Intel anunció, el martes 23 de marzo, la construcción de dos fábricas de semiconductores en Estados Unidos, en un contexto en que la escasez de estos componentes electrónicos esenciales afecta a los fabricantes de automóviles y otras industrias.
El nuevo jefe del gigante tecnológico estadounidense, Pat Gelsinger, anunció en un comunicado inversiones por $20.000 millones para nuevas fábricas en Arizona, como un aspecto clave de su estrategia de producción en Estados Unidos y Europa.
“Intel es la única empresa con tanta experiencia en software, chips, empaques y procesos industriales (...) en la que los clientes pueden confiar para sus innovaciones”, dijo Gelsinger.
Al frente desde febrero, el exjefe del grupo informático VMware también reveló la formación de una nueva división en Estados Unidos y Europa, denominada "Intel Foundry Services", una rama de servicios para fundiciones, fábricas especializada en materiales semiconductores.
El plan es tanto fortalecer las propias capacidades de producción como aumentar el uso de subcontratistas que fabrican los componentes necesarios para las tecnologías informáticas de Intel, especialmente para servidores en centros de datos.
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El objetivo es "ganar en flexibilidad y tamaño para optimizar la trayectoria de Intel en términos de costo, rendimiento, plazos de entrega y suministro", detalla el comunicado de prensa.
La inversión de $20.000 millones es “audaz”, comentó el analista Patrick Moorhead. “No creo que Intel se detenga ahí en términos de inversiones, especialmente dadas las necesidades de los gobiernos de Estados Unidos y Europa, que exigen una fabricación más avanzada en el lugar”, agregó.
Como señal de la magnitud del problema, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó un decreto a fines de febrero para examinar las cadenas de suministro de bienes considerados “esenciales”, incluidos los semiconductores.