Londres. Los ministros de Sanidad de las grandes potencias del G7 se reunieron este jueves en Oxford para debatir sobre el reparto de vacunas de la covid-19 con los países pobres y cómo identificar mejor los riesgos sanitarios ligados a los animales.
Una semana antes de la cumbre de líderes del G7 en el suroeste de Inglaterra, los ministros de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido se encontraron en persona durante dos días.
En un momento en que las vacunas contra el coronavirus llegan con cuentagotas a los países menos desarrollados, no cesan los llamados para que las naciones ricas hagan más por facilitar la vacunación global.
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“Trabajaremos para intentar alcanzar el objetivo de que la vacuna esté disponible en todo el mundo”, prometió a su llegada al encuentro el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, recordando que “esta es una pandemia mundial y nadie está a salvo hasta que todo el mundo lo esté”.
Los ministros analizarán un informe elaborado por la diplomacia británica sobre los avances que el G7 ha realizado desde el 2015 para mejorar el acceso a la inmunización en todo el mundo y ayudar a contener las enfermedades infecciosas.
Los países del G7 ya se han comprometido a aumentar su apoyo al programa internacional Covax.
Sin embargo, UNICEF advirtió el mes pasado que este se encontrará con 190 millones de dosis menos de las que había previsto distribuir, y pidió al G7 y a la Unión Europea que hicieran un esfuerzo mayor.
Francia se convirtió en abril en el primer país en donar dosis de su suministro nacional a Covax, con un compromiso inicial de 500.000 dosis.
Según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el presidente Joe Biden anunciará en los próximos días planes para exportar 80 millones de vacunas a otros países “sin ningún tipo de compromiso político”.
Transmisión de animales a humanos
Por su parte, el Reino Unido —que ha encargado más de 400 millones de dosis de varias vacunas contra covid-19—prometió la mayor parte de sus dosis sobrantes a Covax.
Sin embargo, Hancock afirmó este jueves que el país, que aceleró su campaña de vacunación ante el auge de la variante Delta del coronavirus, todavía no está preparado para donar vacunas extras.
“No tenemos ningún superávit”, aseguró, señalando que más de 500 millones de dosis de la vacuna Oxford y AstraZeneca ya fueron suministradas en todo el mundo, la mayoría en países pobres.
En este contexto, los llamados a acelerar este reparto se multiplican: esta semana los directores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) instaron al G7 a acordar una “estrategia coordinada reforzada” en materia de vacunas.
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En una reunión de ministros de Finanzas del G7 este viernes en Londres, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, debe presentar un plan de bajo coste para acabar con la pandemia mediante la ampliación de la vacunación.
Dicho plan requiere un esfuerzo financiero limitado: $50.000 millones, muy lejos de los 1,9 billones del último paquete de estímulo estadounidense.
Durante los dos días de reuniones en Oxford, los representantes de las siete grandes economías occidentales deben comprometerse además a “combatir futuras amenazas para la salud colaborando en la identificación de señales de alerta temprana procedentes de animales y medio ambiente”, según el Ministerio de Sanidad británico.
Y adoptar un “nuevo enfoque” para “prevenir la propagación de enfermedades”, ya que tres de cada cinco infecciones se transmiten de los animales a los humanos, subrayó en un comunicado.
“Habrá más enfermedades que crucen esa frontera de los animales a los humanos”, advirtió Hancock.
“Debemos estar mejor preparados en el mundo en el futuro y eso es algo que está muy presente en los debates”, aseguró.