Madrid. España advirtió este miércoles que no cambiará su posición respecto al Sáhara Occidental, una excolonia española disputada por Marruecos y el independentista Frente Polisario, en el fondo del conflicto diplomático entre Madrid y Rabat, agravado por la crisis migratoria en Ceuta.
“España se ha mantenido anclada firmemente en una solución política, una solución política que debe encontrarse en las Naciones Unidas”, indicó en una entrevista con la radio RNE la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya.
“Esa es la postura española (...). Esa posición no puede cambiar para España porque España es un país respetuoso con la legalidad internacional”, añadió la ministra.
Disputado desde hace décadas por Marruecos y el Frente Polisario, el Sáhara Occidental es un terreno desértico al norte de Mauritania controlado casi mayoritariamente por Rabat y considerado como un "territorio no autónomo" por la ONU en ausencia de un acuerdo definitivo.
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El Polisario, arropado por Argelia, reclama un referendo de autodeterminación previsto por la ONU, pero aplazado constantemente desde la firma en 1991 de un alto al fuego tras 16 años de guerra, mientras que Marruecos propone un plan de autonomía bajo su soberanía.
En diciembre, todavía bajo la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos reconoció la soberanía de Marruecos sobre la región a cambio de que Rabat accediera a tener relaciones diplomáticas con Israel, una iniciativa que González Laya no quiso entrar a juzgar.
La espinosa cuestión del Sáhara Occidental envenenó las relaciones entre Madrid y Rabat al conocerse que el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, fue hospitalizado en abril en España para tratarse de la covid-19.
Con este conflicto de fondo, unos 8.000 migrantes regulares cruzaron desde el lunes de Marruecos al enclave norteafricano de Ceuta, de soberanía española, provocando una crisis migratoria que las autoridades europeas interpretan como una maniobra de intimidación de Rabat.
En su entrevista radiofónica, González Laya insistió en que acoger a Ghali fue un gesto "humanitario" y no una "agresión" contra Marruecos.
En una publicación en su página de Facebook, el ministro de Derechos Humanos marroquí rompió el silencio de su gobierno en esta crisis y acusó a España de haber "privilegiado su relación con el Polisario y Argelia que su relación con Marruecos".
“España debe saber que el precio por desconsiderar a Marruecos se paga caro”, escribió el ministro Mustafá Ramid.