Madrid. Símbolo para algunos de la libertad de expresión en España, el rapero Pablo Hasél fue detenido y encarcelado este martes para cumplir una pena de nueve meses de cárcel por unos tuits en los que atacó a la monarquía y las fuerzas de seguridad.
“¡No nos van a parar nunca, no nos van a doblegar!”, gritaba con el puño alto Hasél mientras la Policía lo escoltaba fuera de la Universidad de Lérida, en la región nororiental de Cataluña, donde se había atrincherado la víspera con decenas de jóvenes.
“Muerte al Estado fascista”, vociferó en el instante antes de que los agentes lo introdujeran en el vehículo policial, entre abucheos de activistas que protestaban en esta ciudad a 150 km de Barcelona.
De allí fue llevado directamente al centro penitenciario de esa localidad, donde ingresó de inmediato, señaló el intendente Jordi Dalmau, jefe de la Policía catalana en la zona.
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Condenado a nueve meses de cárcel por unos tuits publicados entre el 2014 y el 2016, Hasél tenía plazo hasta el viernes para entregarse voluntariamente y empezar a cumplir sentencia por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona y las fuerzas de seguridad.
En los mensajes, el rapero arremetía contra la monarquía y llamaba, por ejemplo, “mercenarios de mierda” a las fuerzas policiales y las acusaba de torturar y asesinar a manifestantes e inmigrantes.
En el 2014, el cantante ya había sido condenado a dos años de cárcel por enaltecimiento del terrorismo por unas canciones donde pedía la muerte de la familia real o ensalzaba a grupos extremos responsables de violentos atentados.
En esa ocasión, el encarcelamiento no se ejecutó porque el rapero no tenía antecedentes y la pena no superaba los dos años.
‘Una falsa democracia’
En una entrevista telefónica con AFP, Hasél había dicho el viernes que no se presentaría ante la Policía.
“Tendrán que venir ellos a secuestrarme y también servirá para que el Estado quede retratado como lo que es: una falsa democracia”, expresó, desafiante.
El lunes, ante los rumores de una detención inminente, se atrincheró en el edificio del rectorado de la universidad de su ciudad, Lérida, junto a decenas de jóvenes que querían dificultar su arresto.
“Me encarcelarán con la cabeza alta por no haber cedido a su terror”, publicó el rapero en uno de sus últimos tuits, pocas horas antes de su detención.
Me quedé aquí sin exiliarme para contribuir más a difundir el mensaje, a la movilización y sobre todo a la organización. Me encarcelarán con la cabeza alta por no haber cedido a su terror, por haber aportado mi grano de arena a lo que menciono. Todos podemos hacerlo.
— Pablo Hasel (@PabloHasel) February 15, 2021
Los agentes policiales llegaron sobre las 6:30 a. m. (hora local) y, pese a encontrarse algunas barricadas y contenedores para impedir su acceso, pudieron ir desalojar los activistas sin “incidentes graves”, comentó un vocero.
En Madrid y en Barcelona se celebraron manifestaciones de apoyo a Hasél, que se podrían repetir en la tarde del martes una vez realizada su detención.
Unos 200 artistas, entre ellos el director de cine Pedro Almodóvar, el actor Javier Bardem y el cantautor Joan Manuel Serrat, firmaron un manifiesto en su defensa.
Incomodidad del gobierno
El escándalo incomoda al gobierno de izquierdas del socialista Pedro Sánchez, cuya portavoz María Jesús Montero reconoció la semana anterior que no había “proporcionalidad” en la condena al rapero.
Su vicepresidenta, Carmen Calvo, evitó pronunciarse este martes sobre la decisión judicial, pero reiteró la voluntad del gobierno de revisar este tipo de delitos para que no sean sancionados con penas de cárcel.
“En el ámbito de la libertad de expresión debe haber una horquilla de comprensión y tolerancia propia de una democracia madura como la nuestra”, manifestó tras la reunión del Consejo de Ministros.
A la defensiva, el ejecutivo prometió “una revisión de los delitos relacionados con excesos en el ejercicio de la libertad de expresión”, con el objetivo de que se impongan penas “disuasorias” y no de cárcel.
Socio minoritario de la coalición gubernamental, el partido de izquierda radical Podemos denunció abiertamente la situación.
“Todos aquellos que presumen de esta ‘plena normalidad democrática’ y se consideran progresistas, deberían sentir vergüenza”, tuiteó la agrupación.
El mensaje evoca unas recientes declaraciones de su líder y vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, quien aseguró que “no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España”.
Sus comentarios, que generaron mucha polémica, se referían a la situación de los nueve dirigentes catalanes que cumplen entre 9 y 13 años de cárcel por el fallido intento de secesión del 2017.
El caso de Hasél recuerda al del rapero español Valtonyc, quien en el 2018 se marchó a Bélgica horas antes de entrar en prisión para cumplir una condena por injurias al rey, enaltecimiento del terrorismo y amenazas en sus canciones.
Desde ese país, Valtonyc aseguró sentir “vergüenza” y “rabia por ver un compañero tratado así por hacer lo que los artistas hacen, que es provocar”.
“Los artistas ahora van a sufrir el peor tipo de censura, que es la autocensura. Hay muchas canciones que no se van a escribir, obras de teatro que dejarán de ser escritas, todo por miedo”, indicó.
En Espagne, un rappeur a dû s'enfermer dans une université pour éviter d'aller en prison pour ses chansons anti-système, alors que dans la rue ce type de manifestations fascistes sont autorisés par la police et le gouvernement. https://t.co/YK4NkgwQ6y
— JOSEP VALTÒNYC (@valtonyc) February 15, 2021
Bélgica ha rechazado la extradición solicitada por España hasta el momento, alegando que sus acciones no constituyen delito bajo la ley belga. El caso está pendiente de un proceso de apelación.