San Salvador. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, consolidará su poder a partir de este sábado cuando inicie funciones el nuevo Parlamento dominado por su partido, Nuevas Ideas (NI), sin una fuerza que le haga contrapeso en el congreso.
Desde que finalizó la guerra civil en el año 1992 “nadie ha tenido la mayoría que va a tener el partido del presidente y, por ende, lo que le facilita tener el control de todos los órganos de contrapeso del Estado”, dijo el vicerrector de la influyente Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, Omar Serrano.
A partir del 1 .° de mayo, la Asamblea Legislativa tendrá 56 diputados de Nuevas Ideas, mientras que sus aliados, los conservadores de la Gran Alianza Nacional (Gana), contarán con cinco, lo que suma 61 escaños de un total de 84.
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Con ese número los aliados de Bukele superan la llamada “mayoría calificada” en el Parlamento que, además de las funciones habituales de aprobar leyes, les permite ratificar préstamos, elegir procuradores, al fiscal general y los magistrados de la Corte Suprema, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Cuentas (contraloría).
El gobernante también podrá aprobar deuda del presupuesto, superar vetos, suspender y restablecer las garantías constitucionales, entre otras facultades.
Irrelevancia política
Para Serrano, la nueva correlación de fuerzas deja en la “irrelevancia política” a los partidos que protagonizaron la política salvadoreña durante décadas tras el fin de la guerra civil: la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) tendrá 14 diputados y el exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), cuatro.
“Los pocos signos que hay apuntan a que vamos a tener (en la Asamblea) un altoparlante de lo que se decida en casa presidencial, el rol va a ser prácticamente allanar el camino de las decisiones del presidente”, advirtió Serrano.
Desde que asumió el poder el 1.° de junio del 2019, Bukele, a quien sus rivales acusan de autoritario, no logró formar alianzas con Arena y el FMLN, que juntos tenían el control del Parlamento, con 60 de los 84 escaños.
En uno de los episodios más tensos con el Congreso saliente, el 9 de febrero del 2020 Bukele ingresó al recinto parlamentario, acompañado por militares armados con fusiles, para presionar por un préstamo para su plan de lucha contra las pandillas salvadoreñas.
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Tras casi dos años de gobierno de un total de cinco, el mandatario de 39 años, de estilo frontal y coloquial, asiduo usuario de Twitter, capitalizó el descontento ciudadano hacia los partidos tradicionales y los venció en las elecciones parlamentarias del 28 de febrero.
“Los diputados que están por culminar su período en la Asamblea Legislativa dejan como herencia un claro abandono hacia los salvadoreños y un historial de acciones en contra de la esperanza que tenía la población de que se legislara en favor de sus intereses”, dijo la Presidencia en un comunicado este jueves.
Gobernabilidad garantizada
“El presidente pedía gobernabilidad, hoy ya la tiene”, valoró el director de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad), Saúl Baños. “A partir del 1.° de mayo ya no tiene excusas para (no implementar) cambios estructurales”.
Ahora Bukele podrá llevar a cabo reformas fiscales para eliminar la elusión y la evasión tributaria o revisar el sistema de pensiones, afirmó Baños.
“Tenemos un gran reto, realmente es un peso bastante grande sobre nuestras espaldas como diputados de la próxima legislatura”, admitió el diputado reelecto del partido Gana, Guillermo Gallegos.
Los temas prioritarios, según Gallegos, serán la seguridad pública del país apoyando el Plan Control Territorial, que busca contener a las pandillas, a las que se atribuyen la mayoría de los homicidios en el país centroamericano.
Gallegos agregó que se enfocarán en la lucha contra la covid-19 y en la recuperación de la economía, que en el 2020 se contrajo 7,9% y cuyo nivel de endeudamiento ronda el 90% del producto interno bruto (PIB), golpeada principalmente por las medidas para contener la pandemia.
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Límites a respetar
A pesar de contar con una mayoría legislativa, para la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), hay límites que Bukele debe respetar.
“No se pueden establecer normas o realizar acciones que desmejoren los derechos fundamentales, incluidos los regímenes de excepción desproporcionados”, mencionó la Fundación en un documento.
En vista de que la Constitución prohíbe la reelección presidencial, Fusades también instó a no manipular las normas sobre el sistema electoral para generar ventajas indebidas.
“No se puede reformar la Constitución regresivamente en cuanto a cláusulas pétreas y derechos fundamentales”, expresó.
El vicepresidente Félix Ulloa, quien lidera un proyecto de reforma para extender el período de gobierno a seis años e instaurar la posibilidad de revocatoria al presidente, negó que estén tratando de perpetuar en el poder a Bukele, cuyo periodo culmina en junio del 2024.