Tras semanas de acalorados debates, los diputados franceses se disponen a votar este martes una nueva de ley sobre el clima, apoyada por el partido gobernante del presidente Emmanuel Macron, pero que los ecologistas consideran "insuficiente" frente a la emergencia climática.
Es casi seguro que el proyecto de ley será aprobado por la Cámara Baja del parlamento, donde Macron cuenta con una mayoría, pero ha sido muy criticado por los grupos ecologistas. Una vez aprobado, pasará a manos del Senado en junio.
El texto incluye la supresión de los vuelos nacionales a destinos a los que se pueda ir por ferrocarril en menos de dos horas y media, la creación de un "delito de ecocidio", la introducción de un bono por la compra de bicicletas eléctricas y la prohibición de alquilar viviendas mal aisladas desde el punto de vista térmico a partir de 2028.
El objetivo general es poner en marcha medidas que permitan a Francia cumplir su objetivo de reducir para 2030 sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% con respecto a los niveles de 1990
La ministra francesa de Medio Ambiente, Barbara Pompili, ha defendido el texto diciendo que tendrá un impacto "en la vida cotidiana de todos nuestros ciudadanos" y que es "una de las mayores leyes del mandato" de Macron.
Pero oenegés como Greenpeace y la Red de Acción por el Clima denuncian en cambio una "oportunidad perdida" y un "proyecto de ley para fingir que se actúa".
Además, es menos ambicioso que los nuevos objetivos de recortes del 55% acordados a nivel de la UE y se queda corto con respecto a un plan alemán que fue rechazado la semana pasada por el Tribunal Constitucional del país por considerarlo "insuficiente".
Antes del voto, una docena de activistas de Extinction Rebellion se encadenaron el martes a las puertas del Parlamento para denunciar el texto que consideran no es lo suficientemente ambicioso.
Es probable que el cambio climático y la protección del medio ambiente sean temas más importantes en las elecciones presidenciales del próximo año que en las de 2017, en las que Macron ganó sin apenas hacer campaña sobre el tema.
El principal partido de los Verdes en Francia obtuvo importantes victorias en ciudades importantes como Estrasburgo, Burdeos y Lyon en las elecciones locales del año pasado, reflejando una tendencia en toda Europa a favor de los grupos ecologistas.
La ley sobre el clima también ha sido una prueba de lo que Macron ha anunciado como una forma de gobierno más inclusiva por lo cual invitó a miembros de la ciudadanía a ayudar a redactarla.
Ciento cincuenta personas fueron elegidas al azar para formar una "Convención Ciudadana sobre el Clima", a la que se encomendó la tarea de recomendar medidas que permitieran al país cumplir sus objetivos de emisiones.
Pero tras ver la legislación presentada al parlamento, muchos miembros se sintieron defraudados y acusaron a Macron de incumplir el compromiso de adoptar sus ideas.
El gobierno replica que está tratando de encontrar un equilibrio entre la reducción de las emisiones y la protección de los trabajadores y la industria en un momento en que la economía ha sido golpeada por la pandemia del covid-19.
Aunque la Cámara Baja y el Senado la aprueben, es casi seguro que la nueva ley tendrá que actualizarse para que Francia pueda cumplir los objetivos de la Unión Europea en materia de reducción de emisiones.
El Parlamento Europeo y los Estados miembros de la UE acordaron a finales de abril un objetivo de reducción de al menos el 55% para 2030 con respecto a los niveles de 1990, en comparación con el objetivo del 40% establecido en la ley francesa.
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