La justicia sueca condenó este jueves a un exresponsable de una prisión iraní por su papel en las ejecuciones masivas de miles de opositores por parte del régimen de Teherán en 1988, en un fallo inédito en el mundo.
Hamid Nury, de 61 años y que ocupaba en la época funciones de asistente del fiscal en una cárcel cerca de Teherán, fue hallado culpable de "crímenes agravados contra el derecho internacional" y "asesinatos", según el fallo del tribunal de Estocolmo.
"El acusado, en su papel de asistente del fiscal en la cárcel de Gohardast en Karaj, cerca de Teherán, de manera conjunta y en colusión con otros estuvo implicado en las ejecuciones, que tuvieron lugar tras una fatua del guía supremo de Irán", el ayatolá Jomeini, según la sentencia.
La diplomacia iraní, que había criticado en varias ocasiones el proceso, reclamando que Nury fuese puesto en libertad, denunció rápidamente un veredicto "político", basado en "acusaciones infundadas y fabricadas contra Irán".
Aunque el acusado ocupaba una función de subalterno, es la primera vez que un responsable iraní es juzgado y condenado por esta sangrienta purga que tuvo como blanco principal a miembros del movimiento armado de oposición de los Muyahidines del Pueblo (MEK).
Los jueces retomaron la pena pedida por la fiscal. En Suecia la prisión perpetua corresponde en general a una pena de quince años de cárcel efectivos.
Iniciado en agosto de 2021, el juicio tensó las relaciones entre Suecia e Irán y provoca preocupación por posibles represalias contra los prisioneros occidentales en manos del régimen islámico, entre ellos dos ciudadanos sueco-iraníes condenados a la pena de muerte.
Agrupaciones de defensa de los derechos humanos estiman que al menos 5.000 prisioneros fueron ejecutados en 1998 en esta purga.
Según el MEK, el balance de víctimas fue de 30.000 personas.
La purga fue ordenada tras atentados cometidos por el grupo armado, entonces aliado del régimen iraquí de Sadam Huséin al final de la guerra entre esos países vecinos.
A lo largo de las audiencias que duraron nueve meses, Hamid Nury, a menudo sonriente y con gestos teatrales, rechazó los testimonios de exdetenidos que lo acusaron de haber participado en una serie de acusaciones.
Nury denunció un complot montado por el MEK destinado, según él, a desacreditar al régimen de Teherán.
"El fallo será objeto de una apelación", anunció a la AFP uno de sus dos abogados, Thomas Söderqvist.
El proceso dio lugar a una movilización diaria de opositores iraníes cercanos a lo Muyahidines del Pueblo que se acercaron a manifestar frente al tribunal de Estocolmo.
Reunidas nuevamente este jueves, unas 300 personas recibieron el veredicto con gritos de alegría y agitando banderas, constató una periodista de la AFP.
Las partes civiles esperan que el juicio abra la vía a otros procesos contra altos responsables iraníes.
"Esto no es más que el comienzo de la historia", declaró a la AFP Reza Fallahi, uno de los 46 testigos del juicio.
"Esto no es solo contra Hamid Nury, es una decisión contra el régimen iraní en conjunto", reaccionó el abogado de las partes civiles Kenneth Lewis, en las escaleras del tribunal.
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