Estados Unidos retirará a los rebeldes hutíes de Yemen de su lista de grupos terroristas, una designación que organizaciones humanitarias consideraban nefasta para los esfuerzos de ayuda a la población.
La ONU saludó la decisión de Washington, mientras que las partes del conflicto elogiaron el esfuerzo de Estados Unidos por lograr la paz.
El secretario de Estado, Antony Blinken, informó el viernes al Congreso de la medida, según anunció su Departamento.
"Hemos notificado formalmente al Congreso las intenciones del secretario de revocar estas designaciones", dijo un portavoz del Departamento de Estado. La medida se hará efectiva rápidamente.
Los hutíes habían pasado a formar parte de la lista de organizaciones terroristas durante la administración de Donald Trump, y los grupos humanitarios consideraban que esta designación obstaculizaba su acción en el terreno.
La determinación de Estados Unidos "aportará un profundo alivio a millones de yemeníes que dependen de la ayuda humanitaria y de importaciones comerciales para satisfacer sus necesidades básicas", valoró el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un comunicado.
El portavoz del Departamento de Estado precisó que la medida se basa únicamente en razones humanitarias.
"Esta decisión no tiene nada que ver con nuestra percepción de los hutíes y su criticable conducta, que incluye ataques contra civiles y el secuestro de ciudadanos estadounidenses", dijo el portavoz.
"Estamos comprometidos con ayudar a Arabia Saudita a defender su territorio contra tales ataques. Nuestra acción está justificada completamente en las consecuencias humanitarias de esta designación de último minuto hecha por la administración anterior y que desde entonces Naciones Unidas y organizaciones humanitarias han dejado claro que aceleraría la peor crisis humanitaria del mundo", siguió.
Grupos humanitarios han asegurado que no tienen más opción que tratar con los hutíes, que han instalado un gobierno de facto en buena parte de Yemen, incluida la capital Saná, y que la designación de terroristas pondría a estas organizaciones en riesgo de ser perseguidas por la justicia en Estados Unidos.
El predecesor de Blinken, Mike Pompeo, anunció esa designación días antes de dejar el gobierno el mes pasado, destacando los vínculos de los hutíes con Irán, enemigo jurado del expresidente Trump, y un ataque mortal ocurrido en el aeropuerto de la segunda ciudad de Yemen el 30 de diciembre.
La medida del viernes fue anunciada un día después de la decisión del presidente Joe Biden de poner fin al apoyo estadounidense a la ofensiva liderada por los sauditas en Yemen, donde más del 80% de la población depende de ayuda humanitaria.
Las partes implicadas en Yemen reafirmaron su voluntad de poner fin al conflicto después de que Biden se comprometiera a apoyar los "esfuerzos diplomáticos", aunque una solución parece de momento inalcanzable, según los expertos.
La guerra en Yemen enfrenta desde hace más de seis años a los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, y a las fuerzas gubernamentales, respaldadas desde 2015 por una coalición liderada por Arabia Saudita.
Decenas de miles de personas, civiles en su mayoría, han muerto y millones han tenido que abandonar sus hogares a causa de ese conflicto, que la ONU describió como la peor catástrofe humanitaria de la actualidad.
En su primer discurso de política exterior desde su investidura, Biden instó el jueves al "fin" de la guerra en Yemen mediante la vía diplomática, dio por terminado el apoyo de su país a la coalición, y confirmó el nombramiento de un reputado diplomático, Timothy Lenderking, como emisario para Yemen.
El gobierno yemení, reconocido por la comunidad internacional, saludó estos anuncios destacando la "importancia de apoyar los esfuerzos diplomáticos" y se congratuló del nombramiento de Lenderking como una "etapa importante" para "poner fin a la guerra causada por los hutíes apoyados por Irán".
Irán niega suministrar armas a los hutíes, aunque no esconde su apoyo político a estos rebeldes.
Los hutíes, que controlan gran parte del oeste y del norte del país --incluida la capital Saná-- expresaron su apoyo a este enfoque de la nueva administración de Washington.
"Somos prudentemente optimistas", dijo a la AFP Hamid Asem, un responsable hutí.
"Nuestros misiles no se detendrán hasta que no haya un alto el fuego (...) Son ellos lo que comenzaron la guerra, son ellos lo que tienen que acabar con ella", advirtió, en alusión a las fuerzas gubernamentales y sus aliados.
Sin mencionar el final del apoyo de Estados Unidos a la coalición, Riad saludó el "compromiso" de Biden "de cooperar con el reino para defender su soberanía y hacer frente a las amenazas contra él".
Arabia es objeto desde hace meses de reiterados ataques --con misiles, cohetes, drones-- llevados a cabo por los rebeldes.
Adel al Jubeir, ministro saudita de Relaciones Exteriores, afirmo en Twitter que está "impaciente" para trabajar con los "amigos estadounidenses y poner fin a los conflictos".
Pero, de hecho, una solución a la guerra yemení parece casi imposible.
"La guerra no va a acabar, nadie quiere que termine. Todo esto es propaganda", sentencia Huda Ibrahim, una mujer de 38 años que vive en la ciudad portuaria de Hodeida, por donde transita lo esencial de la ayuda humanitaria y donde impera una frágil tregua, en vigor desde un acuerdo cerrado en 2018 bajo la égida de la ONU.
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