Pekín. China aprobó este martes una reforma radical del sistema electoral de Hong Kong que dejará prácticamente sin voz a la oposición del territorio semiautónomo, ya que reduce los diputados elegidos directamente por los ciudadanos y estipula que Pekín decidirá si los candidatos son “patriotas”.
Esta reforma impuesta por el poder comunista sin consultar al Consejo Legislativo (LegCo), el parlamento de Hong Kong, es un nuevo paso adelante de Pekín para retomar el control de la excolonia británica tras las protestas prodemocracia del 2019.
“El presidente Xi Jinping firmó la orden presidencial que promulga la reforma”, dijo la agencia oficial china Xinhua en un breve despacho.
La reforma modifica la Ley Fundamental (Basic Law), la miniconstitución que garantizaba a la ciudad libertades desconocidas en el resto de China tras el acuerdo de retrocesión firmado en 1997 con el Reino Unido.
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Por el momento, los 7,5 millones de habitantes de Hong Kong, al sureste de China, desconocen el contenido de la nueva ley.
Sin embargo, Tam Yiu-chung, el único delegado de Hong Kong en el Parlamento chino, precisó algunas de las medidas, confirmando en particular que cada candidato al LegCo debe ser aprobado por los servicios de seguridad del territorio.
Elegir a patriotas
“El Comité de Seguridad Nacional y la Policía de Seguridad Nacional proporcionarán informes sobre cada candidato, lo que ayudará al comité de revisión de las cualificaciones”, explicó Tam Yiu-chung a la AFP.
Por lo tanto, el poder chino tendrá un papel clave para determinar si un candidato es un “patriota” digno de aspirar a un escaño en el LegCo.
Con la nueva ley, el número de diputados pasará además de 70 a 90, pero solo 20 de estos escaños (un 22%) serán elegidos directamente, frente a los 35 que se atribuían de esta manera en el sistema hasta ahora en vigor, añadió Tam.
En total, 40 parlamentarios serán nombrados por un comité de personalidades pro-Pekín. Los 30 restantes, serán elegidos por grupos socio-profesionales, según un complejo procedimiento ya existente y que ha designado siempre a personas favorables al poder central.
Esta reforma había sido aprobada por unanimidad hace dos semanas por el comité permanente del Parlamento chino.
En aquel momento, Zhang Xiaoming, un alto funcionario de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao del gobierno chino, justificó esta nueva normativa por el “caos” que se apoderó de la metrópolis financiera durante las protestas contra el gobierno pro-Pekín en el 2019.
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Implacable represión
La reforma electoral y la aprobación el año pasado de una ley de seguridad nacional que sofocó a la disidencia son “una serie de golpes (...) destinados a detener eficazmente el caos” en Hong Kong, dijo Zhang.
Esta reforma electoral fue condenada por algunos países occidentales en particular Reino Unido que acusó a China de no respetar el espíritu que enmarcó la retrocesión de este territorio.
Tras las manifestaciones del 2019, que reclamaban entre otras cosas un sistema electoral de sufragio universal, el poder central chino adoptó una política represiva implacable.
El principal instrumento de la represión fue justamente la draconiana ley de seguridad nacional impuesta también sin debate en el parlamento de Hong Kong.
En virtud de esta ley, destinada según Pekín, a reprimir la secesión, la subversión, la colusión con fuerzas extranjeras y el terrorismo, se ha detenido a decenas de opositores favorables a la democracia.
El año pasado, usando el argumento de la pandemia de covid-19, el gobierno de Hong Kong aplazó las elecciones legislativas que la oposición prodemocracia aspiraba a ganar por primera vez.
La oposición pretendía capitalizar la inmensa popularidad del movimiento de protesta, que quedó ilustrada por el triunfo de los opositores en las elecciones locales de noviembre del 2019.