Bruselas. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participa este jueves por videoconferencia en una cumbre europea muy centrada en los problemas de suministro de vacunas en el bloque, en un claro gesto de que las relaciones transatlánticas entran en una nueva fase.
Los dirigentes de los 27 países de la Unión Europea (UE) iniciaron una reunión por videoconferencia para analizar las dificultades de las campañas de vacunación, los problemas con las entregas del laboratorio AstraZeneca y las restricciones a los ciudadanos del bloque para contener la pandemia.
"Acelerar la producción, las entregas y el despliegue de las vacunas es esencial y urgente para superar la crisis. Los esfuerzos en este sentido deben intensificarse", afirman los dirigentes europeos en un borrador de las conclusiones consultado por la AFP.
La situación general provocada por la pandemia llevó al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a decidir que esta cumbre se realice de forma virtual.
La participación de Biden en la reunión, en tanto, representa una especie de aire fresco para la UE, después de las enormes tensiones en las relaciones transatlánticas durante el mandato de Donald Trump.
Aunque se espera que el contacto sea breve, representa la reapertura de canal de diálogo con un aliado esencial para la UE y el primer paso para retomar la cooperación.
El último presidente de Estados Unidos en participar de una cumbre europea había sido Barack Obama en 2009.
Fuentes de la Casa Blanca adelantaron que el mensaje de Biden sería breve, aunque el gesto representa el primer paso en una tentativa de recomponer las relaciones después de las tensiones de años recientes.
El mensaje de Biden constituye un rápido respiro para los líderes de la UE antes de dedicarse al tema apremiante: la lenta marcha de las campañas de vacunación en el bloque.
La Comisión Europea endureció drásticamente en la víspera su sistema de control a las exportaciones de vacunas producidas en su territorio hacia países fuera del bloque, en una tentativa de resolver un problema a todas luces evidente.
Esta decisión provocó una irritada reacción del Reino Unido, principal país receptor de las vacunas producidas en la UE y exportadas por los propios laboratorios.
El dispositivo permite a la Comisión y los países del bloque desautorizar exportaciones de vacunas a países que produzcan dosis pero bloqueen el envío hacia la UE.
También podrían bloquearse las exportaciones a países cuyas poblaciones ya están ampliamente vacunadas o que se benefician de una mejor situación epidemiológica.
La iniciativa ha provocado posiciones encontradas dentro de la UE.
Algunos países, como Francia, defienden el mecanismo de control alegando que permite a Europa "defender sus intereses".
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, deslizó una sutil crítica a la UE al elogiar la estrategia de Estados Unidos: "Ellos han sido más ambiciosos que nosotros", comentó.
Otros países, como Irlanda, se oponen a cualquier "bloqueo" a la exportación de dosis, y Bélgica, que funciona como un centro distribuidor, expresó preocupaciones con los efectos en las cadenas de suministro.
La jefa de gobierno de Alemania, Angela Merkel, dijo a legisladores que la decisión de centralizar las compras de vacunas en la Comisión Europea fue acertada.
“No quisiera imaginar qué ocurriría si algunos países (del bloque) tuviesen vacunas y otros no. Sacudiría nuestro mercado interno hasta la raíz”, comentó..
La UE aprobó hasta ahora la utilización de las vacunas desarrolladas por Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson.
Sin embargo, AstraZeneca está en el centro de una controversia por sus retrasos de producción y entrega, por lo que hay sospechas de la UE de que utiliza vacunas producidas en territorio europeo para enviarlas al Reino Unido.
Los líderes también discutirán la propuesta del pase verde sanitario, un certificado de vacunación con el que se espera poder reactivar el turismo, una fuente esencial de ingresos para numerosos países del bloque.
En la segunda fase de la cumbre los líderes de la UE se concentrarán en cuestiones internacionales, en particular las relaciones con Turquía, otro aliado fundamental de la UE y un miembro de la OTAN, con el que las tensiones recientes generaron enorme preocupación.
Bruselas y Ankara buscan un camino para mejorar las relaciones, aunque la UE no esconde su preocupación por la situación del estado de Derecho en Turquía.