París. La huelga que dejó sin combustible a casi un tercio de gasolineras sufrió este jueves dos reveses en Francia, donde el gobierno lanzó la requisa del personal en otro depósito de carburante y una refinería puso fin a su paro.
Desde fines de setiembre, los trabajadores de seis de las siete refinerías de Francia mantenían una huelga para reclamar un alza salarial, de la que se descolgó este jueves la de Esso-ExxonMobil en Fos-sur-Mer (sur), indicó a AFP el sindicato Confederación General del Trabajo (CGT).
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En un contexto de mayor presión del gobierno, que ya obligó a los empleados de dos depósitos a volver a trabajar sin pena de sanciones, los de Fos-sur-Mer votaron a media jornada para “poner fin al movimiento”, según el delegado sindical Christophe Aubert.
Aunque en un primer momento el Gobierno del liberal Emmanuel Macron, abogó por llamar al diálogo, las largas filas de espera ante las gasolineras de unos automovilistas desesperados y las críticas de la oposición le obligaron finalmente a intervenir.
“Me parece vergonzoso que seamos nosotros los que suframos, porque (...) si no cumplo mis contratos, no me pagan, entonces...”, dijo en una gasolinera de París Élisabeth Mailhes, madre de tres hijos y autónoma en el sector de la limpieza.
Para paliar la falta de combustible, el gobierno requisó así el personal de dos depósitos, el último de ellos el de TotalEnergies en Mardyck (norte) este jueves, al tiempo que aumentó la presión sobre esta empresa francesa para que negociara.
“Siempre se tiende a pasar la patata caliente al gobierno. [Pero] no podemos remplazar a todo el mundo”, aseguró Macron el miércoles por la noche en una entrevista en la cadena France 2, llamando a la “responsabilidad” a TotalEnergies y a la CGT.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, llamó este jueves a la empresa a “aumentar sus sueldos”, ya que el grupo logró más de $10.000 millones (¢₡6,140 millones) de beneficios en el primer semestre del 2022, en parte por el alza de los precios de la energía.
‘Negociación salarial colectiva´
A primera hora de la tarde, el gigante francés de los hidrocarburos anunció que invitó a los sindicatos a una “negociación salarial colectiva”, la primera desde el inicio de la huelga.
La dirección del grupo, reacia hasta ahora a tal discusión, la justificó en la “actitud responsable de los equipos afectados por la requisa decidida por el gobierno, para restablecer el flujo de combustible” de su depósito en el norte.
En la mañana, TotalEnergies anunció además a los medios una prima “excepcional” de un mes de sueldo para sus empleados en todo el mundo, que se sumaría a un alza de salarios del 6% en Francia en 2023, pero la CGT criticó unas medidas no negociadas.
Las centrales sindicales CGT y FO reclaman un aumento del 10% en 2022 --7% por la inflación y 3% por el reparto de ganancias--, pero la dirección de esa empresa está abierta en principio a negociar solo el salario de 2023.
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En el caso de Esso-ExxonMobil, su dirección ya pactó un aumento salarial del 6,5% en 2023 y varias primas con una mayoría sindical, pero que la CGT y Fuerza Obrera (FO) consideran insuficientes. La primera recurrió además la requisa de un depósito el miércoles.
Obligar a los huelguistas a trabajar es una medida excepcional. El principal precedente remonta al 2010, cuando el Gobierno del conservador Nicolas Sarkozy requisó trabajadores de refinerías en huelga contra una reforma de las pensiones.
La CGT consideró esta medida como un punto de inflexión y busca extender el paro con una huelga interprofesional el martes, en apoyo a un aumento salarial.
La iniciativa podría aumentar la tensión social en Francia, donde, en un contexto de inflación y llamados a ahorrar energía por la guerra en Ucrania, el gobierno prepara el terreno para aprobar una controvertida reforma de las pensiones.
El primer intento de Macron de retrasar la jubilación de 62 a 65 años generó protestas masivas en el 2019 y 2020. Esta medida estará en el punto de mira en la marcha que la oposición de izquierda organizó el domingo “contra la vida cara”.