París. Los guardacostas de Suecia detectaron este jueves una cuarta fuga en los gasoductos Nord Stream, que conectan Rusia con Alemania a través del mar Báltico, incidentes denunciados por la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) como un “imprudente” sabotaje.
Estos conductos, que discurren casi en paralelo, están en el centro de las tensiones desencadenadas alrededor del corte del suministro del gas ruso a Europa, en respuesta a las sanciones occidentales por la invasión de Ucrania.
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Blanco de las sospechas occidentales por este presunto sabotaje, Rusia se defendió señalando a Estados Unidos y convocó una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) el viernes para abordar la cuestión.
“Es muy difícil imaginar que un acto terrorista de este tipo pueda ocurrir sin la participación de un Estado”, dijo este jueves el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, llamando a “una investigación urgente”.
La Guarda Costera de Suecia dijo el jueves que existen en total cuatro fugas en los gasoductos, dos en su zona económica exclusiva y otras dos en la de Dinamarca, todas ellas en aguas internacionales. El cuarto escape está situado en el noreste de la isla danesa de Bornholm, por encima del gasoducto Nord Stream 2, precisaron los guardacostas en un comunicado.
A principios de semana se comunicó de tres fugas, dos en Dinamarca y una en Suecia, después de dos supuestas explosiones en la mañana y la tarde del lunes cerca de Bornholm. Los gasoductos, operados por un consorcio controlado por el gigante ruso Gazprom, no están operando debido a la guerra en Ucrania, pero todavía están llenos de gas.
El jueves, la OTAN dijo que los daños en estas infraestructuras fueron “deliberados, irresponsables actos de sabotaje”. “Las fugas están causando riesgos para los barcos y un sustancial daño medioambiental”, comunicó la alianza militar en un comunicado.
Por precaución, Finlandia, vecina de Rusia, ordenó este jueves un reforzamiento de la seguridad en torno a sus infraestructuras estratégicas, con especial atención a la red eléctrica, anunció la ministra de Finanzas, Annika Saarikko.
Igualmente, en Suecia, las dos principales centrales nucleares, situadas en Forsmark (centro-este) y Ringhals (suroeste), dijeron a AFP que pasaron al nivel de “vigilancia reforzada”.
Rusia negó estar detrás de las explosiones. Lo mismo hizo Estados Unidos, alegando que las insinuaciones de Moscú eran “ridículas”. El servicio de seguridad de Rusia lanzó una investigación de “terrorismo internacional” sobre las fugas y dijo que estas provocaron “un daño económico significativo” para el país.
‘Consecuencias ambientales’
Institutos sismológicos indicaron el martes que registraron “con toda probabilidad” explosiones en la zona antes de la detección de las fugas. Estas fugas están provocando burbujeos de varios metros de largo en la superficie del mar, que hacen imposible la inspección inmediata de los conductos, según los responsables de los países afectados.
Las autoridades danesas aseguraron que los escapes continuarán hasta que se agote el gas de los ductos, algo que debería ocurrir el domingo.
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Un navío de los guardacostas suecos especializado en la descontaminación, se encuentra en el sector con un vehículo submarino teledirigido. También fueron desplegados barcos daneses. “Según la tripulación, el flujo de gas visible en superficie sigue siendo constante”, afirmaron las autoridades suecas.
Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, dijo en un simposio en París, que para él era “muy obvio” quién estaba detrás de los incidentes. También indicó que la escasez de gas natural debido a la guerra en Ucrania podría provocar un invierno duro en Europa.
“En ausencia de una sorpresa negativa mayor, creo que Europa, en cuestión de gas natural, puede sobrevivir este invierno. Con muchos moratones en nuestros cuerpos en cuanto a precios y aspectos económicos y sociales, pero podemos superarlo”, afirmó.
De acuerdo con grupos medioambientales, los gasoductos Nord Stream 1 y 2, contenían alrededor de 350.000 toneladas de gas natural-metano. Greenpeace aseguró que las fugas pueden liberar casi 30 millones de toneladas dióxido de carbono, lo que equivale a dos tercios de las emisiones anuales de Dinamarca.
Impacto en el clima
Las fugas provocadas por explosiones en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en el mar Báltico, están expulsando al mar toneladas de metano, un gas especialmente nocivo para el medio ambiente, aunque algunos expertos consideran que no es tan grave.
Los gasoductos quedaron fuera de servicio a causa de la guerra en Ucrania, pero aún almacenaban en su interior importantes cantidades de gas. Y según las autoridades de Dinamarca, el país más cercano al lugar del incidente, la fuga de gas no se extinguirá hasta dentro una semana “cómo mínimo”.
“Si fue deliberado, es un crimen ecológico” declaró Jeffrey Kargel, del Planetary Research Institute de Arizona. “Pero si bien la cantidad de gas proveniente del ducto es importante, no es el desastre climático que se podría temer”, añadió.
¿Qué es lo que está vertiéndose al mar?
El gas natural está compuesto principalmente de metano, cuyo efecto de gas invernadero es 28 veces más importante que el de CO2 a 100 años vista. Está considerado como el responsable de un tercio del calentamiento del planeta. Pero su duración en la atmósfera es relativamente corta, unos diez años, en lugar de las décadas o centenares de años en el caso del CO2.
Al entrar en contacto con el agua, una parte de ese metano se oxidará y se transformará en CO2, explicó Grant Allen, profesor de Física Atmósferica de la universidad británica de Manchester. “Pero teniendo en cuenta la potencia de la fuga, la mayoría del gas llegará a la superficie en forma de metano”, advirtió.
¿Qué cantidades?
Esa es la principal incógnita. Expertos y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) intentan calcular el contenido que se hallaba bajo presión en los gasoductos, en el momento de la explosión. Una estimación, citada por el profesor Allen, calcula el contenido del Nord Stream 2 en 177 millones de m3.
La ONG Greenpeace, se basa en una estimación similar para calcular que las fugas podrían llegar a representar el equivalente de 8 meses de emisiones de gas de efecto invernadero en Dinamarca.
Paul Balcombe, profesor honorario del Departamento de Ingeniería Química del Imperial College de Londres, estimó que los gasoductos contienen entre 150 y 300 millones de m3. “Es poco probable que la totalidad del contenido vaya a fugarse”, según este experto.
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Pero si uno de los gasoductos se vacía totalmente, eso equivaldría a la peor fuga de gas jamás registrada en Estados Unidos, en el 2015, en la reserva californiana subterránea de Aliso Canyon.
Lauri Myllyvirta, analista del Centro de Investigación sobre la Energía y el Aire Puro, indicó que entre 180.000 y 270.000 toneladas podrían ser enviadas a la naturaleza, según la presión en los ductos.
Una cantidad significativa, pero que solo representa aproximadamente el 1% de las emisiones anuales de metano del sector de hidrocarburos en Rusia, estimadas en 18 millones de toneladas en el 2021 por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Algunos ecologistas advierten, sin embargo, que el episodio puede ser visto como una carta a favor para acelerar la transición energética.
Comparación con las emisiones mundiales
La AIE, ha denunciado a menudo las cantidades enormes de metano que se escapan cada año de las instalaciones de producción de energía de origen fósil en todo el mundo. Para el 2021 la agencia estimó que esas fugas mundiales equivalían a la totalidad del consumo de gas del sector energético en Europa.
Y las infraestructuras gasísticas mundiales, a menudo sin suficiente mantenimiento, pierden aproximadamente el 10% del gas que transportan. Las fugas de Nord Stream tendrán a nivel local “un efecto invernadero inmediato, así como sobre la calidad del aire”, explicó Piers Forster, director del Centro Internacional Priestley para el clima, en la universidad británica de Leeds.
A nivel mundial, apenas representan el equivalente a dos horas y media de emisiones, informó Jeffrey Kargel.