Kiev. Tres semanas después de un fulgurante avance en el noreste de Ucrania, que le permitió recuperar miles de kilómetros cuadrados, las fuerzas ucranianas mantienen su presión sobre el ejército ruso en la cuenca del Donbás, que Moscú quiere anexionarse. Rusia organizó en los últimos días unos “referendos” de anexión en las regiones de Ucrania que controla total o parcialmente, pese a que los países occidentales amenazaron con imponer más sanciones.
En la región de Járkov, en el noreste, mayoritariamente arrebatada a los rusos durante una ofensiva perpetrada en las últimas semanas, los ucranianos controlan gran parte de la ciudad de Kupiansk, donde se encuentra una importante encrucijada ferroviaria que Rusia solía utilizar para abastecer a sus tropas desplegadas más al sur.
Sin embargo, Moscú sigue controlando una estrecha franja de tierra en la orilla oriental del río Oskil, por lo que los ucranianos no pueden avanzar hacia la región de Lugansk, controlada por autoridades prorrusas. El pasado fin de semana, cayeron unas lluvias tan fuertes que la tarea de las tropas de Kiev se vio entorpecida.
"Ya que es difícil avanzar a causa de la meteorología, apuntamos hacia sus vehículos blindados, sus almacenes de municiones y grupos de soldados", explicó el sábado a la AFP el sargento ucraniano Roman Malyna, en medio de los incesantes bombardeos.
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"Los rusos parecen haber conseguido organizar un nuevo frente en el río Oskil",comentó Olivier Kempf, investigador asociado en la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS, por sus siglas en francés). Este frente "es todavía frágil y sigue sometido localmente a los asaltos ucranianos pero más de tres semanas después de la retirada de Izium, aún aguanta, algo que no se podía dar por sentado".
Y, si bien los ucranianos prosiguen con sus asaltos, “tenemos la impresión de que están actuando sobre todo las fuerzas especiales, lo que explicaría que algunas posiciones conquistadas [en los últimos asaltos] apenas se mantengan y que esto no baste para desequilibrar el dispositivo ruso, que sin embargo es frágil”, consideró.
¿Estancamiento de las posiciones?
Más al sur, los ucranianos están maniobrando hacia Lyman, a 50 km al sureste de Izium, al norte de la región de Donetsk. Esta ciudad actúa como una barrera en el dispositivo ruso, entre el frente del saliente de Kramatorsk (al norte) y el río Oskil, por donde transitan la mayor parte de los suministros de las fuerzas rusas desplegadas en el este de Ucrania.
Kiev reivindicó el viernes la toma de Yatskivka, en la margen este del Oskil, a 30 km al noroeste de Lyman. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), un centro de reflexión radicado en Estados Unidos, “las fuerzas ucranianas combaten posiciones rusas en Karpivka, Nove y Novoserhiivka”, al norte y al este de la ciudad.
“Los ucranianos empujan al este y al norte de Lyman, en un movimiento envolvente, obligando a la fuerza aérea rusa a lanzar misiones desesperadas para defender ese reducto. Han perdido 4 o 5 aviones este fin de semana”, observó el analista Mike Martin, del departamento de estudios de la guerra del King’s College de Londres.
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Pero, a pesar de que Ucrania haya incrementado sus ofensivas en el Donbás, el ejército ruso y los paramilitares del grupo ruso Wagner se esfuerzan en avanzar posiciones rumbo a la ciudad industrial de Kramatorsk.
"De forma sorprendente, las fuerzas rusas siguen presionando para apoderarse de la ciudad de Bajmut", pese a los "avances limitados de las últimas semanas", apuntó Michael Kofman, del gabinete de reflexión Center for a New American Security.
Un esfuerzo táctico que, según Kofman, aunque pueda tener poco sentido militar, responde a un "objetivo político", pues el Kremlin espera anexionar oficialmente la cuenca del Donbás después de los referendos organizados en la zona, que empezaron el viernes y terminarán el martes.
Actualmente, ambos bandos intentan arrancarle territorios a su rival pero el otoño podría congelar las posiciones en el terreno, vaticinó una fuente militar europea.
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"Es muy probable que asistamos a una pausa en las operaciones en las próximas semanas, mientras se reorganizan los flujos logísticos y se vuelven a completar las distintas fuerzas", subrayó la fuente.
“Y más aún teniendo en cuenta que, dentro de unas semanas, la pequeña ‘raspútitsa’ [el fenómeno estacional por el que el suelo se embarra, lo que dificulta el paso de los vehículos militares] obligará a permanecer en las carreteras principales, lo que volverá más vulnerables a las fuerzas” militares.