Brasilia. Un total de 580,55 km2 fueron deforestados en la Amazonía brasileña durante abril, un nivel récord para ese mes, según datos oficiales divulgados este viernes, que desafían las promesas del presidente Jair Bolsonaro de reducir el desmate del bosque amazónico.
La superficie deforestada es un 42,5% superior a la de abril del 2020 (407,2 km2), de acuerdo con el sistema Deter de observación satelital del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), que recoge datos desde el 2015.
En marzo la situación fue idéntica, ya que hubo un nivel de deforestación superior al de marzo del 2020, después de dos meses de retrocesos en plena temporada lluviosa, la de menor actividad maderera.
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De enero hasta el 29 de abril (últimos datos del INPE), el derribo de árboles para los aserraderos y las actividades agropecuarias alcanzó 1.156,7 km2, lo que registró una baja de 3,9% respecto al 2020.
La temporada seca, que empieza en mayo y alcanza su apogeo en julio y agosto, es la de mayor destrucción para la Amazonia.
En el periodo de referencia de agosto a julio se vienen registrando récords sucesivos desde hace tres años, con 9.216 km2 deforestados entre agosto del 2019 y julio del 2020 (34% más respecto a los doce meses anteriores), de acuerdo con el INPE.
“En este momento no es posible decir lo que sucederá, pero en 2021 puede ocurrir una cuarta alta consecutiva de la deforestación”, advirtió el Observatorio del Clima, una red de 63 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y movimientos sociales.
Bolsonaro promovió la apertura comercial de la Amazonía desde que llegó al poder en el 2019 y denunció a las ONG ambientalistas como un “cáncer”.
Sin embargo, el mes pasado se comprometió a “eliminar la deforestación ilegal de Brasil en el 2030”, diez años antes de lo previsto inicialmente.
El mandatario ultraderechista, que niega la existencia del cambio climático provocado por la acción humana, hizo esa promesa ante la Cumbre del Clima organizada por el presidente estadounidense Joe Biden.
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Un compromiso que las ONG ponen en duda.
“En 2021 no hay ningún esfuerzo federal de control de la deforestación. El control del Ibama (la entidad que realiza inspecciones) está parado (...) y el proceso de castigo de crímenes ambientales también fue imposibilitado por el ministro” de Medio Ambiente, Ricardo Salles, escribió el Observatorio del Clima.
La presión sobre Brasil se acrecentó esta semana, con la amenaza de grandes supermercados y productores alimentarios británicos y de la Unión Europea de boicotear los productos brasileños debido a un proyecto de ley que, según afirman, propiciaría una mayor deforestación amazónica.
Según un estudio publicado la semana pasada por la revista Nature Climate Change, la Amazonía brasileña emitió en la última década más carbono del que absorbió, en una inversión inédita de su equilibrio tradicional.