitantes, con 18,3 dosis.
“Me sentí muy emocionada; fue una sensación en el corazón demasiado linda de por fin ver la vacuna después de casi un año esperando que llegara”, recordó Herreros, enfermera del Hospital Metropolitano de Santiago, donde horas antes de la Navidad administró la primera dosis contra el coronavirus en Chile.
Cuarenta días después y tras un inicio que consideró solo al personal médico, el 3 de febrero se inició la campaña masiva de vacunación, gratuita y voluntaria, que ha superado las 200.000 dosis diarias.
LEA MÁS: Chile aprobó la vacuna de AstraZeneca, la tercera para combatir el covid-19
Miles de personas -inicialmente adultos mayores de 90 años antes de ir bajando en edad- comenzaron a asistir desde ese día a los centros de vacunación montados en estadios, centros de atención primaria, gimnasios o colegios públicos.
Hasta el martes el total de inmunizados era de 3.529.523, equivalente a 23,5% de la población objetiva de 15 millones y más de 18% de su población total de 19 millones.
Con estas cifras las autoridades chilenas afirman que se alcanzó a casi un cuarto de la población susceptible de ser vacunada, que excluye a menores de 16 años, mujeres embazadas y lactantes, además de un grupo que no quiere vacunarse.
El objetivo es alcanzar los 15 millones de vacunados antes del 30 de junio.
“Es más de lo que yo me imaginé”, agregó la enfermera Herreros, de 32 años, orgullosa de su propio récord y del total nacional.
Buena gestión y una red sólida
Chile ha sido uno de los países más afectados por la pandemia en América Latina, con más de 820.000 contagios y 20.000 fallecidos confirmados.
Pero su rápido proceso de vacunación se basa en haber contado con los recursos para comprar las dosis y una probada estrategia de distribución gracias a una red de salud pública primaria, con historia desde los años 50 en campañas de inmunización de envergadura.
A mediados del 2020, cuando el coronavirus tenía en cuarentena a todo el país, el gobierno del conservador Sebastián Piñera logró asegurar más de 30 millones de dosis para este año: 10 millones con la estadounidense Pfizer; otros 10 millones con la china Sinovac (ampliable a otros 20 millones en los años 2022 y 2023) y otras con AstraZeneca, Johnson & Johnson y la plataforma Covax, impulsada por la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo ha sido clave contar con la sólida red de centros de atención primaria de salud en la mayoría de las comunas chilenas, y la gestión de los municipios para la distribución de la vacuna.
LEA MÁS: Chile modifica criterio y no vacunará contra coronavirus a extranjeros no residentes
Historia en acuerdos comerciales
“Chile es un país que está muy conectado en el mundo (tiene 29 distintos acuerdo con 65 economías) y esa vocación internacional se refleja también en salir a buscar las oportunidades donde quieren que ellas estén”, explicó Rodrigo Yáñez, subsecretario de relaciones económicas internacionales de la cancillería y jefe de las negociaciones para la compra de vacunas.
Fue “una estrategia muy diversificada, de poner los huevos en distintas canastas y en escenarios que podrían fallar”, agregó.
Embajadores, ministros y el propio Presidente se involucraron en las negociaciones, que significaron un desembolso de casi $300 millones.
Tras un inicio sorprendente, lo que viene por delante para Chile es igual de desafiante. En tres meses debe vacunar contra el coronavirus a más de 10 millones de personas y administrar también unas ocho millones de vacunas contra la influenza.
Hasta ahora, la participación de la población ha sido alta y el rechazo a la vacunación se mantiene bajo (menos del 20% en promedio).
“Al comienzo llegaban con un poco de temor, con varias consultas y dudas, pero ahora la gente llega sin miedo, están bien informados y no tienen dudas”, contó con orgullo la enfermera Herreros.