El contrabando de oro le cuesta cada año al menos 1.500 millones de dólares (unos 1.261 millones de euros) a Zimbabue, más de lo que calcula el gobierno, según un informe divulgado este martes por el centro de reflexión International Crisis Group (ICG).
Las autoridades, que tratan de poner fin a este lucrativo contrabando, calculaban que se eleva a 100 millones de dólares mensuales, unos 1.200 millones al año.
'Nuestras estimaciones sugieren que sale ilegalmente de Zimbabue oro por valor de más de 1.500 millones de dólares, a menudo con destino a Dubái', escribe el ICG.
Cerca del 10% de la población vive de la minería de oro, según la organización, que señala que la actividad minorista artesanal se ha convertido en una verdadera 'tabla de salvación' para muchos zimbabuenses.
Tras décadas de gestión desastrosa, Zimbabue apuesta por los ingresos lucrativos del oro para reactivar la economía socavada por la corrupción, la hiperinflación y más recientemente la epidemia de coronavirus.
El sector minero representa el 60% de las exportaciones del país, lo que supone mil millones de dólares por año, y acapara el 50% de las inversiones directas extranjeras, recordó recientemente el presidente Emmerson Mnangagwa.
Pero el oro atrae también la corrupción, el contrabando y escándalos que están emergiendo y se multiplican. La actividad minera está dominada por pequeñas empresas, lo que facilita los pequeños tráficos.
El mes pasado, una responsable del sector minero fue detenida en el aeropuerto de Harare cuando se disponía a embarcar a Dubái con seis kilos del precioso metal en su equipaje de mano, que tendría un valor de 300.000 euros (357.000 dólares) en el mercado internacional.
El ministerio público acusa a Henriette Rushwaya de pertenecer a una red organizada que opera a gran escala. 'Es un ejemplo clásico del modo de operar del crimen organizado', declaró el fiscal Garudzo Siyadhuma durante una audiencia.
La detenida acusó a la esposa del presidente Emmerson Mnangagwa, Auxillia, y a su hijo Collins.
El gobierno ha establecido reglas para tratar de contrarrestar las pérdidas. Pero según muchos observadores, son totalmente ineficaces.
Las restricciones a la posesión de divisas extranjeras decretada por el Banco Central de Zimbabue y la tasa de cambio fija no hacen más que empeorar la situación.
Los mineros tienen que vender el oro que sacan a un monopolio de Estado, que les entrega el 55% del pago en moneda extranjera y el resto en dólares zimbabuenses, moneda que se deprecia regularmente.
'Este sistema de compra centralizada tiende a remunerar por debajo del precio a los productores, lo que incentiva el contrabando', subraya ICG.
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