La inflación de 12 meses a noviembre en Estados Unidos se ubicó en un máximo en 39 años, impulsada, principalmente, por los precios de la energía, un problema para el presidente Joe Biden que lucha por la aprobación de un millonario paquete de ayudas sociales y ambientales.
El incremento de precios alcanzó 6,8% en noviembre pasado comparado con igual mes del 2020, luego de marcar 6,3% en octubre, según el índice de precios al consumo (CPI) publicado este viernes 10 de diciembre por el Departamento de Trabajo.
Se trata del mayor nivel de inflación desde 1982. Y los estadounidenses siguen pagando todo más caro, desde los alimentos hasta la ropa, pasando por los autos, la gasolina, los productos electrónicos o los pasajes de avión.
El mandatario había anunciado el mes pasado que su "prioridad principal" sería invertir la tendencia inflacionaria.
Biden buscó tranquilizar este viernes.
La evolución en las semanas que siguieron a la encuesta para recolectar datos sobre la inflación del mes pasado muestra que el aumento de precios y de los costos cede, dijo el mandatario en un comunicado.
“Las cifras confirman lo que cada familia estadounidense ya sabe: la inflación está fuera de control bajo el mando de los demócratas”, reaccionó por su parte el líder republicano del Senado Mitch McConnell, en otro comunicado.
Como el mes pasado, la fuerte demanda de los consumidores chocó con los problemas de suministro ligados a la pandemia, y los precios de la energía fueron los que más aumentaron en un año (+33,3%).
Si se excluyen rubros más volátiles como energía y alimentación, la inflación subyacente también es importante: 4,9%. Los precios de los autos nuevos subieron 11,1% y los de los usados 31,4% el mes pasado.
En relación al mes anterior, el incremento de precios de todos modos cedió ligeramente. El aumento fue de 0,8% en noviembre sobre octubre, contra 0,9% en octubre sobre setiembre. De todos modos, el dato supera lo esperado por el mercado (+0,6%).
La encuesta que da origen a estas cifras se realizó antes de la detección de la variante ómicron del coronavirus, un nuevo factor de incertidumbre para la economía estadounidense y mundial.
Algunos economistas anticipan un aumento de los problemas de logística ligados a nuevos focos de contaminación en el mundo, que podrían contribuir a aumentar la inflación.
Luego de sostener que el aumento de precios era “temporal” y en buena medida debido a la reactivación tras la caída por la pandemia en el 2020, el gobierno Biden y la Reserva Federal terminaron admitiendo que la inflación será más duradera de lo previsto.
Para la oposición republicana, la política de la Casa Blanca de inyectar miles de millones de dólares en la economía contribuyó a la subida de precios, algo que el gobierno rechaza.
“Las dificultades por el alza de precios muestran que es importante que el Congreso adopte sin demora mi plan ‘Build Back Better’ (Reconstruir mejor), que reducirá los costos de salud, medicamentos con receta, y cuidado de niños para las familias”, enfatizó este viernes el presidente.
El gobierno argumenta que los $1.750 billones de esta iniciativa se repartirán en una década y no serán inyectados de golpe en la economía como fue el caso de los planes de emergencia adoptados durante la pandemia.
Este informe sobre precios se conoce días antes de la reunión de política monetaria de la Reserva Federal (Fed), que probablemente aumentará el ritmo de los recortes de compras de activos en el mercado para allanar el camino a una posterior alza de tasas de interés, en un esfuerzo por contener la inflación. El banco central estadounidense espera que la inflación ceda en el segundo semestre de 2022.