El Partido Conservador británico perdió las dos circunscripciones en juego en unas elecciones parciales celebradas el jueves, que aumentaron la presión sobre el discutido primer ministro Boris Johnson y desencadenaron la dimisión del presidente de la formación.
Los 'tories' perdieron el bastión conservador de Tiverton-Honiton (suroeste) en favor del centrista Partido Liberal-Demócrata, y vieron cómo el feudo tradicionalmente de izquierdas de Wakefield (norte) volvía a manos del Partido Laborista, primera fuerza de la oposición.
Las dos votaciones, cuyos resultados se conocieron el viernes de madrugada, se celebraban tras la dimisión de los parlamentarios conservadores que ocupaban sus escaños.
El escaño de Wakefield quedó vacante cuando el diputado Imran Khan fue condenado a 18 meses de cárcel por agresión sexual a un adolescente de 15 años.
En Tiverton-Honiton, su colega Neil Parish, de 65 años, dimitió tras ser descubierto mirando contenidos pornográficos en su teléfono móvil en el Parlamento.
Vencedor de las elecciones legislativas de 2019, la popularidad de Boris Johnson ha caído en el Reino Unido por una acumulación de escándalos en los meses recientes y el descontento social por una inflación histórica.
A principios de mes, el dirigente salvó una moción de confianza lanzada por diputados de su formación, pero recibió 148 votos en contra, lo que denota el creciente descontento entre sus propias filas.
Aunque los tories parecían destinados a una nueva derrota en estas elecciones parciales, Johnson aseguró el jueves desde Ruanda, donde participa en una cumbre de la Commonwealth, que no pensaba dimitir.
En cambio, apenas horas después de conocerse los resultados, el presidente de su partido, Oliver Dowden, anunció su renuncia a raíz "de una serie de muy malos resultados" electorales.
"No podemos seguir como siempre. Alguien debe asumir la responsabilidad y he llegado a la conclusión de que, en estas circunstancias, no sería correcto que siguiera en el cargo", indicó en un comunicado.
Los Liberal-Demócratas superaron a los conservadores por más de 6.000 votos en la circunscripción de Tiverton-Honiton, que había votado por los tories en cada elección general desde la década de 1880.
Y en Wakefield, en el norte desindustrializado de Inglaterra, la oposición laborista recuperó con una ventaja de casi 5.000 votos uno de los muchos feudos conquistados por Johnson en 2019 con su promesa de hacer realidad el Brexit y reajustar las desigualdades económicas regionales.
En sus respectivos discursos, los dos nuevos diputados aseguraron que el Reino Unido había perdido su confianza en Boris Johnson y le urgieron a dimitir tras el escándalo del "partygate", el nombre dado a las múltiples fiestas organizadas en Downing Street durante los confinamientos sanitarios de 2020 y 2021.
El líder laborista Keir Starmer, que busca reemplazar a Johnson como primer ministro tras las elecciones generales previstas para 2024, dijo que la victoria de su partido en uno de sus bastiones históricos muestra que pueden ganar a nivel nacional por primera vez en más de una década.
"Wakefield ha enseñado que el país ha perdido confianza en los 'tories'", dijo en un comunicado. "Este resultado es un claro dictamen sobre el Partido Conservador que se ha quedado sin energía y sin ideas", añadió.
De su parte, el líder del Partido Liberal-Demócrata, Ed Davey, celebró que su formación hizo "historia política con esta asombrosa victoria" y aseguró que los ciudadanos de "Tiverton y Honiton hablaron por el país".
"La gente está cansada de las mentiras y las infracciones de Boris Johnson y es hora de que los parlamentarios conservadores hagan lo correcto finalmente y lo echen", añadió.
Considerado antes por los suyos como una apisonadora electoral, Johnson ha perdido su sintonía con las urnas.
Incluso antes de estallar el escándalo del "partygate", los tories perdieron dos legislativas parciales el año pasado. La caída se agravó en los comicios locales de mayo, en las que su partido perdió numerosas plazas.
Además, el país enfrenta la inflación más alta en 40 años que ha disparado los precios de la energía, el combustible y la comida y ha hecho aumentar el descontento social.
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