Santiago. Más de tres millones de chilenos, 20% del electorado, votó este sábado en la primera jornada de una elección considerada la más importante en democracia, en la que se elegirán las 155 personas que redactarán una nueva Constitución para enterrar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
“El proceso electoral se ha desarrollado exitosamente”, afirmó el presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral (Servel), Andrés Tagle, en una conferencia de prensa tras el cierre de este primer día de votación que continuará el domingo desde las 8 a.m. hasta las 6 p.m.
El servicio electoral reportó que participaron más de tres millones de personas este sábado, que corresponde al 20,44% de los 14,9 millones de electores que están convocados a votar de manera voluntaria para elegir las 155 personas que redactarán la nueva Constitución, alcaldes, concejales, y por primera vez gobernadores regionales.
Desde la tarde se registró una gran movilización de votantes en las principales ciudades del país, que expresaban su expectativas ante el proceso que se abre para salir de un largo periodo de convulsión social en una sociedad desigual y fracturada.
LEA MÁS: Chilenos acuden a las urnas para elegir a los redactores de su nueva Constitución
“Espero que tengamos una Constitución que recoja el alma de nuestro país”, manifestó el presidente conservador, Sebastián Piñera, tras votar en Santiago.
Las autoridades decidieron una elección de 48 horas por la pandemia, que obligó aplazar la cita prevista inicialmente para el 11 de abril. Durante la noche, las urnas serán resguardadas en los locales electorales y custodiadas por la Policía y las Fuerzas Armadas.
Temor y esperanza
Con esta elección, Chile comienza un inédito proceso constituyente que genera esperanza y también temor entre la población.
“Va a permitir a Chile de alguna manera reconciliarnos y dejar el pasado atrás. Ha costado tanto hacerlo y hay muchas heridas todavía no cerradas”, dice Lilian Lavanchez, de 65 años, una asistente social que tenía 17 años cuando ocurrió el golpe militar de Augusto Pinochet.
Pero a Valentina González, de 45 años, le “da mucho miedo que se cambie por una Constitución izquierdista y tirada para el marxismo”.
“Es algo muy serio de lo que va a depender el país. Me tiene bastante preocupada y ojalá que lo que se redacte cambie lo menos posible la Constitución actual, que creo que nos ha llevado a ser el país con mejor economía de Latinoamérica y bastante desarrollo en los últimos 30 años”, afirma.
La nueva Constitución debe estar terminada en un plazo de nueve meses, prorrogable una sola vez por otros tres meses, y en el 2022 deberá ser aprobada o rechazada en un referendo con voto obligatorio.
‘Segunda transición’
Esta elección es el resultado del plebiscito del 25 de octubre de 2020, cuando casi el 80% de los electores aprobó cambiar la Constitución heredada de la dictadura a través de una Convención Constitucional integrada sólo por miembros electos por voto popular.
La votación busca canalizar la rabia y frustración de una sociedad que ve en la antigua Carta Magna la base que beneficia a una élite económica y política con un Estado débil en educación, salud y vivienda.
“Chile se juega la posibilidad de hacer la segunda transición (política), que ha demorado tres décadas, por una tendencia muy fuerte al statu quo del sistema de partidos”, dice a la AFP Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago.
Este proceso con 1.373 candidatos marcará, además, la primera vez en el mundo en que una Constitución se escriba por constituyentes elegidos de forma paritaria y también hará historia al reservar 17 escaños para los 10 pueblos originarios.
Pese a los estragos causados por la pandemia, que deja más de 1,2 millones de casos y casi 30.000 muertos en el país, Chile ya vacunó a 49,3% de la población objetivo y llega a esta elección en un contexto de optimismo por el auge en el precio del cobre, su principal producto de exportación.
LEA MÁS: Chile, de la protesta social a la histórica elección de constituyentes
El país, que cuenta con la mayor renta per cápita de América Latina y es el tercero con más multimillonarios en esa región, “se juega una oportunidad para institucionalizar las demandas que surgen del estallido (social) como las que aparecen con fuerza a propósito de los costos de la crisis sanitaria”, agrega Mella.
Difíciles pronósticos
Sin encuesta y con restricciones para las campañas electorales por la pandemia, “existen bastante interrogantes sobre el resultado (...) No sabemos a ciencia cierta cuánta gente votará”, dice Claudio Fuentes, académico de la escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales.
Para Gonzalo Müller, profesor de la facultad de gobierno de la Universidad de Desarrollo, “el voto moderado será mayoritario” frente a las opciones más radicales.
“Las coaliciones que ofrecen gobernabilidad van a capturar gran parte de la votación”, beneficiando con un “segundo aire” a la centroizquierda y a la coalición del gobierno.